Capítulo 11: Verdades.

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Ethan.

¡Maldición!

Nunca creí que llegara el día en el que desearía mi propia muerte.

Camino por las calles de la ciudad con la oscuridad de la noche sobre mi espalda. Es muy tarde ya, las calles poco a poco van vaciándose, ocultando el ruido de la vida entre esas cuatro paredes de ladrillo, esperando poder renacer en un par de horas más cuando el sol de la mañana salga por el horizonte. No sé durante cuánto tiempo he estado caminando sin un rumbo fijo, perdiéndome entre el mar de mis pensamientos, en el maldito dolor que me consume por dentro. Quiero gritar, dejar a mi lobo, que se retuerce en mi interior, aullar por el dolor de perder a su compañero a su otra mitad. Deseo golpear algo duro, dejar que mi cuerpo sangre y que por las heridas abiertas brote el dolor que me quema por dentro. Quiero transformarme y correr hasta desfallecer, perderme por años en algún punto del planeta en el que mi desesperación pueda ser un poco más llevadera.

El sólo hecho de imaginarme a Lucas en los brazos de ese maldito imbécil, despertando a su lado, tocando su cuerpo desnudo y llevándolo al éxtasis, hace que mi sangre hierva por la rabia y la impotencia. Una parte de mi quiere regresar al hospital y matarlo ahí mismo, arrancarle la cabeza y demostrar frente a todos que Lucas es mío, que me pertenece y que no permitiré que nadie siquiera piense en tocarle un sólo de sus cabellos. Pero por otro lado mi razón entiende la posición de Lucas. Él tiene todo el derecho de haber seguido adelante, de haber encontrado a otra persona que pueda hacerlo realmente feliz, por más que en el fondo de mi corazón anhele con vehemencia ser yo el causante de su felicidad, entiendo que ese lugar lo he perdido hace mucho tiempo. Perdí el derecho de hacerlo feliz, de convivir a su lado, de conocer la otra parte de mi alma, perdí todo eso el puto día en el que mi miedo pudo más que mi corazón.

—¡Mierda! —golpeo con furia una pared de ladrillos a mi derecha.

Mis nudillos sangran.

Si tan solo hubiera tenido los huevos suficientes como para enfrentarme al mundo entero por Lucas, nada de esto estuviera pasando. Mi vida sería muy distinta a la basura en la que estoy viviendo el día de hoy. Me hubiera encargarlo de hacerlo el hombre más feliz de la tierra, porque eso y más se merece alguien tan dulce, tan puro como Lucas. En ese momento no lo podía entender, no podía comprender como una persona como él podría ser el compañero de un Alfa como yo, pero ahora, después de tanto dolor y sufrimiento por lo que hemos pasado los dos, después de haber vivido lejos durante casi diez años, de sentir su dolor cobrar vida al verme a los ojos, entiendo perfectamente por qué el destino nos puso a los dos en el mismo camino.

Puedo describir a Lucas a la perfección y aun así dejar muchas de sus cualidades afuera por no tener el tiempo suficiente para enumerarlas todas. Lucas es todo lo que yo no soy. Soy un cobarde, él es un sobreviviente sin miedo a nada. Soy un temperamental hijo de perra que no puede tranquilizarse con nada, él por el contrario es la palabra templanza encarnada en un ser vivo. Soy una bestia que no puede expresar nada de lo que siente por temor a ser destruido, él no tiene miedo a decir te amo a la mitad de la calle, sin importar si es juzgado por eso. Lucas es todo lo que yo no tengo, todo lo que yo no soy, todo lo que ansío tener en mi vida para ser una mejor persona.

—Te amo cariño...

Camino.

Mi mano sangra profundamente, el líquido carmesí se escurre por entre mis dedos y cae contra el suelo. El picor de la herida no hace más que amortiguar todo lo que estoy sintiendo, la maldita desesperación de no tenerlo a mi lado, el vacío que siento ahora después de saber que Lucas no me ama y creo que jamás lo hará. ¡Mierda! Quiero poder olvidarlo, sacar a Lucas de ese lugar en mi mente y en mi corazón, pero por más que me esfuerce no creo poder hacerlo nunca. Lucas está tan clavado en mi alma, en mí ser, que no sé si pueda vivir ahora tras su rechazo. Sé que tengo que continuar por Troy, mi pequeño cachorro me necesita, pero no sé si eso sea más que suficiente como para poder levantarme por las mañanas y seguir con la maldita farsa en la que he estado estos últimos años.

Lobo enamorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora