CAPITULO 22: EN EL FILO

640 29 3
                                    

LARISA

Las lagrimas se escurrían sin control por mi rostro, sin ser capaz de mirar a la cara a Tom, quien conducía como si el demonio nos persiguiera, sin decir ni media palabra tampoco, únicamente el sonido pesado y poderoso del motor del auto llenaba el silencio tan abrumador que me hacia su prisionera, además, ¿Qué podía decirle?

Joder, maldije mi vida, la chingada existencia de Shawn, su interés por mí, a Tom por ser tan pendejamente obstinado, ¡no estaba haciendo nada con Shawn! ¡Ni siquiera nos había visto besándonos! ¡Nada! Por Dios, no podía perderlo, lo amaba con toda mi alma... las luces del trafico parecían puntos de luz en un espacio negro, vacio, solitario.

− ¿podemos hablar?−lo cuestione, en medio de un sollozo, para sorber mi nariz ruidosamente, rompiendo con la horripilante quietud.

Mi amado chico del cabello trenzado tardo lo que me pareció una eternidad en responderme

−te escucho−mascullo el chico en respuesta, su voz era ronca y fría, demasiado.

Tomé una gran bocanada de aire, para mirarlo, su perfil era el de alguien roto, dolorido y despiadado, sus labios permanecían muy juntos y su ceño fruncido, joder, mi pulso se acelero de la preocupación, la tristeza...

−Tom Kaulitz...−comencé, mientras limpiaba mi rostro con un movimiento de mi mano, para mirarlo, aunque las lagrimas hicieron su aparición al instante−eres la persona que más he amado en toda mi vida...−sorbí mi nariz, para aclararme la garganta, mi voz sonaba horrible−te amo desde que era muy pequeña...−mis ojos se anegaron de lagrimas y mi voz se quebró−no me ha importado nunca saber que este sentimiento estaba destinado al fracaso...−una sonrisa breve se abrió paso en mis labios, para ahogar un sollozo−te he amado sin medida, con entrega, con dolor, soportando todas las cosas de las que sido testigo...−pase mis dedos por debajo de mis ojos, de nuevo−nunca te he pedido ni reclamado nada, y tú lo sabes...−dude−tú lo sabes.

El silencio me asfixio de nuevo, lo mire, sin conseguir captar su expresión... el chico cambio de carril y abandonamos la autopista, mire por la ventanilla y lo único que vislumbre fueron los anuncios brillantes de una gasolinera, mordí mis labios, a la espera, suplicando mentalmente por las palabas de mi Tom.

Pasamos de largo los servidores de gasolina, para aparcar frente a una tienda de servicio de veinticuatro horas, el chico apago el motor del auto y las farolas, para quitarse el cinturón de seguridad, soltando una ruidosa bocanada de aire, para mirarme, por fin.

−Lari...−mencionó, en medio de un susurro, mientras apoyaba su codo en el volante−Lari...−repitió, las luces del interior de la tienda iluminaban su rostro levemente, mordía su labio inferior con fuerza, su labio superior había dejado de sangrar, ahora lucia inflamado y de una coloración extraña−todo eso que me dices yo lo sé...−su voz se rompió, por lo visto, el se sentía de la misma manera que yo.

−entonces qu...

El chico colocó sus dedos sobre mis labios, sellándolos

−déjame terminar−me murmuró, para tomar una bocanada de aire−sé que me amas porque...−medio sonrió−yo también te amo a ti−su mano libre se amoldo a mi pómulo, sorbí mi nariz y él se encargo de limpiar un par de lagrimas que se escurrieron sin mi consentimiento−te amo como a ninguna otra cosa, te adoro Larisa−su mano recorrió la línea de mi rostro, hasta mi barbilla−y me maldigo a mi mismo por no poder estar contigo como a mí me gustaría−el chico trago saliva ruidosamente−me desespero, mi amor...−tome una bocanada de aire−quisiera que las cosas fueran diferentes a como lo son−el chico sonrió, una sonrisa minúscula y su labio comenzó a sangrar de nuevo−joder...−su voz se rompió.

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora