Capítulo 24.

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- 24 -
Penúltimo Capítulo.

-Eso estuvo realmente cerca -Admitió Margo suspirado-. Gracias por defenderme pero...

-¡Se que me excedí ya cállate!

Grité mirando por la ventana.
¿Qué me estaba pasando?
¿Por qué mierda todo lo tengo que solucionar con golpes?

-Se lo merecía -Continuo-. Sólo se llevo un buen susto, si no hubieran llegado sus padres no quiero saber lo que hubiera pasado.

Asentí algo apenada.
Miré mi reloj, Ross ya estaría en casa esperándome.

Steve definitivamente no se iba a hacer cargo de su hijo, aunque sus padres lo supieran no lo iba a hacer.

Antes de que pudiera ahogarlo por completo sentí unas manos en mi cintura, las manos del padre de Steve. Haciendo que soltara a su hijo, solo le deje arañones y marcas rojas en su cuello.

Por suerte me detuvieron...
Mi conciencia no hubiera soportado más con dos culpas.

-¿Tu crees que todo estará bien?

Preguntó Margo.
Ya se había calmado un poco.

-Supongo, solo que tendrás que irte a New York por un buen tiempo -Margo hizo un mueca-. Tranquila, estaré bien, podemos hablar todos los días por Skype... o por FaceTime, tengo a Lacey, a Clarine... Aunque realmente te extrañaré.

Ella ríe dulcemente y estaciona su auto en el garaje de la casa.

Sonrió al ver que Ross esta allí, mirando su teléfono algo molesto.

Me bajó corriendo del auto y voy hacia él.

-¿En dónde estabas?

Preguntó besándome los labios ligeramente. Emití un quejido.

-Te lo contaré luego... ¿Vale? Es algo complicado.

Dije abriendo la puerta.
Ross asintió y entro a mi casa.
Cargo mis dos maletas, que Margo y yo habíamos bajado antes de ir a la casa de Steve.

-Solo estaremos dos semanas en Colorado, no un año.

Me reí.
Besé sus labios y agarré mi maleta de mano. Observé como las puso en la maletera.

*

-¿Entonces Margo esta embarazada?

Asentí poniéndome en su regazo.
Hace un par de horas habíamos llegado a Colorado.

Su casa era realmente hermosa, era como una cabaña realmente gigantesca y acogeroda.

Me apegué más a Ross.
Besó mi frente.

-¿Estará bien?

Ladee la cabeza.

-No creo -Hice un puchero-. Debió haberse cuidado... ahora no puede hacer nada y no creo que sea capaz de abortar.

Ross sonrió de lado.
Me beso los labios apasionadamente.

-Me gustaría tener hijos contigo.

Me reí.

-¿Quieres tener hijos o quieres tener el proceso para tener un hijo?

Ross lanzo una carcajada.
Junté nuestras frentes.
Observé sus labios, eran jodidamente deliciosos.

-Creo que los dos.

Me chupo una parte del cuello.
Seguramente luego tendría que usar maquillaje para tapar la marca.

-Me encantas.

Susurré contra sus labios para luego abrazarlo. Aunque Ross haya prendido la calefacción tenía frío.

Me abrazo aún más.
Gemí al sentir el roce de su miembro con mi feminidad.

-¿Como se llamarán nuestros primeros hijos?

Reí silenciosamente.

-Solo tienes 17 y yo 16.

-Lo se pero solo preguntaba.

Le bese la mejilla.
Con cuidado me baje de el y me acomode en su pecho.

-Si es una nena se llamará... ¿Chloe?

-Annastasia.

Arrugué la nariz.

-Definitivamente mi hija no llevará el nombre de una masoquista.

Ross volvió a dar una carcajada.
Lo abracé.

-De acuerdo... ¿Y si es un nene?

-Ryan... James... Harry... No lo se.

-Me gusta James.

Sonreí.
Ross me puso sobre su regazo, junto sus labios con los míos en un beso apasionado.

Le mordi el labio inferior.
Lo miré a los ojos.

Y pensé...

No había duda de con quien quería estar, quería estar junto a Ross Lynch todos los días de mi vida... tener hijos, ser abuelos, hasta el fin...

Lo amaba, y estoy casi 100% segura de que no lo dejaría de hacer nunca.

Enamorado del mal | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora