Un olor horrible a desinfectante entrando por mis fosas nasales me despiertan, pero siento mis párpados tan pesados, como si de plomo se tratasen, que ni ganas tenía de abrirlos. Siento como si me hubiese pasado encima, no un tren, ni dos, ni tres, sino cuarenta trenes a la vez, y como si un boxeador me hubiese abofeteado pero bien fuerte. Mi cuerpo está totalmente inmóvil. Mis brazos también se encuentran inmóviles a cada lado de mi cuerpo, sintiendo una especie de picazón en ellos, como si unos cables estuviesen introducidos en ellos, largando un líquido tibio dentro de mi piel, mezclándose en mi sangre. A mi izquierda, escucho una especie de "piiiiip" que sonaba ante cada latido que mi corazón hacía.
Acaso... ¿estoy en una habitación de Hospital?
Y si estoy en un Hospital... ¿qué rayos me encuentro haciendo aquí? ¿Qué me pasó, o qué he hecho para acabar aquí mismo?
Y... ¿desde cuándo que estoy aquí? No sé en qué día, ni en qué mes, ni en qué año me encuentro. ¡Ni siquiera sé en qué ciudad o país me encuentro!
Peor... ni siquiera sé en qué ciudad vivo.
Y mucho menos en qué país vivo.
No recuerdo nada.
Escucho una puerta abrirse a lo lejos, pero no pude ver quién era la persona que entraba a mi supuesta habitación de Hospital, ya que todavía no he abierto mis ojos, debido a que mis párpados me pesaban. No tenía ganas de nada en estos momentos. Mis piernas se sentían tan entumecidas que no podía ni levantarlas aunque sea un milímetro, mis brazos hormigueaban debido a que todavía sentía que un líquido tibio ingresaba por una especie de cablecitos que estaban introducidos en mi piel, y por si fuera poco, me dolía mucho la cabeza. Como si me hubiera golpeado muy fuerte allí mismo. Por un momento me asusté al notar que no podía mover absolutamente nada de mi cuerpo, así que empecé a mover los dedos de mis manos, para ver si aún tenía movilidad. Parece que sí, gracias a Dios.
Siento a alguien acercarse a mí. Ya podía escuchar sus pasos que e acercaban cada vez más hacia donde estoy, y por lo que podía oír, se trataba de una mujer. A menos que sea un hombre que le guste usar tacones, tiene que ser una mujer.
—Audrey —escuché una voz femenina susurrándome al oído, lo que me hace llegar a la conclusión de que sí es una mujer—. Audrey, cariño. ¿Estás despierta?
En un esfuerzo sobrehumano, comienzo a abrir mis ojos, sintiendo cómo estos se cerraban unas cuantas veces mientras trataba de acostumbrar mi vista a la brillantez de la luz que justo me daba en la cara. Luego de varios parpadeos, por fin logré acostumbrar mi visión a la luz, en lo que volteé un poco mi cabeza hacia un costado y podía visualizar a aquella mujer que segundos atrás me susurró al oído. Pude notar que se trataba de una doctora, lo que confirma que sí me encuentro en una habitación de Hospital.
Era una mujer bastante joven, pero no lo bastante como para que tenga veinte años. Era joven, como casi de cuarenta años. Tiene cabello rubio, sujeto en un desordenado rodete que le queda bastante bien. Sus ojos son marrones, y me miraba con una sonrisa incrustada en su rostro.
—Despertaste, Rosita —me dijo para luego besarme la frente—. ¿Te encuentras bien?
Rosita... de algún lado había escuchado ese nombre, pero... no recuerdo.
¿Por qué me llamó Rosita?
¿Por qué me llamó anteriormente... Audrey?
Asentí suavemente ante lo que me preguntó la doctora.
—¿Segura? ¿No te duele nada? ¿La cabeza no te duele?
Asentí, ya que mi cabeza me dolía un poco, y cuando llevé mi mano temblorosa hacia allí, podía sentir una textura que cubría todo mi cuero cabelludo y la mitad de mi frentecomo si se tratase de una venda. Fruncí el ceño, algo confundida.
—No te preocupes, Rosita —me acarició la mejilla—. Ya te va a pasar el dolor, aunque si quieres, puedo darte una pastilla para calmar el dolor si te duele mucho. ¿Quieres una?
Negué con mi cabeza.
—Está bien —me sonrió—. Voy a llamar a tus padres, se alegrarán cuando les diga que ya despertaste luego de estar exactamente una semana en coma.
¡¿Una semana?! ¡¿Exactamente UNA SEMANA estuve en coma, aquí, tendida en una cama de Hospital, totalmente inmóvil?! Por Dios, parece como si hubiese estado dormida casi mil años.
Por lo visto, la doctora vio la sorpresa en mi rostro, ya que soltó una leve risa.
—Así es, querida. Exactamente una semana estuviste dormida —suspiró—. Nos tenías tan preocupados, pero gracias a Dios has despertado. Llamaré a tus padres para que vengan a verte. Por poco les da un infarto cuando les dije lo que te había pasado.
Mis padres... no encuentro explicación alguna a lo que siento ahora mismo, pero no sé por qué no me siento emocionada al ver a mis padres. Debería de estarlo, ¿no? Sobretodo por el hecho de que ellos han tenido que soportar toda ésta semana al verme en el estado en el que me encontraba mucho antes de que la doctora entre a mi habitación.
No sé cuánto tiempo pasé estando sumergida por completo en mis pensamientos, porque cuando volví al mundo real, tenía a dos personas enfrente de mí, un hombre y una mujer. Parecen ser igual de jóvenes que la doctora que estuvo aquí hace un rato. Ambos eran castaños, de ojos marrones, y ambos vestían de negro en la parte de arriba. La mujer era un tanto más pálida que el hombre, pero ambos se parecían bastante. Por un momento creí que podrían ser hermanos, pero al ver cómo el hombre abrazaba por la cintura a la mujer y la besaba en la mejilla me pude dar cuenta de que ambos estaban juntos. Y al notar sus anillos en sus dedos, también me di cuenta de que se encuentran casados.
El hombre se acercó a mí, y me acarició la mejilla.
—Al fin despertaste, mi niña —me dijo—. Nos tenías tan preocupados.
Los miré, sin formular palabra alguna. ¿Por qué me trataba de esa manera, con tanto amor?
La mujer me tomó mi mano, y le dio un suave apretón para luego sonreírme.
—¿Cómo te encuentras, cariño? —me preguntó suavemente—.
¿Por qué esa mujer me trataba de igual manera que el hombre? ¿Por qué me trataban así tan cariñosamente? ¿Por qué me tratan como si fuera su hija?
Aparté lentamente mi mano de la mujer, a lo que ella borró rápidamente la sonrisa de su rostro, al igual que el hombre, quien me miraba algo confundido ante mi reacción.
—Eeeemm... una pregunta —dije, algo confundida—.
Ellos asintieron rápidamente, ansiosos ante lo que iba a preguntar.
—¿Q... Quiénes son ustedes?
[ C O N T I N U A R Á ] . . .
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Un capítulo bastante corto para el final, pero va a haber una segunda temporada, la cual pienso subir una semana después (si puedo, gg).
Igual, yo les avisaré por aquí, así que... estén atentos, e.e
Seguramente no se habrán esperado éste final, pero como les dije anteriormente, va a haber segunda temporada, en donde pasarán muchas, pero muchas, pero muchas cosas que ustedes NI SE IBAN A IMAGINAR que iban a pasar, ggggggggggggggggggggggggggggg. ahr
Eeeeeeeeeeen fin *inserta voz de Germán*. Gracias por sus votos♥♥. Nos vemos dentro de una semana♥♥.
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Muda.
Genç KurguAudrey Simmons, hija de Julianna y Steven, es una chica de quince años no muy común entre todas las adolescentes de su edad: se viste de color negro, al igual que su madre, y es amante de la música, al igual que su padre. Es muda, pero no muda de na...