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No podía quedarme con la duda. Tenía que saber qué rayos había significado esa mirada. Después de clases, seguí discretamente a Jung Kook hasta su casillero. Cuando no había nadie a su alrededor, decidí acercarme.

—¿Se puede saber por qué trataste a Sun Hee de esa manera? 

—¿Sun qué? —me preguntó Jung Kook, algo aturdido.

—Sun Hee. La chica que estaba sentada a tu lado en química. Quiero saber por qué la callaste de esa manera y por qué miraste a Jimin así después de que lo hiciste —demandé.

—Hey, espera un momento. ¿Estabas prestando mucha atención a mis movimientos, no es así? —me preguntó Jung Kook burlonamente.

—En primer lugar, es difícil no estar pendiente de ti cuando estabas provocando a mi mejor amiga. Y segundo, escuché a Jimin reírse y vi que ambos se miraron. Ahora bien, ¿esto es un plan malvado en contra de Sun Hee? Porque si es así, déjame decirte que no permitiré que le hagan nada.

Jung Kook me observó por unos segundos antes de volver su atención a su casillero. Continuó organizando sus cuadernos y suspiró levemente. Al cabo de unos minutos, volvió a hablar.

—Escucha... Young Mi, ¿cierto? —Asentí—. No es mi culpa que me hayan asignado a tu mejor amiga como pareja de laboratorio, pero realmente se me hizo imposible no decirle nada. Sabes que la chica estaba gritando demasiado, y yo estaba intentando leer un libro. Lo de callarla de esa forma fue simplemente una broma. Sabía que así se intimidaría; eso es todo. No hubo ninguna otra razón para hacer eso.

—¿Y qué hay de la mirada compartida con Jimin? —le pregunté.

—No hubo tal mirada, Young Mi. Hice algo gracioso. Jimin se rió. Ambos nos miramos. Es todo. Fin de la historia.

—Realmente no te entiendo.

—¿Siempre eres así de curiosa? Digo, no es malo tener algo de intuición, pero creo que estás exagerando un poco. No siempre tiene que haber algo más detrás de todo, ¿sabes? —Asentí un poco desconfiada—. Ahora, si me disculpas, debo ir a mi siguiente clase.

Jung Kook cerró su casillero, tomó su mochila y pasó a mi lado, pero antes de irse, puso una mano sobre mi hombro, haciendo que volteara y lo enfrentara.

—Dile a tu amiga que lo siento, ¿sí? Solo quería asustarla un poco —me dijo Jung Kook con una sonrisa—. ¡Ah! Y dile que detesto que me interrumpan mientras leo. —Me guiñó un ojo y se marchó por el pasillo, dejándome sola y confundida.

¿Realmente soy tan complicada? ¿Realmente hay cosas que pueden ser tan sencillas? Las miradas de Jimin siempre me desconcertaban; de eso no cabía duda.

Me dirigí hacia mi casillero y encontré a Sun Hee apoyada sobre él. Me estaba esperando y apenas me vio, corrió hacia mí, envolviéndome en un abrazo aplastante.

—¡Estás aquí! —gritó emocionada.

—Sí. Aquí estoy —dije en un tono de falsa emoción.

—Entonces... —me dijo expectante.

—¿Entonces? —le pregunté.

—¿Qué hacías hablando con el señor "soy tan culto que leo en clase de química"? —me preguntó, imitando la voz de Jung Kook.

—¿Nos viste? —Ella asintió—. Bueno, estaba preguntándole porqué te trató de esa manera si apenas se conocían. —Sun Hee esperó a que continuara—. Y me dijo que te dijera que lo siente, pero que no le gusta que lo interrumpan mientras lee.

—Qué cretino. Es un niño bonito. Se nota que tiene un montón de dinero y que espera que todos se arrodillen ante él —dijo Sun Hee, mirando la nada con algo de rabia.

—Mmm... No me parece, Sun Hee. Digo; sé que solo hablamos por unos minutos, pero no parece ser un mal chico. Tal vez solo quiso jugar un poco contigo.

—¿Te dijo eso? —preguntó de inmediato. Negué. Jung Kook solo había dicho que quería asustarla un poco, aunque eso podría ser considerado como jugar con ella. De todos modos, decidí ignorar ese detalle y cambiar el tema.


...


Después de nuestra otra clase, ambas nos dirigimos a la cafetería para almorzar. Al llegar, tomamos la única mesa disponible y sacamos nuestros respectivos almuerzos. Sun Hee y yo detestábamos la comida de la cafetería, pero nos gustaba estar rodeadas del "ruido cafeteresco", como solíamos llamarlo.

—¿Qué tal el ruido cafeteresco hoy? —le pregunté con una sonrisa.

—Magníficamente cafeteresco, amiga —respondió Sun Hee, devolviéndome la sonrisa.

En eso, un muy animado Tae Hyung apareció a nuestro lado, sentándose en nuestra mesa y saludando a Sun Hee con un sonoro beso en los labios.

—Hola, amor. ¿Cómo estás? —saludó Tae Hyung con un tono demasiado infantil.

—Estoy bien, mi alien. ¿Qué hay de ti?

¿Alien? ¿Qué es esto? ¿Llevan cuatro días saliendo y ya tienen apodos?

Tae Hyung me saludó amablemente y empezó a hablar con Sun Hee; ambos ignorándome por completo. Empecé a sentirme un poco incómoda, por lo que fingí que iba a botar mi comida y salí de la cafetería. Aparte del armario de mantenimiento, no tenía ningún lugar a donde ir, así que decidí acercarme a mi próxima clase y esperar dentro del salón hasta que el timbre sonara. Al abrir la puerta, encontré a la última persona que esperaba ver allí.

Él me miró, y no supe qué hacer.

Esa mirada © ➳ Park Jimin || Esa mirada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora