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Al día siguiente, desperté con un delicioso olor que emanaba del piso de abajo. Era una mezcla entre jalea de fresa y panqueques recién horneados. No pude evitar inhalar repetidas veces y sonreír ligeramente.

De repente, alguien saltó en mi cama, despertándome de golpe y haciendo que mi corazón se agitara.

—Polvito matutino, ¡despieeeeertaaaaa! —gritó Ji Yeon en un tono cantarín. Me removí entre las sábanas, mientras me frotaba los ojos e intentaba recobrar el sentido.

—Bu... buenos días —le dije en medio de un leve bostezo.

—Nana quiere que bajes ya mismo a comer. Bueno; no es ella, sino yo. No tienes idea de lo que me costó convencerla para que preparara panqueques de nuevo.

Ji Yeon se dejó caer en la cama, impidiéndome salir de ella. La pequeña chica se quedó observándome por un largo rato hasta que empecé a sentirme incómoda.

—¿Qué ocurre? —le pregunté suavemente.

—Es solo que no lo entiendo. No luces como las otras chicas que Jimin trae a casa. Pareces más... No lo sé. ¿Qué le estás dando para que te haya traído dos veces, y de forma pública, a nuestra casa?

—Yo... —Dudé—. Escucha, Ji Yeon. No soy ningún "polvito matutino", ¿de acuerdo? Yo... solo estudio con Jimin. Eso es todo. Soy su compañera de clases —le aclaré.

—Jimin no trae a compañeras de clases a casa, excepto a esa tonta de Mandy —dijo en un tono molesto.

—¿Tonta? —No pude evitar preguntar. Ji Yeon asintió levemente.

—Mandy es genial; no me malinterpretes. Es solo que la conozco desde hace años y siempre ha sido tan animada y amigable que me exaspera. ¡Por Dios! ¿Cómo alguien puede ser tan amable con todo el mundo todo el tiempo? —Ji Yeon hizo una pausa—. Hasta cuando están juntos en el cuarto de Jimin, ella... —Suspiró—. Lo siento, no debería estar diciendo estas cosas.

Ji Yeon hizo una gran pausa y volvió a hablar.

—Lamento si te ofendí con lo de "polvito", ¿ok? No fue intencional. De hecho, sí lo fue, pero tú entiendes lo que digo... Espero. —Reí ante su expresión. Ji Yeon me dedicó una mirada amigable y me sonrió de lado—. Entonces... Si solo eres una compañera de clases, ¿por qué estás aquí?

Suspiré.

—Créeme... Ni yo misma lo entiendo del todo.

En eso, unos golpes en la puerta interrumpieron nuestra conversación. Jimin se asomó y nos observó cuidadosamente, antes de entrar a la habitación.

—Buenos días —dijo, sin dejar de observar a Ji Yeon. Esta le devolvió la mirada sin sonreírle.

—Buenos días, hermano. ¿Cómo amaneciste?

—Bien. ¿Qué hay de ti? ¿Qué haces despierta tan temprano?

—Nana hizo panqueques y quería decirle a tu pol... a Young Mi que bajara de inmediato a comerlos. Hace mucho que nana no prepara un desayuno dulce. Ya lo extrañaba —dijo, haciendo un leve puchero.

Esa mirada © ➳ Park Jimin || Esa mirada #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora