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-¿Ahora que hago?- había llamado a Collin para que viniera por Dylan.

-Kat ya lo vio, ¿cierto?- asentí con la cabeza a pesar de saber que el no me veía.

-Si- un suspiró se escuchó y empezó a murmurar para si.- El plan se arruinó cuando lo vio, entonces debo pensar en algo más elaborado...- fruncí el ceño al escuchar eso pero no le dije nada, a decir verdad, estoy segura que era algo que no debí escuchar.- Llego en diez por el.

Metí mi celular en él bolsillo de mi pantalón y seguí acariciando la espalda de Kat.- Tranquila.

Una abrazo fue lo único que conseguí de ella.

-Es tan parecido que me hace recordar...- guardé silencio ante aquellas palabras.

Oh, Kat, si supieras que es él.

*

Will:

-Bethany, dejame en paz de una vez- por décima ocasión traté de apartar mi brazo pero la chica plástica se aferraba a mi.

-Pero Will...-

-¿Qué parte de solo una noche no entiendes?- le miré enojado y la chica retrocedió, soltando mi brazo.

Al fin.

Dí media vuelta y comencé a caminar sin escuchar los quejidos que dejaba atrás.

Desde que Cárter me había dejado de hablar, mi vida personal y social se convirtieron de pronto un asco. Extrañaba a mi mejor amiga.

Ella misma dijo que sus sentimientos habían sido un capricho.

Pero los míos no eran solamente un capricho.

Nunca creí en un final feliz, pero estaba seguro que tendría uno con ella. Hasta que entramos al ultimo semestre de preparatoria y todo se arruinó.

Hasta que conoció a Collin.

Se muy bien que no tiene nada que ver con celos, ese chico no me daba buena espina. Algo tan perfecto no puede ser cierto.

Esa perfección está a su lado.

Aquello era lo peor.

Mientras yo me quejaba de mi desgracia y los falsos sentimientos de mi mejor amiga, no traté de convertirlos en reales. Seguí quejándome hasta que alguien tomó su corazón de verdad.

Pero si me ponía a pensar en la situación no daba a más.

Collin, universitario con buenas notas y beca del noventa por ciento, niño rico e independiente. Trabajo y futuro asegurado. Alto, fornido, ojos claros, piel bronceada, voz grave y apta para él canto, experto en guitarra y fútbol. Ex capitán del equipo de fútbol de su preparatoria y rey de todos los bailes dados ahí.

Yo a su lado era..... Solo Willmer Hudson, un chico de preparatoria que en su depresión y furia se acostó con varias chicas hasta él punto de crear una lista patética.

Patética.....

Esa era la mejor palabra para definirlo.

Cambié de rumbo cuando me di cuenta que estaba llegando a él edificio de artes plásticas. Estar tan metido en mis pensamientos me había llevado al taller de Cárter.

-Tranquila, Kat. Solo olvida que lo viste, ¿sí?- era su voz, venía del salón en el que justamente estaba pasando.

Me acerqué a abrir la puerta y encontré a Kat Hammer en el piso abrazando a la chica con quien había compartido toda mi vida hasta la adolescencia, Cárter Columbus.

-Kat, ¿estás bien?- fingí interesarme en la chica en el suelo. Sin embargo, las dos me miraron.- Hola.

-Hola- los ojos rojos de Kat me dieron la bienvenida.

Lo que mas me sorprendió fue el cálido abrazo de Cárter y sus palabras.- Dylan no está muerto.

Nunca creí en fantasmas, pero si aquello era real, debía verlo con mis propios ojos

Complaciendo a Papá. EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora