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Una semana había pasado. Tras ese momento con Jimin en su habitación, ninguno de los dos había vuelto a hablar sobre el tema. En mi casa, el ambiente se encontraba muy tenso. Mi madre no quería salir de su habitación, y mi hermano se encargaba de mí. Por otro lado, papá no había llamado y ambos pensamos que se había ido para siempre. Probablemente, era lo mejor para todos.

Había hablado con Sun Hee al respecto. Ella me conocía mejor que nadie y sabía cuánto me afectaba la situación de mis padres. Me reconfortó con toneladas de helado la noche del miércoles y con una comedia romántica —más comedia que romance— la noche del jueves. Decidí quedarme en su casa y pasar el fin de semana con ella. TJ me dijo que me vendría bien tener un descanso de todo el caos familiar. Él se ocuparía de mamá y me avisaría si algo no iba bien.


...


—A ver, ¿qué opinas de este? —me preguntó Sun Hee, mientras caminaba por su habitación con un par de shorts cortos a la cintura y un top sin mangas color rojo oscuro. Había estado modelando un montón de ropa que su madre le había comprado el fin de semana anterior. Me había comentado que el equipo de fútbol americano tendría una fiesta el próximo jueves y que todas las animadoras —como cosa rara— estaban invitadas—. Quiero llevar algo que sea discreto, pero sexy a la vez, ¿me entiendes? Sabes que no soy como el resto de las chicas del equipo. No quiero que me tomen por una chica fácil.

—Sun Hee, no eres para nada una chica fácil. Lo sabes.

—Es difícil creer eso cuando la mitad de los chicos de la secundaria te ven a diario con una mini falda y un top que apenas cubre tu abdomen, mientras haces volteretas y animas a todos con tu voz más potente y femenina. —Hizo una pausa—. Amiga, sabes que todos ellos tienen una idea equivocada de nosotras y, por lo que he visto, la mayoría de las chicas allí no hacen nada por probar lo contrario.

—¿Cuál es tu interés en probar lo contrario, entonces? Nunca ha parecido importarte demasiado ese tipo de cosas.

—Es solo que... —Sun Hee bajó la mirada.

—Tae Hyung —dije sin dudarlo. Ella asintió.

—Escuché que algunos chicos invitarían a algunos miembros del equipo de baloncesto, y yo... Solo quería que él... Bueno, tú sabes —dijo una Sun Hee avergonzada.

De inmediato, me aproximé hasta ella y la abracé fuertemente.

—Amiga, te quiero. Lo sabes, ¿cierto? —Ella asintió—. Es por eso que siempre me gusta ser honesta contigo, así que... Escucha. Sé que Tae Hyung es un chico genial. Es aplicado y es un gran jugador de baloncesto, pero...

—¿Pero? —Su expresión cambió un poco.

—Pero... Quiero preguntarte, ¿alguna vez Kim Tae Hyung te ha dado alguna señal confiable de que tenga algún interés en ti? Y no hablo de hablar contigo en los pasillos o de pedirte un lápiz prestado.

—Yo... Bueno... No —dijo en voz baja. Apreté levemente su brazo y tomé su barbilla con mi mano izquierda, logrando que me mirara fijamente.

—Escúchame bien, Lee Sun Hee. A menos que durante esta fiesta Kim Tae Hyung te dé alguna señal convincente de que siente algo por ti, necesito que me prometas que harás todo lo que puedas por olvidarlo, ¿de acuerdo? Lo digo por tu bien. Te he visto enamorada antes y sé que nunca te ha pasado nada como lo que te pasa con Tae Hyung, pero si él no está dispuesto a corresponderte, entonces no le veo sentido a esto. No quiero que salgas lastimada, amiga.

Esa mirada © ➳ Park Jimin || Esa mirada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora