Lucas.
Caminamos los dos tomados de las manos.
Esto es alucinante, algo que aún me resulta en momentos difícil de creer. Ethan me sujeta de la mano con orgullo. Una enorme y brillosa sonrisa en su cara, llena de satisfacción. Esos intensos ojos verdes que no dejan de mirarme un solo segundo, me siento como si fuera lo más increíble que hubiera visto en mucho tiempo. Parece no importarle nada, ni siquiera las miradas de todos los extraños que, con las cejas levantadas y muecas de desaprobación, nos miran al vernos caminar con un paso lento y tranquilo, por el parque principal de la ciudad. Me siento afortunado por primera vez en mucho tiempo. Dichoso de ser amado por alguien como él, que no tiene vergüenza o miedo en lo más mínimo de presumirme al mundo entero como su pareja.
Es de noche ya. La luz de los edificios que brillan al fondo, tal como si se tratara de una perfecta postal. La luna enmarcada por el tuene titileo de las estrellas a su alrededor. No decimos nada, no hacemos otra cosa más que caminar por el parque, disfrutando de la compañía del otro. Agotados los dos, después de un largo maratón de besos y caricias. De haber hecho el amor como locos, en cualquier pequeño rincón de mi departamento. Ethan aprieta ligeramente mi mano, rozando con su pulgar la suave y tersa piel de mis palmas. Una sonrisa traviesa en su cara, que me deja entrever todos los sucios pensamientos que cruzan por su mente. No cabe la menor duda que me enamoré de un lobo feroz y caliente.
—¿En qué piensas cariño? —pregunta abrazándome por la espalda.
—En los dos —respondo sintiendo el calor de su cuerpo, sus manos aferrarse a mi cintura, su rostro hundirse en mi cuello—. En todo lo que ha pasado entre nosotros. Pero sobre todo en los retos que nos están esperando.
—Sea lo que sea que el futuro tenga preparado para los dos, quiero que sepas que sin importar nada, yo estaré a tu lado Lucas. No importa lo difícil de la situación, yo no pienso irme a ningún lado. Prometo luchar junto contigo, apoyarte cuando quieras caer y levantarte si es necesario.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo cariño —besa mi cuello—. Ten por seguro que dedicaré mi vida entera en hacerte el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. Solo déjame demostrártelo. A partir de ahora Lucas, todos los días de mi vida irán enfocados en convertirme en el hombre que tu mereces. Ya no soy ese joven estúpido de dieciocho, ahora soy un Alfa que sabe perfectamente cómo cuidar de los suyos. Como cuidar de lo mejor en mi vida.
Giro mi cuerpo y lo beso. Nuestras bocas rozándose una a la otra. La punta de su lengua dibujando pequeños círculos en mis labios abiertos. No sé cuántas veces hemos hecho esto en las últimas horas, pero algo me queda perfectamente claro, jamás me cansaré de hacerlo. No entiendo como pude pensar en vivir sin él. Ethan lo es todo para mí, la parte faltante en mi vida. Ese motor que me impulsa a continuar caminando a un nuevo y reluciente futuro. Es cierto que ambos tenemos un turbio pasado, pero al final no es como inicias tu historia lo que te define como ser humano, sino como decides terminarla.
Quiero pasar el resto de mis días con él, de eso no hay duda ya. Quiero poder ser testigo de sus despertares, acariciar la piel desnuda de su cuerpo mientras hacemos el amor, abrazarlo cuando se me dé la gana, jugar con él como niños pequeños. Quiero hacer tantas cosas que solo el tiempo dirá si todas esas fantasías e ilusiones se harán realidad. Lo único que le pido a Dios y al destino es que nos dejen disfrutar de esta felicidad que nos quema por dentro.
—Te amo tanto Lucas.
—Y yo a ti Ethan.
Me sonríe. Nuestras narices rozándose en un beso de esquimal.
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Lobo enamorado.
Hombres LoboHace nueve años Ethan Cormack tomó la peor decisión de su vida: rechazar a su auténtica pareja. Siendo el hijo del Alfa de la manada, se esperaba que encontrara a una hermosa mujer con la que dirigir la manada cuando su padre renunciara al cargo. Pe...