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-Me quedo aquí con Nolan- el susodicho alzó la ceja e indignado, me miró.

-Amo tener la atención de jovencitas tan lindas como tú, pero presiento que ese clientucho es novio tuyo. Así que no me metas, para mi desgracia, ignoraré tu atención.- se paró de la silla y salió de la sala de descanso- Voy por más cigarrillos- anunció cuando pasó a un lado de Támara.

-Morirás joven- le comentó ella.

-Lo joven lo perdí hace mucho- la campana de la puerta se escuchó y Támara murmuró.

-Se queja como si fuera un anciano y no ha llegado ni a los cuarenta.- la chica me miró y señaló con la mirada a Collin, el cuál estaba recargado en la barra con las manos en su cabeza. Estaba frustrado, esa era una señal.- Tu no huirás pendeja, ahora levanta el culo y habla con ese dios griego que tienes a tu alcance.- su gesto estaba contraído y me miraba prenetrante, sus ojos se habían hecho más pequeños y su boca estaba en una mueca. Me sorprendí al escuchar esas palabras salir de su boca, más que respeto, inspiró miedo. Así que me levanté y volví a quitarme la cola de caballo que me había hecho hace poco.

Mis pasos eran lentos, en realidad no quería hablar con él. No había previsto que me lo encontraría aquí. Su universidad podía estar ligada a mi bachiller, pero el campus estaba apartado. En la escuela no podía encontrármelo, porque además dí una solicitud para que me cambiarán al chico de la tutoría. Y las regularizaciones a las que asistían Midnight y él, habían sido canceladas por que la maestra había enfermado.

En vez de dirigirme a la barra, salí y dí vuelta por los estantes. Si iba a hablar con el debía estar preparada para cualquier cosa que hiciera, gritarme, tratar de pegarme, hacerme sentir inferior. Lo que fuera.

Tomé una paleta de cereza y dos barras de chocolate Kit Kat, me acerqué a donde el estaba recargado y Támara llegó. Le tendí las monedas y así como llegó, volvió a irse. Guardé el chocolate en el bolsillo delantero de mi pantalón, pues mi celular y un cupón ocupaban los traseros, y toqué el hombro del chico que me hacía sentir mariposas. Tan solo ese débil contacto me había hecho sentir el calor que su cuerpo emanaba.

Se volteó a verme y me dí cuenta de lo que en realidad pasaba. No estaba frustrado, estaba llorando. Cuando sus ojos hicieron contacto con los míos todo sucedió rápido y antes de darme cuenta, Collin estaba abrazándome con todas sus fuerzas. No le devolví el abrazo, estaba en shock por lo que había visto. Nunca me preparé para verle llorar.

Subió su mano por mi espalda y pequeñas corrientes eléctricas se sintieron por todo mi ser cuando posicionó su mano en la parte trasera de mi cabeza y me atrajo más a él. Dejé la paleta en la barra y envolví mis brazos en él por debajo de sus axilas. Era demasiado alto.

Le devolví la fuerza de su abrazo y sentí como se tensaba con mi tacto. Tal vez lo había arruinado al hacer eso.

-Por favor, un poco más- fue lo único que dijo cuando traté de separarme de él.- Debo hablar contigo.

-Hablemos afuera, llamaremos la atención de los clientes y estoy en horario de trabajo. Pensarán mal- agarré su codo para guiarlo por la puerta trasera pero el se deshizo de mi agarre.

-¿Pensar mal? Pensarán lo correcto. Un chico enamorado que demuestra sus sentimientos a la chica que quiere pues después de haberla corrido del lugar que compartían, donde vivían juntos, la volvió a encontrar y al ver esos hermosos ojos no pudo resistirlo más y cayó de nuevo. Eso pensarán.-

Dudo que piensen algo tan largo.

Volví a tomar su codo y ésta vez Collin se dejó guiar. La puerta trasera daba a un callejón, en el cuál todos los dueños de las tiendas dejaban la basura que generaban o algún cargamento que no podían resguardar por normas de sanidad. Al estar fuera pedí a Collin que sosteniera la puerta mientras buscaba algo que ponerle para que no quedáramos atrapados en el callejón oloroso. Una caja de zapatos después, Collin y yo estábamos sentados en el piso, yo miraba el cielo mientras sentía los ojos de Collin puestos en mi.

-¿No fue suficiente un día? ¿Tenías que irte todo un mes? Ya estaba haciéndome la idea de cortar nuestros lazos rojos. Pero pensé mejor en ello y no pude hacerlo. Yo me sumo mucho en mis pensamientos y luego lo hago de más, hacer eso me ayuda pero también me despedaza. La casa es muy silenciosa sin ti, el vacío se sintió de inmediato y tu lado de la cama esta completamente frío. Quiero volver a dormir mientras te abrazo o te acurrucas en mi pecho. Quiero despertarme escuchando tu voz mientras cantas en la ducha o con esa perfecta vista de ti cuando madrugo. Quiero poder llevarte al colegio mientras platicamos sobre nuestras vidas o canciones favoritas. Quiero tenerte a mi lado. Un mes no será mucho para ti, pero para mi es una vida entera.-

Me quedé estática en mi lugar. Algo así siendo dicho por Collin era sorprendente.

-Ven conmigo otra vez, por favor.- tomo mis manos entre las suyas y las besó. Tensión. Tensión. Tensión.

Este tipo de escenas las había visto en películas.

Aquí es donde tengo que decirle "Si, volveré contigo y todo será como antes" nos besamos y ¡PUM! Felices por siempre.

-¿Que dices?- antes de poder responderle escuchamos una puerta abrirse y un chico de cabello castaño salió con una bolsa de basura en manos. Giré mi cabeza hacia otro lado, Collin estaba demasiado cerca de mí y el chico podría mal pensar las cosas. Collin se puso rojo y soltó mis manos rápidamente.

-¿Carter? ¿Collin?- me extrañé con el hecho de que el chico supiera nuestros nombres, pero después de procesar todo me di cuenta de quien era. Esa voz, esa estatura, esos brazos, ese tono de piel.

-Oh, hola Deniel- solo pude soltar dos palabras.

-Puta vida- el color subió a mis mejillas y me abracé a mi misma.

Complaciendo a Papá. EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora