Lucas.
—Me quiero morir.
—No seas tan exagerado Lucas —la voz de Vanessa llega desde la cocina del apartamento— no es para tanto como para estar así.
—¿Qué no es para tanto? —Pregunto sacando la cabeza de entre las cobijas— ¿es que no es cuchaste nada de lo que te acabo de contar? Hice el mayor oso de mi vida, no creo poder mirarlo de nuevo a los ojos.
—Que dramático eres.
Soy un iluso.
Sí eso es lo que soy. Un estúpido que pensó en algo que al final no podría suceder. No me cabe la menor duda que tengo tan mala suerte, que haga lo que haga jamás podré sentir y vivir lo que los demás a mí alrededor viven tan intensamente. ¿Es que de verdad nunca podré ser feliz de la manera que tanto lo deseo? Después de todo por lo que he estado viviendo ¿nunca encontré la felicidad? No espero nada tan espectacular, ni mucho menos. La verdad es que no me imagino viviendo un cuento de hadas como los que tan fantasiosamente pinta Disney con sus estúpidas películas para niños, tan solo quiero a una persona que pueda llegar a sentir algo por mí, por este pobre joven que vive en la más absoluta y cruel soledad, que desea tanto un abrazo, una sonrisa y un beso. Quiero sentirme una persona amada y deseada, ser el centro del mundo para esa persona que haría todo por hacerme feliz, despertarme por las mañanas y ver al indicado a mi lado, con una sonrisa y una mirada de amor en sus ojos. ¿Es que acaso todo eso es demasiado pedir?
—Lucas deja de sufrir.
—Es que no sé cómo hacerlo.
—Simple —responde—, dejando de comportarte como un niño de doce años.
—¡Eso no es cierto!
—Tienes todo el día encerrado en mi departamento, llorando por una idiotez.
—Es que ¡ah! —digo arrojándome de nuevo al sillón y cubriéndome con la manta de lana—, no sé cómo explicarlo. Me siento mal de solo pensar en lo que pasó ayer por la noche, fue tan intenso, tan profundo pero al mismo tiempo me siento como un idiota, prácticamente me le arrojé encima.
—Fue él el que por poco te besa —dice Vanessa sentándose a mi lado y tomando el control remoto, la televisión de pantalla plana frente a nosotros se enciende mostrando el partido de futbol americano—, fue él quien te arrinconó contra la pared. ¿Por qué te sientes mal por eso?
—¿Desde cuándo te gustan los deportes?
Vanessa cambia de canal.
—No cambies de tema —dice—, ¿Por qué te sientes tan mal? ¿Querías que te besara, que... llegara más lejos?
La verdad es que ni yo mismo sé que era lo que quería en ese momento.
—No lo sé —respondo—, no voy a negar que Adam es muy sexy e interesante. Creo que estoy sintiendo algo por él, a pesar de tener menos de una semana de habernos conocido, es algo que se dio por naturaleza, pero al mismo tiempo me siento mal y es lo que no puedo entender.
—¿Mal? —Pregunta ella— ¿en qué sentido?
—Es lo que no logro comprender —me reclino sobre el respaldo del sillón, con la vista clavada en el televisor frente a mí y en el programa de zombis que aparece en la pantalla—, algo dentro de mí se agita cada vez que lo veo. Tenía muchas ganas de besarlo, de que me besara pero... creo que al mismo tiempo me sentía que estaba traicionando a...
—No digas que a Ethan —dice frotándose las cienes—, por favor no lo digas.
—Sí —respondo—, me sentía como si traicionara a Ethan.
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Lobo enamorado.
WerewolfHace nueve años Ethan Cormack tomó la peor decisión de su vida: rechazar a su auténtica pareja. Siendo el hijo del Alfa de la manada, se esperaba que encontrara a una hermosa mujer con la que dirigir la manada cuando su padre renunciara al cargo. Pe...