Capítulo 29: Furia.

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Ethan. 

Mis patas sangran intensamente.

Tengo ya varios días sin descansar. Paso la mayor parte de mi tiempo buscando con desesperación a Lucas por todas partes. ¡Me estoy volviendo loco! No puedo comer, no puedo dormir, no puedo estar en paz hasta que lo tenga de nuevo entre mis brazos. Mi cabeza da vueltas, mis oídos zumban. Al cerrar mis ojos por la noche en lo único que pienso es en él, en todo lo que le estarán haciendo. Me lo imagino amarrado, golpeado hasta el cansancio. Mi sangre hierve por el dolor, la impotencia y la desesperación.

¡Todo esto es mi culpa, mi maldita culpa! Si tan solo hubiera estado ahí para él. Si tan solo me hubiera asegurado de mantener a alguien con él en todo momento, nada de esta maldita pesadilla estuviera pasando. Estoy entrando en una etapa de salvajismo. Me es imposible mantener la cordura. Lo único que quiero es encontrar al hijo de puta que me arrebató a Lucas y destrozarlo miembro a miembro. Saborear su sangre y escuchar sus gritos de agonía. Porque no hay duda de eso en mi mente, cuando descubra quien está detrás de todo esto, no pienso otorgar ningún tipo de perdón ¡voy a asesinarlo!

Han pasado ya cinco putos días desde que lo vi por última vez.

Cinco días en los que me he estado muriendo lentamente. Lucas lo es todo para mí. Lo necesito a mi lado, sentir el calor de su cuerpo, escuchar sus palabras y saborear sus labios. Si algo le llegara a pasar, si el destino decidiera quitármelo para siempre, tomaría una pistola y me daría un tiro en la cabeza sin dudarlo. Sé que Drew se encargaría de cuidar a Troy. Le dolería mi decisión pero al final creo que lo entendería. No puedo y no quiero vivir sin Lucas.

Corro por entre la línea de los árboles, varios lobos entre ellos Derek, Drew y mi hermano Jackson, me persiguen con preocupación. Quieren que tome un descanso, que duerma un par de horas ¡Pero no puedo hacerlo maldición! No hasta que recupere a Lucas y podamos estar de nuevo los dos juntos. El dolor en mis patas delanteras es cada vez más intenso, dejo un rastro de sangre por donde quiera que vaya. No he dejado de buscarlo un solo segundo desde que llegué esa maldita noche, de regreso a la casa de la manada.

Aún recuerdo todo con claridad. La noche estaba extrañamente calma, el silencio en la mansión era ensordecedor. Estaba orgulloso de la primera caza de mi cachorro, habíamos atrapado entre todos a uno de los mejores ciervos en varios años. Todos extasiados por el augurio de buena suerte. Cuando de pronto lo noté, un fuerte olor a oxido y vainilla revuelta. Me trasformé de prisa, mis manos temblando por el miedo que circulaba por todo mi cuerpo. Fue cuando la vi. Era una enorme mancha de sangre justo a la mitad de la pista de baile. Era la esencia de Lucas. Su olor por todas partes. Mi lobo aulló de dolor a la luna.

Esa noche busqué a Lucas por todos lados. Una parte de mí deseando que no fuera más que una estúpida y vil broma del destino. Imaginando que aparecería en cualquier momento, con una enorme sonrisa en su cara, un "lo siento" como disculpa y que nos reiríamos de todo esa noche antes de dormir. Pero las horas fueron pasando y Lucas nunca apareció. Mis nervios aumentaron, ya no me podía concentrar en nada, no podía hacer mucho más que esperar por un milagro. Las horas se convirtieron en días y con ello mi cordura desapareció.

Desde entonces no hecho más que buscarlo con insistencia. Cualquier cosa que pueda ayudarme a hallar por fin una respuesta a todas las preguntas dentro de mi mente. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Estará él bien? ¿Quién haría algo como esto? ¿Quién sería capaz de arrancarle la pareja a un Alfa? ¿Por qué me harían algo como esto? ¿Seguirá con vida? Esta última es la que más miedo me da. Pensar en su muerte, que el destino decida llevárselo, es lo que más me aterra.

Lobo enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora