[ 1 0 A Ñ O S A T R Á S ] . . .
Jugando con mi prima Lynn. Eso era lo único que hacía a la edad de cinco años. Hace poco ha sido mi cumpleaños y toda mi familia estuvo presente. Mis abuelos por parte de padre y de madre, mis tíos, mis padres, mi única prima... mi familia no es tan grande, pero se podría decir que es perfecta para mí.
Vivo en un departamento con mis padres. Todos los fines de semana juego con mi prima de mi edad, Lynn, con la única diferencia es que ella es mayor que yo por unos tres meses. Mis tíos, Sarah y Oliver, nos visitan todos los sábados y domingos; Oliver es hermano de mi mamá, que se llama Julianna, y Sarah es su mejor amiga desde la secundaria, al igual que mi papá, llamado Steven.
Estaba en mi pequeño cuarto, jugando con Lynn. Reímos y luego de que nos aburrimos del mismo juego una y otra y otra vez, nos decidimos a dibujar. Lynn dibuja muy bien... se puede decir que bastante bien para que ella tenga sólo cinco años. A simple vista, cualquiera diría que sus dibujos fueron hechos por adolescentes de quince años con talento para dibujar, así que nadie creería que ella dibuja tales cosas.
Para lo que puedo decir que soy buena es para la música. Verlo a mi papá tocando la guitarra es como ver a un cantante súper famoso enfrente de mí. Realmente, si él quisiera, hubiera cantado para una disquera y firmado un contrato, pero bueno... allá él.
Lynn y yo hicimos una carrera para ver quién llega más rápido al living, en donde ella termina patinándose por el suelo recién encerado y se cae. En vez de que ella llore, se ríe, a lo que termino contagiándome de su risa. Su madre, mi tía, se acerca hasta ella, la carga y la lleva a una silla, sentándola allí mismo.
—¿Qué te he dicho de correr en casas ajenas? —la regañaba mi tía. Lynn hace puchero y se cruza de brazos—.
—¡Pero mamá! —chillaba Lynn con su voz finita de niña—. Es la casa de los tíos.
—No importa, debes comportarte o la tía Julianna no querrá que vengas a jugar más aquí —mi madre se ríe—.
—¿Pero quién dice que yo no quiero que ésta niña venga a jugar aquí?
—Yo lo digo —mamá rueda sus ojos—.
—Tía, no te preocupes —digo por fin, acercándome a mi tía—. Lo de las carreras fue mi idea —y era cierto—.
—¿Ves? La malcriada es mi hija.
—¡Mamá! —chillo y me cruzo de brazos, a lo que mi madre se acerca a mí con una sonrisa en su rostro y planta un beso en la raíz de mi cabello—.
—No te quejes, sabes que es verdad.
—Y adivina de quién lo aprendí —mi tía se ríe ante lo que dije, al igual que Lynn—.
—¡Oye, niñita! Más respeto con tu madre, que sabes que eso no es cierto —mamá me regaña, pero pude notar un cierto brillo de diversión en sus ojos—.
—Eso no te lo cree ni tu propia hija, literalmente —decía mi tía. Mamá rueda sus ojos—.
—JA-JA, muy gracioso, Sarah.
Nos reímos. Simplemente, no hay un día en que no me esté riendo cuando mi tía y mi madre se junten.
**
Ya han pasado dos noches desde la visita de la tía Sarah y mi prima Lynn a casa. Ahora estaba en mi pijama gris, sentada en el suelo de mi pequeña habitación con mis piernas cruzadas, dibujando en una hoja en blanco que encontré en el escritorio de mamá. Ella tiene varias hojas vacías, debido a que en ellas dibuja varios planos para casas, edificios, habitaciones, etc. Es arquitecta.
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Muda.
Teen FictionAudrey Simmons, hija de Julianna y Steven, es una chica de quince años no muy común entre todas las adolescentes de su edad: se viste de color negro, al igual que su madre, y es amante de la música, al igual que su padre. Es muda, pero no muda de na...