3. Welcome to my life

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Do you ever feel like breaking down? Do you ever feel out of place? Like somehow you just don't belong. And no one understands you. Do you ever wanna run away? Do you lock yourself in your room? With the radio on turned up so loud. That no one hears you screaming.

Sinceramente, aunque lo hubiera hecho miles y miles de veces, aún se sentía nervioso mientras bajaba las escaleras, con los dedos de los pies picando y las manos comenzando a sudar. Las escaleras parecían nunca acabarse, y hacer más ruido cada vez que bajaba un nuevo escalón y temía que alguno de sus hermanos se fijara en sus Dr. Martens, que sólo se ponía esos días. El jersey le hacía sudar, no porque hiciera calor, sino porque era la segunda capa que llevaba, al igual que los segundos y anchos pantalones que parecían querer asfixiarle las piernas, que no dejaban de temblar como gelatina.

Louis acabó por alcanzar el final de la escalera, lo cual agradeció infinitamente, sus pies se deslizaron hasta el sitio más peligroso por el que debería pasar: el salón. Sí, era realmente arriesgado, pero era el único sitio por el que podía pasar por llegar a la entrada, y era la peor idea que podían haber tenido, por lo menos desde la perspectiva del ojizarco. El parqué rechinó justo cuando dio un paso en el salón.

- Louis, ¿vas a casa de tu amigo? - Preguntó Bianca sin desviar la mirada de sus apuntes.

- Sí, me quedaré allí a dormir, no llegaré tarde. - Louis agradeció que su voz no temblara.

- Vale, pásalo bien. - Dijo sin prestar realmente atención.

Louis no pudo respirar tranquilo hasta que sus pies cruzaron la puerta principal. Soltó un enorme suspiro de alivio y se llevó la mano al pecho, para después quitar el flequillo plumoso de sus ojos. Por fin podría escapar de nuevo a su vida real.

Caminó hasta aquel lugar, en el centro de la ciudad, en el que todos los adolescentes de su misma vida se extendían en un gran grupo. Pese a ser un lugar en el centro de la ciudad era bastante privado, pues se escondía tras un antiguo almacén de polvo de maquillaje. Nada más entrar se encontró a Luke.

Luke era su hermano biológico.

Y qué decir sobre Luke, sólo había vivido su primera adopción junto a él, y aunque hubiera sido una de las peores él se encontraba con su hermano mayor y por lo tanto se había sentido protegido muchísimas veces, pero aun así ambos fueron devueltos a un orfanato diferente. Pues habían recorrido un largo viaje desde Australia hasta Londres.

Y qué decir sobre su rubio hermano. Ambos habían tenido una dura vida, aunque cada uno a su forma, con sus propios seres queridos, pero a pesar de que estuvieron distanciados el uno del otro durante muchas adopciones, siempre conseguían escaparse por la noche en ese lugar, donde ambos hablaban durante unas aprovechadas horas acerca de su día y acunándose en los brazos de otro, recibiendo el apoyo que necesitaban, compartiendo su dolor y entendiéndose entre ellos.

Louis y Luke, aunque fueran hermanos de la misma madre y padre no tenían ni punto de parecido, Louis tenía un gran parecido con su madre y Luke, en cambio, era la viva imagen de su padre. Sólo los unía una cosa.

El azul.

Ambos tenían unos enormes ojos azules, aunque la gente seguía sin admitir que era un punto común entre ambos.

Sin embargo, poca gente sabía que ellos dos eran hermanos, ni siquiera sus propias familias adoptivas, pues era un punto que eligieron ambos, pues, al confesar eso muchos de sus compañeros de orfanato tuvieron prohibido ver a su hermano biológico y, por tanto, perdieron contacto con su única familia viva y conocida.

Luke se acercó a su hermano menor y lo envolvió en un cariñoso abrazo, al que Louis no pudo resistirse. Le dio las típicas palmadas en la espalma mientras su alto cuerpo envolvía al pequeño de Louis, casi haciéndole desaparecer. El más joven amaba los abrazos de su hermano. El castaño se aferró a los fuertes abrazos de su hermano y lloró, sacando todo lo mal que se sentía. Porque nadie le entendía y se sentía tan solo, pues únicamente podía ver a su hermano unas pocas horas los viernes, en los que aprovechaban para emborracharse hasta no saber cómo realmente era su vida, estaba perdido.

Su hermano lo abrazó hasta que dejó de llorar. Puede que lo que estaba haciendo no era muy acorde con el sitio en el que se encontraba, pero... ¿Qué más daba? En ese lugar eran sólo él, su hermano, su mejor amigo y sus antiguos compañeros de orfanato, a los cuales conocía perfectamente.

- ¿Fueron otra vez tus padres adoptivos?

- No, esta vez fue Jamie.

- Ignórale, es idiota. - Dijo Luke acomodándole el suave pelo castaño.

- No me lo esperé de él pero al fin y al cabo, él es igual a sus hermanos, se notan que todos son familia.

- No seas tan duro con ellos, ve y disfruta ahora, además hoy está a -

- ¿Qué le pasó a mi pequeño Lou? - Preguntó su mejor amigo y exnovio.

- Nada, tranquilo. Sólo que mi 'familia' es estúpida.

- ¡Qué novedad! - Dijo con sarcasmo.

- Creí que James era diferente.

Louis se quitó el enorme jersey quedando con sus blancos brazos al descubierto, en el cual quedaban algunas marcas de otras casas de adopción, que no sólo habían dejado huella en su piel, sí no que también en su forma de ser, después continuó quitando sus anchos pantalones dejando unos skinny jeans a la vista.

- Eh, deja el striptease para otro momento.

- Vete a la mierda - Dijo Louis rodando los ojos.

- Sí, hoy estás muy jodido, al parecer.

- Lo estoy.

- Yo me voy, tíos. Tengo ganas de ver a Joseph. - Dijo Luke y ambos chicos se despidieron de él con un asentimiento de cabeza.

- Hoy han traído algo que no has probado nunca y que seguro que te gustaría probar, te alejará de tu mala leche.

- ¿De qué estamos hablando, Zayn?

- Cocaína.

Quizás fue el inicio de Louis con la droga.

Pero fue su perdición.


Ass /L.S./Donde viven las historias. Descúbrelo ahora