CAPÍTULO 25: desaparecidos

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TOM

Los ojos de Ina me miraron de forma evaluativa, mientras una sonrisa breve se formaba en sus labios.

− ¿Qué quiero de ti?−cuestionó, meditabunda, mientras apoyaba un codo sobre su pierna, para tomar su barbilla entre su índice y su pulgar−interesante pregunta…−sus ojos se pasearon de mi rostro a algún punto invisible para mi, detrás mío.

Resople, para retorcer mis manos un poco más, impotente, mierda, ¿en qué me había metido? Joder, las cosas no parecían mejorar para mí, como si una chingada nube negra se hubiese posado sobre mi cabeza, sin ánimos de alejarse de mí.

−pues espero que tengas una respuesta−masculle entre dientes, para tragar saliva, sentí el gusto de la sangre en mi boca−si no es el dinero lo que quieres, ¿entonces qué es?−la cuestione, sin dejar de mirarla con todo el desprecio que sentía por ella.

Necesitaba tener un punto de partida, algo a lo que asirme para poder negociar con ella, si aún me mantenía con vida era porque quería alguna cosa de mi… maldita perra, si salía bien de todo eso me encargaría de cortarla en pequeños pedazos.

La sonrisa se ensancho en sus labios y la sombra de algo malévolo se apodero de sus irises.

−quiero jugar−mencionó, tranquilamente, sin dejar de mirarme, con diversión, como un gato que juguetea con un ratón entre sus zarpas.

Fruncí el ceño, para chascar la lengua, ¿jugar? Algo me decía que no se refería a una partida de póker.

− ¿de qué hablas?−la cuestione, entre dientes, sintiendo toda la rabia correr por mi sistema.

Ina suspiro, sin quitarme sus malditos ojos de encima.

−quiero que juguemos−repitió su cháchara, sin dejar de sonreír−voy a darte un trabajo para hacer y un tiempo límite para realizarlo−su sonrisa se esfumo casi del todo, dejando una mueca tatuada en su boca−si haces el trabajo bien, rápido y eficientemente, tu premio será tu vida y la de la mocosa.

Mierda, negué con la cabeza, mientras trataba de sopesar mis opciones, las cuales, para variar, no eran demasiadas, de hecho, no tenia opciones, solamente lo que ella quisiera hacer de mi. Bueno, si tenía que hacer un trabajo para salvar la vida de Larisa, lo haría, mi niña era lo único que podía importarme o dañarme.

Apreté la mandíbula, mientras me removía en la chingada silla, mirándola.

− ¿y si no quiero? –la cuestione, mordazmente, tanteando el terreno, su expresión no cambio ni se reblandeció− ¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Uh?

−recuerda, querido−mencionó ella, mientras se ponía de pie de la silla, para andar los pasos que la separaban de mi−que tengo algo que tu quieres…−su mano fue a parar a mi mejilla, donde rozo mi piel con la punta de su uña, trate de apartarme, sin dejar de mirarla con rabia−desobedéceme o haste el macho poderoso y esa mocosa va a terminar sin ojos, sin lengua y sin dedos.

LARISA

¿Qué? Las palabras del chico rebotaron en el interior de mi mente, “mi hermana… Ina Weissbach, mi hermana… Ina Weissbach… mi hermana” no podía ser cierto, no, era demasiada coincidencia, ¿o no lo era?

Una idea empezó a tomar forma en mi cerebro, ¿y si nada era una maldita coincidencia? Shawn había llegado a mí sin explicación alguna, de la nada, para meterse en mi vida…

− ¿cómo? ¿Tú qué…?−cuestione, completamente confusa, para negar con la cabeza

Shawn suspiró, para asentir una sola vez, mientras pasaba su mano por su rostro, mirándome con gran intensidad y algo oscuro en su expresión.

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