Capítulo 5: Troy.

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Ethan. 

El aroma del alcohol y frutos secos inunda mi nariz.

Observo con atención el líquido ámbar que se agita en el interior del vaso de cristal, escurriéndose entre los pequeños cubos de hielo que comienzan a derretirse. Puedo sentir la mirada de Jackson a mi espalda, una mirada de absoluta curiosidad. Me llevo el vaso a la boca y bebo de un solo trago el whisky que mi abuelo guardaba para ciertas ocasiones especiales, lo único que parece tranquilizarme en los últimos años. El sabor es un poco fuerte pero pasados un par de segundos la intensidad disminuye, dejándome con un leve cosquilleo en la lengua y un grato sabor en el paladar.

Sirvo de nuevo el líquido esta vez en dos copas de cristal. Camino de vuelta a la silla de madera, con la imagen de un lobo gravada en el relieve de la misma. Es la misma silla que todos mis antepasados han ocupado, pasándose de generación en generación, remontándonos hasta los días en la que la manada se creó en la entonces unión soviética. Tiendo el vaso con whisky a mi hermano, quien lo toma y comienza a agitar el líquido en el interior. Han pasado un par de minutos desde que decidí contarle toda la historia a mi hermano, en como descubrí que Lucas era mi otra mitad, como lo dejé tirado a la mitad del bosque a punto de morir, todas las decisiones y problemas que he estado viviendo a lo largo de todo este tiempo. Si hay alguien en quien pueda confiar es sin duda mi hermano, el beta de la manada, la persona que siempre sin importar nada ha estado a mi lado dándome el apoyo que tanto necesito.

—Vaya historia.

—Y que lo digas —respondo dándole otro trago a mi bebida.

—No sé qué decirte Ethan... es una mierda todo esto.

—No esperaba que me entendieras —digo reclinándome sobre la silla y cerrando los ojos—, solo quería poder desahogarme con alguien. Sé que es algo complicado, y si ahora me odias lo voy a entender, solo quería poder contártelo a ti, tu que eres mi hermano y en quien más confió.

—Creo que no me entendiste —dice dejando el whisky a un lado.

—¿A qué te refieres?

—No te odio Ethan, nunca podría odiarte —su voz es relajante—, y menos cuando se trata de tu otra mitad. A mí no me importa en lo absoluto si es humano o... o hombre. Admito que es un poco extraño y desafía todo lo que creía hasta ahora, pero el destino lo quiso así, que Lucas y tú compartieran un solo camino. Ethan tienes que entender que son la mitad de cada uno, sin él tu no estas completo así como él no está completo sin ti. Estoy seguro que así como tu sufres por su ausencia, él siente lo mismo donde sea que este.

—¿De verdad no estás enojado?

—¿Enojado? —pregunta clavándome la mirada, los mismos ojos de mi madre— ¿por qué lo estaría? Tú sabes que yo no comparto las mismas ideas que nuestro padre. La idea de la pureza de la sangre me parece algo completamente estúpido, porque ¡venga ya! ¿Quién puede decir que desciende de una línea pura de hombres lobos? De hecho el abuelo de nuestro abuelo unió su destino con una simple humana. Estoy seguro que es una historia que desconocías.

—Por completo —digo con curiosidad.

—Es una historia que mi abuelo decidió ocultar por el bien de la sangre.

—¿Cómo sabes tú eso?

—Nana me lo contó antes de morir.

—Entiendo...

—Lo que quiero decir es que nuestro padre tiene miedo —se reclina de nuevo en su lugar, jugando con el líquido en su copa de cristal— miedo del cambio, miedo de lo que es nuevo. Esta tan obsesionado con recuperar esa fortaleza y poderío de antaño, que no se da cuenta que lo único que provoca es que terminemos aislándonos del mundo exterior, que nuestros propios hermanos nos den la espalda cuando podamos necesitarlos. Ethan nuestro padre nos estaba dirigiendo por un camino sin retorno, en el que terminaríamos por ser destruidos por nuestra propia estupidez, pero por suerte llegaste tú. Ahora en tus manos está la decisión de seguir como hasta ahora o cambiar para bien. Y siento que con la ayuda de Lucas... podrás hacerlo.

Lobo enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora