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Más que mi mejor amiga, era mi hermana. La persona con la que podía contar en mis momentos frágiles y a la que podía consolar en los suyos, ella sabía cosas sobre mí, incluso mas de lo que yo sabia de ella. Pero estaba agradecida de que hubiera compartido esas pequeñas cosas conmigo, me hacía sentir especial. Y aún lejos de ella, le consideraba alguien importante para mí puesto que ella me había enseñado el verdadero significado de la amistad.

Su ausencia dolía, pero estaba completamente segura que ella volvería conmigo o al menos se acordaría de mi.

Kat era de esas personas de las que nunca quisieras separarte y le contarías todo. Así que por eso le hablé sobre lo sucedido con Collin, porque ella había sido mi cómplice de risas, sonrisas, secretos y aventuras.

Después de aquello me puse nerviosa e invente la excusa de estar cansada para alejarme. Collin me gustaba y sabia que yo le gustaba a el.

Pero qué me dijera que estaba enamorado de mi era otra cosa.

Me había ido a acostar a su cama y le había marcado a Kat, después de una larga plática me recomendó que no forzara las cosas y que si sentía lo mismo por el, le correspondiera. Pero no estaba enamorada de el.

Me envió saludos y colgó, puesto que tenía que entrar a clases. Eso había pasado hace quince minutos y yo seguía recostada boca arriba en la cama, pensando.

Collin era lindo, un amor de persona. Por eso me gustaba y si pulía mas los sentimientos que tenía por el era probable que me enamorara de él.

-Lamento lo que dije allá abajo- la voz de Collin sonó por la habitación, me sobresalté y alcé un poco la cabeza del colchón.

-No debes disculparte- acostada, di media vuelta, dándole la espalda.

-Se que te incomodé- el tono de su voz me hizo sentir mal. Estaba actuando como toda una inmadura que rechaza al chico que la trata super lindo porque sigue aferrada al idiota del que estaba enamorada. Salí de la cama y lo encaré.

Collin estaba en el umbral de la puerta con los brazos cruzados y la mirada gacha, inconscientemente hacía uno de sus pucheros y movía sus pies descalzos de un lado al otro.

Me decidí de decirle sobre mis sentimientos pero le aclararía qué solo me gustaba, si le decía algo como: te quiero, malinterpretaría las cosas y capaz pensaba que también estaba enamorada.

Con mucho valor y tímidez, subí mi mano derecha y le acaricie la mejilla.

Tu puedes, Carter. Solo dílo.

-Collin- le llamé, el susodicho alzó su mirada y tomó con sus manos la mía en su mejilla. Tu puedes, Carter.- Me gustas.

Sonrió y se acerco a besarme, tomándome desprevenida y provocando que casi cayera. Sus labios era rápidos y violentos, diferente a Deniel. El beso se me hacia familiar, como que de alguna forma el ya me había besado así antes. Coloqué mi otra mano en su mejilla y Collin soltó mi mano para atraerme a el por la cintura. Cerré los ojos y le dejé continuar, el tenía el mando y se sentía bien.

-No sabes cuanto esperé por escuchar eso- dijo entre besos. Jadeé cuando mordió mi labio y se separó- Ahora a dormir.

Se tiró de boca a la cama y agarró una almohada con sus brazos poniéndola en su cuello.- Ha sido un buen día, primero arrestan a Deniel y ahora me entero de que te gusto, es un avance. Si mañana despiertas con flores alrededor ya sabes por que... Por cierto, ¿cuales son tus flores favoritas?

Complaciendo a Papá. EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora