Me despierto con el irritante pitido de mi despertador. Estiro mi mano y la dejo caer en el inmundo aparato, silenciando la alarma. Dejo mi antebrazo colgando por fuera de mi cama, dispuesta a seguir durmiendo, pero entonces mamá o papá irrumpirían en mi habitación a intentar despertarme, así que no me queda otra que deslizar mis piernas por la litera de mi cama y quedarme de pie en el suelo. Estoy medio dormida todavía, por eso me quedo quieta un poco más de lo debido.
Hoy es lunes. Hoy iré al bachiller adonde mis padres iban a la secundaria. Precioso. . .
Salgo de mi cuarto y me dirijo hasta el baño, arrastrando los pies. El interior del baño tiene pinta de reciente uso hace menos de cinco minutos; de seguro mis padres ya se han despertado y lo han usado. Pues ni modo, me dirijo al lavabo, miro mi reflejo en el espejo y casi pego un grito de espanto al verme en el vidrio; tengo ojeras que me llegan hasta las mejillas, mi cabello hecho un desastre, mi piel blanca como un papel... abro el grifo, junto mis palmas y dejo llenar en ellas un poco de agua fría para luego arrojármela al rostro, así me despierto de una vez por todas.
Luego de higienizarme, inyectarme insulina y ponerme un poco de máscara para tapar mis ojeras, vuelvo hasta mi cuarto y me cambio mi pijama por la ropa que decidí usar hoy: un suéter negro con una frase de letras negras rodeadas por un borde blanco, un short blanco y zapatillas negras. Decido alisar mi cabello con mi planchita, delinearme los ojos con negro y pintarme los labios de color bordó. No suelo usar maquillaje, pero esta es una ocasión especial; voy a empezar una nueva secundaria y, por lo menos, quiero causar una primera buena impresión.
Agarro un bolsito que estaba colgando en un gancho pegado en mi armario, subo las mangas de mi suéter hasta la mitad de mis brazos y salgo de mi cuarto, cerrando la puerta tras de mí para luego ir trotando escaleras abajo. Voy hasta la cocina y lo primero que me encuentro es a mi madre haciendo el desayuno, y a mi padre ordenando algunas hojas. Nadie se percata de mi existencia, así que me dirijo hasta el refrigerador y saco una manzana; ahora mismo no tengo tanta hambre, pero me imagino que en el bachiller hay Cafetería, ¿no?
Cierro la puerta del refrigerador, me doy la vuelta justo en el momento en que llevo mi manzana a mi boca y le doy un mordisco al verlos a mis padres con sus miradas fijas en mí. Me sonrojo al rato.
—Nueva imagen, ¿eh? —decía mamá, alzando una ceja y medio sonriendo. Ladeo mi cabeza—. Te ves preciosa —sonrío tímidamente y corro hasta el sofá, donde se encuentra mi mochila—.
—¿Estás nerviosa? —sobresalto en mi lugar al escuchar la voz de mi papá detrás de mí. Asiento—. No te preocupes, estaré allá para ayudarte —volteo rápidamente mi cabeza y lo miro con los ojos bien abiertos, a lo que él me sonríe—. ¿Acaso no sabías que yo doy clases de música en el bachiller a donde tú irás?
Tardo unos segundos en asentir con la cabeza; he olvidado por completo ese detalle, y eso me tranquiliza y me pone nerviosa a la vez. Me tranquiliza porque tendré a mi padre muy cerca brindándome su apoyo, y nerviosa porque... bueno, soy la hija del profesor de música. Eso es algo que no se ve todos los días, ¿no?
—Steven, la estás asustando más —decía mamá en broma, acercándose hasta a mí y abrazándome por detrás. Papá rueda los ojos y se ríe—. No te preocupes, querida, papá tratará de no avergonzarte, ¿no es así? —apoya su mentón en mi hombro—.
—No te prometo nada, Audrey. Mira que los padres somos expertos en avergonzar a sus hijas —me río silenciosamente. Suspiramos a la par—.
—Bueno —mamá se separa de mí y se pone enfrente de mí, tomándome por los hombros—. Suerte en tu primer día, ¿sí? —asiento y ella suspira—. Todavía recuerdo mi primer día de clases en ese inmundo bachiller... —pongo mis ojos en blanco y mis padres se ríen—. Ok, está bien, no te torturaré de nuevo con eso, ¿sí? —asiento. Mamá me planta un beso en la frente—. Pásala bien.
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Muda.
Teen FictionAudrey Simmons, hija de Julianna y Steven, es una chica de quince años no muy común entre todas las adolescentes de su edad: se viste de color negro, al igual que su madre, y es amante de la música, al igual que su padre. Es muda, pero no muda de na...