Capítulo 5. ¿Qué?

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~Pensamientos de GD (tercera persona)~

Le parecía extraño, primero aquel sonido entre llanto y palabras. Luego las palabras que soltó Tabi cuando lo encontró junto a la chimenea. No tenía nada en claro. Luego aquellas voces, no las entendía pero sabía que eran voces, a veces parecían melancólicas y alegres, otras desgarradoramente tristes. Estas últimas le hacían llorar sin motivo alguno, porque no sabía que era lo que decían. Eso le frustraba mucho.

Luego dejó de oírlas, a cambio de las voces, en aquel mundo creado para él solo apareció su madre. Con sus normas sobre la moralidad y la importancia de tener nietos. Aquello ya no le gusto. Entre las voces y su madre en medio de todo, ya no estaba muy seguro de donde se encontraba, si en el cielo, o en el infierno.

¿Lo habían mandado al cielo, por todo aquello que tubo que soportar, por ser alguien fuerte, alguien recto, que puso la otra mejilla cuando le golpeaban? ¿O por el contrario por sus pensamientos impuros y sus errores le habían mandado al infierno? No sabía que pensar, se encontraba en un dilema, que hacer, aquel ya no era su lugar, claro que estaba a gusto. Pero sabía que aquel no era su lugar. Entendía perfectamente todas las indirectas que le mandaba su "novio".

Pero no podía hacer nada, no sabía como llegar aquel lugar donde se supone que pertenecía, donde debería estar. Por último, aquello era extraño, sentía como si manos tocasen su cuerpo, como si alguien le acariciara la cara. Pero aquello era imposible, todas esas veces que lo sintió estaba solo. No tenía a nadie con él, eran momentos para estar consigo mismo. Momentos que vivo jamás podía permitirse. Pero incluso en aquel momento las sentía, aquella vez eran las piernas, como si las movieran. Y los brazos también.

Aunque las que más le afectaran eran las caricias que sentía, nunca en sitios indecorosos, todas eran en la cara o pecho. Incluso más de una vez había sentido el aliento de alguien junto al suyo, pero jamás vio algo más que prado, o playa, nada había en aquel lugar aparte de él. Y era entonces cuando echaba de menos a su grupo, a los vivos, a los inútiles que tenía por compañeros de grupo. Ni siquiera sabían como hablar en público sin tartamudear. Nunca supieron defenderse, ¿cómo les estaría yendo?

Todavía se preguntaba como eran capaces de ponerse delante de todas aquellas jovencitas y cantar. Y acto seguido cuando les pedían autógrafos o fotos con ellos, se ponían nerviosos. Nunca lo entendería. Pero los echaba de menos. A lo mejor tan solo a lo mejor fue una estupidez el suicidarse. Pero no tenía marcha atrás aquella era una decisión sin retorno. Solo esperaba que no les pasara nada malo.

~Narrativa normal (tercera persona)~

Pareciera que ese jovencito siempre se las apañaba para encontrarlos. No se lo podía creer, ¿qué hacía ahí? Dong lo miraba de arriba abajo, hacía tres días que estaban clausurados ahí. Y aquel niñato iba todos los días. Y lo peor es que no sabían como los había encontrado. Y aquello era peligroso. Si él podía encontrarlos tan fácilmente, los periodistas también, porque podían seguirle. Pero JinKi no lo entendía. No entendía que los ponía en peligro a todos. Se suponía que estaban en Japón. Y que JiYong había sido llevado a la unidad de cuidados intensivos sin posibilidades de visitas.

El lunes en el que ellos se enteraron de la verdad, justo a las 10 de la mañana estalló la bomba. Los reporteros habían ido a ver el cuerpo de Kwon, y todo se retransmitiría en directo. Pero cual fue su sorpresa cuando entraron aquella habitación y la encontraron vacía. Su madre, la señora Kwon había montado un escándalo gritando por todo el hospital. Mientras las cámaras de televisión grababan. El director del hospital tubo que ir a atender aquella señora histérica de la planta de internos. No la soportaban, en realidad el no sabía nada de lo que había pasado. Pero algo tenía claro, aquello era un hospital donde muchas personas famosas acudían, y era considerado el mejor no solo por tener los mejores médicos; si no también por preservar la intimidad de los pacientes. Y que estuvieran las cámaras en aquel lugar no le agradaba demasiado. En realidad los quería a todos fuera. Incluida a la histérica madre de Kwon.

Ya no másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora