Estaba ya caminando por la vereda de la cuadra. Ya me faltaba poco menos de una cuadra para llegar a mi casa, ya que mi toque de queda es hasta las nueve de la noche. Irme hasta casa de Kim hoy a la tarde me tomó unos quince minutos a pie, así que tuve que retirarme de su casa a las nueve menos cuarto (o sea, quince minutos antes de mi toque de queda) para llegar a tiempo a casa, o sino mis padres comenzarán a hacer un escándalo por llegar una hora, media hora, quince o unos minutos tarde.
Me acuerdo de una vez, hace unos tres o cuatro años atrás, cuando iba a teatro (en realidad no hacía teatro, sino que estaba inscripta en el diseño de la escenografía, debido a mi "talento" para dibujar), tuve que llevar un fondo de un bosque lleno de florecitas, arbolitos y todas esas boberías bastante cursis, que me había costado tres meses enteros hacerla bien bonita, y tenía que llevársela a mi profesora, y el único horario en que la podía encontrar era a la tarde-noche, o sea, entre las siete y diez de la noche.
Bueno, la cuestión es que fui a llevarle el fondo a su casa, y salí de la mía tipo ocho y media. Perfecto. Quince minutos para caminar hasta lo de mi profesora, y los otros quince minutos sobrantes para volver a casa. Todo bien, excepto por un detalle... pude llevarle el maldito fondo a mi profesora, y había llegado a su casa tipo nueve menos cuarto, así llegaría a tiempo para cumplir mi toque de queda (que era a las nueve, como ahora).
El tema fue éste: mi profesora me hizo pasar a su casa, me mostró la idea de otro fondo para otra obra que ella estaba imaginándose, y me dio una tela (muy) enorme blanca, pinturas, pinceles, etc. Y todo eso le tomó cinco minutos. En ese momento también era muda, así que yo sólo asentía a todas sus ideas, y cuando terminó, la saludé amablemente y salí corriendo lo más rápido que llegué a correr en toda mi vida hasta mi casa para llegar a tiempo.
Cuado llegué (jadeando como un perro y sudando peor que un cerdo), había llegado un minuto tarde. Bueno, llegué justo, pensé. No creo que mis padres se hagan problema por llegar UN MINUTO tarde, ¿no?. . .
Pues estaba equivocada, ya que ni bien abrí la puerta, comenzaron a torturarme con novecientas preguntas cada uno sobre por qué llegué tarde, y más de la mitad de las preguntas consistía en saber si yo estaba detrás de algún novio o algo por el estilo.
... en fin, luego de caminar unos largos e interminables quince minutos, por fin llegué a casa. Abrí la puerta y la cerré detrás de mí. Lo primero que me encontré cuando fijé mi vista en el lugar fue a mamá cocinando, dándome la espalda. No podía encontrar a papá, así que sospeché que puede estar bañándose.
Corrí hasta el sofá de tres personas y me desplomé, cansada de haber caminado tanto. Cubrí mi vista con mi brazo derecho, y suspiré profundamente, sacando todo el aire que tenía dentro.
—¿Ya llegaste? —preguntó mamá—. ¿Tan temprano?
Sólo le enseñé el pulgar. Ella ya me entiende.
Siento un peso al lado de mis piernas. Sacó mi brazo y vi que mamá estaba sentada en el sofá, con un vaso de agua en sus manos, el cual lo deja en la mesita segundos después. Me incorporé en mi lugar, me senté y abracé mis piernas flexionadas.
—¿La pasaste bien en la casa de tu amiga? —me preguntó, acariciándome el hombro—.
Asentí, sonriente.
—¿No estaban solas? —preguntó, ahora algo preocupada—.
Reí en silencio, y negué con la cabeza.
—¿Quién estaba con ustedes?
La miré como diciendo "Te pasas de sobreprotectora".
—No me mires así, tengo derecho a saber con quién estaban a cargo allí —dijo, alzando sus manos simulando inocencia, pero sonreía—.

ESTÁS LEYENDO
Muda.
Teen FictionAudrey Simmons, hija de Julianna y Steven, es una chica de quince años no muy común entre todas las adolescentes de su edad: se viste de color negro, al igual que su madre, y es amante de la música, al igual que su padre. Es muda, pero no muda de na...