Era la mañana del sábado. El día miércoles fue de lo más normal: despertarme, higienizarme, inyectarme insulina, desayunar, irme al bachiller con papá, ir a las clases con Kim, ir a los recreos también con Kim, soportar a Samantha molestándonos cuando nos vamos a los baños, ir a almorzar con Kim, inyectarme insulina nuevamente, volver a clases también con Kim, volver a casa caminando... también con Kim, ya que tenemos que hacer exactamente el mismo trayecto para volver a nuestros hogares, llegar a casa, cenar, asearme, inyectarme insulina (si, otra vez), e irme a dormir. El jueves pasó exactamente lo mismo (con la única diferencia que tuve Música con papá a la tercera hora y cuarta hora), y el viernes también.
Así que, digamos, no hay más nada interesante que contar lo que ha pasado estos días.
¡Ah!, ahora que me acuerdo, después de once años yendo a la escuela (contando el kinder), por fin me he ganado mi primera enemiga. Y es, nada más ni nada menos, que la famosa Samantha Anne Schmidt. Así es, la misma perra que provocó que casi le diera una paliza en su rostro recargado de maquillaje, que el porcentaje adecuado para describir su rostro es noventa y ocho por ciento maquillaje-dos por ciento piel, por insultar a mi padre que, aunque técnicamente no es del todo un insulto, creyó que se trataba de un hombre que se tiraba encima de la primera perra que se le cruza a sus ojos.
Así que, sí. Es la misma Samantha Anne Schmitd mi primera enemiga. Her-mo-so (nótese mi sarcasmo). . .
Le agradezco a Dios que ahora es sábado, y también le agradezco que sean las nueve de la mañana, porque mis padres están levantados, y ellos, ahora mismo, deben creer que estoy "dormida" ya que, normalmente, los sábados suelo dormir hasta tarde, y he descubierto que cuando es así, ellos no me molestan y me dejan dormir hasta que me despierto. Aunque lo único malo de eso es que, al ver que no me despierto, mamá entra sigilosamente a mi cuarto para no despertarme y me inyecta ella misma la insulina, porque tengo que inyectármela como tres o cuatro veces al día, y seguramente deben pensar que lo hace cuidadosamente y sin dolor, ¿no?
Pues se equivocan, ya que mamá está acostumbrada a inyectarse con fuerza en su brazo, así que digamos que su hábito no cambia conmigo. Y cuando me inyecta fuerte así de sorpresa, termino despertándome de golpe, pataleando todo lo que tengo al alcance de mis pies y, por accidente, a mamá.
Bueno, en fin. Era la mañana del sábado. Estaba despierta, aunque debería estar dormida hasta tarde según mi rutina y según mis padres. Navegaba en mi laptop, la cual me regalaron mis padres, y la cual uso para comunicarme con ellos, e ingresé a mi Facebook después de dos años sin usarlo. Cuando se inició sesión completamente, abrí mis ojos el doblede mi tamaño al ver cómo todo ha cambiado en estos dos años en que no he usado la red social. ¡Ni siquiera me acuerdo cómo se lo usaba!
De pronto, me acuerdo de que Kim me había enviado una solicitud de amistad. Veo un número 1 dentro de un cuadradito rojo al lado de un ícono con forma de persona. Clickeo allí mismo. "Kiim Kiimberly Böstön te ha enviado una solicitud de amistad". Sonreí, y clickeé el botoncito que dice Confirmar amistad. Me tardé cuatro días en confirmarle la amistad en Facebook, pero mejor tarde que nunca, ¿no?
Comencé a echarle un ojo a las infinitas notificaciones pendientes que he tenido desde hace dos años, cuando me llegó un mensaje. De Kim. Sonreí.
"hasta q xfinn t dcidss a acptarme!!!!!!!!!!!!!", decía Kim en el chat.
«Kim y sus faltas de ortografía intencionales», pensé. Intencionales, porque cuando estamos en clases, la podría considerar la chica con la mejor ortografía en todo este maldito planeta (no miento).
"Recién hoy he podido conectarme.", le respondí.
"kreo q eres la 1 prsona n tdo el mundo q no le gstan ls rds socials".
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Muda.
أدب المراهقينAudrey Simmons, hija de Julianna y Steven, es una chica de quince años no muy común entre todas las adolescentes de su edad: se viste de color negro, al igual que su madre, y es amante de la música, al igual que su padre. Es muda, pero no muda de na...