TOM
Larisa giró sobre la cama, arropándose con las mantas, aun presa del sueño, para quedar de espalda a mí, la miré y medio sonreí, preciosa, de todas las formas posibles e imaginables. Aparté la mirada de ella, para mirar hacia la ventana de la habitación, la luz mortecina del amanecer se escurría en el interior, no podía quedarme más tiempo con ella, debía de salir del cuarto, si tan solo mamá o Gordon supieran que mi niña hermosa y yo habíamos compartido una cama, enredados y en medio de besos culpables, mojados y prohibidos... suspire, para sentarme en la cama, mi cabeza dolía de una manera horrible, no había dormido nada esa noche, entre mis negativas para las peticiones descabelladas de mi Larisa y mis propios remordimientos, mierda.
Estiré mis manos por encima de mi cabeza y las articulaciones de estas crujieron, arrugue la nariz y maldije por lo bajo, mi cuello dolía, bastante. Larisa se removió, una vez más, quedando dormida sobre su espalda, con una de sus manos distendida en mi dirección, buscando mi mano, aparté mi extremidad con cuidado, sin ánimos de despertarla. Aparté las mantas de mis piernas y me puse de pie, joder, ¿Dónde había quedado mi playera? Mierda, justo ahí, sobre uno de mis tenis. Me calcé la prenda, sin demasiado cuidado, para mirar a mi chica, vaya, resultaba de lo más glorioso habernos sincerado de esa forma, tragué saliva, devastado ante la sola y repentina idea, de nada nos serviría haberlo hecho, las cosas no habían cambiado para nosotros, Clare aun seguía estando embarazada, Lari aun tenia quince y no había dejado de ser parte de mi familia, suspiré, derrotado, para rodear la cama y detenerme al lado de donde ella dormía, para apoyar una de mis rodillas en el borde del colchón, medio sonreí, para apartar un mechón de cabello que le medio cubría el rostro, para besar su frente después.
−te amo hermosa−le susurré, mientras me alejaba de su rostro−siempre.
Retrocedí un paso, sin mirar nada que no fuera su rostro, su perfección, su inocencia, rasgo que yo, definitivamente no era capaz de robarle, la amaba, podía esperar un poco más para tenerla...suspire, mierda, como si eso realmente fuese a suceder algún día.
Coloque mi mano sobre la manija, tratando de no hacer ningún ruido que pudiera perturbarla, para abrir la puerta y salir de la habitación, aún con la mirada puesta sobre ella.
− ¿A dónde vas?−casi pegue un salto de la impresión, gire sobre mis talones, para encontrarme con la mirada de mi madre, quien se cruzaba de brazos−no me mires así Tom, ¿Qué sucede?−demandó, acercándose un paso a mí.
¿Por qué jodidos estaba levantada tan temprano? Joder.
−a la cocina−improvise sobre la marcha, tratando de serenar los culpables latidos de mi corazón− ¿no puedo?−alcé una ceja, desafiante.
Mi madre también alzo una ceja, mirándome de arriba abajo, detecte en su expresión la suspicacia, no me creía, mierda.
− ¿dormiste con esa ropa?−suspiró y se llevo las manos a las caderas, puse los ojos en blanco, parecía que ella creía que yo aun tenía siete años.
−mamá−bufe, para comenzar a andar por el pasillo, tenía que alejarla de la habitación, no podía descubrir a Larisa ahí dentro−deja de tratarme como si fuera un chingado bebe, ¿sí?
Mi madre comenzó a andar detrás de mí, bien, había funcionado mi treta.
−tranquilo hijo−se acompaso a mi andar y ambos bajamos las escaleras−solo preguntaba...
−pues no lo hagas−no la mire, fingiendo un enfado que en realidad no sentía, para encaminarme a la cocina−soy un hombre
Mamá chasco la lengua
−claro, lo que tu digas−ella impregno sus palabras con el más crudo de los sarcasmos− ¿quieres que te prepare algo de desayunar?
−no−respondí, de mala gana, mientras me dejaba caer en una silla, colocando los codos sobre la mesa y acunando mi rostro en mis manos.
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Tentación
FanfictionEncontrar el amor no es fácil, pero encontrarlo y que éste sea prohibido es todavía mas difícil... Tom Kaulitz tiene una vida todo menos ejemplar; vicioso, mujeriego y cargando un sentimiento que lo quema con cada día que pasa. AVISO: estas a punto...