Lucas.
—¿De verdad estás seguro de que quieres hacer esto cariño?
Ethan me observa a los ojos, suplicante. Un brillo deseoso y necesitado ilumina esas perlas verdes. Le sonrío como respuesta. Acaricio con mi mano derecha su barba tupida, sus labios rojos y gruesos. Jamás me había sentido tan seguro de algo en la vida. La verdad es que necesito tanto que Ethan me tome, me abrace, me bese mientras me hace el amor por primera vez. Deseo poder sentir sus manos sobre mi cuerpo desnudo, su excitación enterrarse profundamente en mi interior. Quiero tanto despertar a su lado y entre sus brazos, completamente satisfecho después de haberme entregado a él en cuerpo y alma.
Intenté engañarme todo este tiempo. Como estúpido me esforcé por enterrar todos mis sentimientos. Ocultándolos en una recóndita y oscura parte de mi corazón. Por un momento pensé en realidad haber logrado superarlo, haber olvidado a esa parte de mi interior que residía en él. Que equivocado estaba. Nunca lo pude olvidar, nunca lo dejé de amar, ni un solo segundo de mi vida. Entiendo que nos hayamos lastimado mutuamente. Pero ahora sé que nadie tenía la culpa, tanto él como yo éramos víctimas de una broma cruel del destino. Ya es tiempo de que nos demos una oportunidad de ser felices, los dos.
Juntos al fin.
—Lo estoy Ethan —respondo.
—Lucas... —susurra a mi oído. Me pega a su cuerpo.
—Quiero entregarme a ti... quiero hacerlo.
Sus ojos verdes brillan con suma intensidad.
Dejo caer el saco húmedo al suelo de la habitación. Apoya su frente contra la mía, nuestras bocas a centímetros una de la otra. Su aliento acaricia mi piel, estremeciéndome por la sensación. Ethan me mira con amor, cariño, pasión y una intensa necesidad de reclamar lo que siempre le perteneció. Porque de eso estoy completamente seguro, siempre fui de él. Nunca habrá persona que pueda separarnos. Somos dos partes de una misma alma, nuestro destino es estar juntos.
Me veo con curiosidad en el espejo frente a la cama. Tengo las mejillas rojas, los labios hinchados y el cabello pegado a mi frente. Ambos estamos empapados por la lluvia. Me acaricia con lentitud, presionando su cuerpo entero contra el mío. Sus manos bajan por mi espalda, sus labios besando los míos. Aprieta con fuerza mi culo, palmeándolo suavemente y masajeándolo en pequeños círculos. Sin dejar de verme un solo segundo a los ojos, se arranca la camisa blanca con un solo movimiento. Los botones negros salen desperdigados por todas direcciones. Me muerdo el labio inferior por el calor que me consume por dentro. Está semidesnudo y sudoroso.
—Dios... Ethan...
—Te amo tanto Lucas —susurra.
Jadeo.
Recorro con mis manos temblorosas cada uno de sus esculpidos músculos. Entierro mis dedos en esa ligera capa de vello sobre su pecho, algo que siempre me ha gustado de él. Sigo el sendero de vellos que se pierden por entre los pliegues de su ropa. Me recargo contra él. Escucho como su respiración aumenta y su corazón late más rápidamente. Aspiro su esencia, una mezcla de sudor, colonia y jabón. Con la punta de mi lengua sigo el contorno de su tatuaje en el pectoral derecho. Delineando las curvas y los patrones de la figura tribal. Muerdo con delicadeza su pezón oscuro, que se endurece con el tacto. Ethan gime de placer, sujetándome por el cabello con fuerza. Sus manos a ambos lados de mi cadera. Nuestros cuerpos frotándose.
Nos miramos a los ojos. Veo como un fuego parece brillar en su mirada. Un intenso y profundo calor que me quema, que me abrasa y me hace sentir vivo por primera vez en mucho tiempo. Acaricia con el dorso de su mano mis mejillas, dibujando el contorno de mis labios abiertos. Con hambre estampa su boca contra la mía. Nos besamos durante minutos, desesperados por probar un poco más del otro. Hasta que nos falta el aliento y tenemos que separar los labios. Suspiramos por placer. Ethan me toma por la espalda, me presiona más a su cuerpo. El calor entre los dos aumenta. Estamos deseosos de poder consumar por fin nuestro amor. Quiero dejarme guiar por sus manos y caminar los dos juntos hasta el más vigoroso e intenso éxtasis, perderme en la pasión de un orgasmo.
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Lobo enamorado.
WerwolfHace nueve años Ethan Cormack tomó la peor decisión de su vida: rechazar a su auténtica pareja. Siendo el hijo del Alfa de la manada, se esperaba que encontrara a una hermosa mujer con la que dirigir la manada cuando su padre renunciara al cargo. Pe...