Chat. Otro choque. El sueño

15 0 0
                                    

A pesar de haber tenido una estupenda tarde supuse que ese sueño no era algo más que una advertencia, de que era mejor no quedarme de brazos cruzados... A mamá le podría suceder algo... Quizás se entere de las aventuras de papá y al fin me crea...

No, sería pedir demasiado.

Tal vez sea que... No, es imposible eso... Alan... Alan vive, él solo esta desaparecido, pero vive, sí, estoy segura de eso.

¿O no?

Mientras yo iba en este tira y afloja mental las retrasadas de mis compañeras comenzaban a hablar de la joda que habría el sábado.

Por Dios, estamos a miércoles pero ellas ya piensan en el sábado...

-¿Otra vez?- Oí que decía una voz masculina detrás de mí.

-¿Eh?- Dije volteandome.

-Jodeme que no me reconociste, que feo eso-Me dice Leo mientras se sienta a mi lado.

-No es que no te haya reconocido, es simplemente que me parecía que esa voz de hombre no podía provenir de un afeminado como vos.

Él me sonrío y me dio un beso en la sien.

-Sos adorable cuando me decís lo afeminado que soy.

-Lo sé, es algo que te encanta.

-Me encantan los hombres nena, pero me gusta que vos notes mi feminidad- Me responde mientras se acomoda el pelo y posa su mano en la mesa.

Me quedé mirando sus uñas tan bien cuidadas y baje la vista a ver mis uñas todas mordidas.

-Cómo para no hacerlo si hasta tus uñas son más sanas y cuidadas que las mías.

Leo empezó a reírse y yo me reí con él.

Creo que tenerlo a él es como tener un poco de agua en el desierto, aunque sea poco tu lo aprecias mucho, tratas de mantenerlo contigo y esperas que nunca se te acabe.

Leo era mi pequeña provisión en este desierto de mierda.

Yo era una caminante que recorría el infernal desierto con un destino desconocido.

*-*-*-*-*  

Luego del recreo Leo ya sabía de mi maldito sueño y como él me conoce perfectamente sabe que eso realmente me había afectado.

Llegó el momento de la salida y yo tan alegre de que toda esta mierda haya acabado comencé a andar tranquila por las veredas.

-¿Angela?... Ey... ¡ANGELA!- Oí que alguien me estaba gritando.

Me voltee con mis auriculares hecho un manojo de nudos y al ver que alguien venía hacia mí decidí quedarme allí para que esa persona siguiera acercándose.

-Mierda....- Fue lo único que logró formular el chico encapuchado mientras trataba de inhalar todo el aire que pudiera.

-Eu, ¿Estás bien? Creo que no estás en forma para correr dos cuadras sin que te agites- Le dije sonriendo al chico.

No tenía ni la menor idea de quién era pero algo en él me sonaba familiar.

-Angela... ¿Te acordas? ¿Te acordas de mí?- Preguntó el chico bajándose la capucha.

OH MY GOD.

Era el mismo chico que me había cruzado hace unos días, era ese el dueño del perro... El que me había enviado la solicitud de amistad.

No recordaba de que fuera tan lindo, o de que tuviera unos hermosos ojos azules.

-Amm... ¿Sos el chico del perro?

Él sonrió.

-Exacto, soy el chico del perro... Perdón si te asuste, es que estaba pasando por acá y justo te reconocí.

Yo le sonreí y asentí.

-¿Estás apurada?

-Am no... ¿Por qué?

-Porque... No... Mejor te acompaño... Bah, si me lo permitís- Me dijo y con su carita de niño bueno era imposible decirle que no.

Comenzamos a andar y él me daba algún que otro empujón, era caminar, empujarnos y silencio.

Silencio.

Caminar.

Empujarnos.

-Ya... Basta de empujarnos que me voy a caer- Le dije viendo que quería darme otro empujón.

-Perdón, es que es divertido... ¿O no?

Yo me reí. Me reí como hacía días que no lo hacía, con ganas, sin preocupaciones.

-Estás loco.

-Puede ser, pero si me caigo es tu culpa eh.

-Otra de tus caídas y otra vez mi culpa, no, no quiero que te lastimes.

-Mmm... ¿Por qué me quisiste acompañar?

-Es que... No sé, quería hablar con vos pero como no me aceptaste en face tampoco quise darte presión enviándote un mensaje, quizás no te caí bien o algo.

-Ey, me estás cayendo bien es solo que primero no recordaba tu rostro, ni siquiera había reparado en que tenías ojos azules, o sea, no sé en que mundo andaba como para no recordarlo pero bueno acá estamos otra vez.

El  chico soltó una carcajada y yo me quedé muda.

-¿Qué? ¿Qué dije?

Él seguía riéndose y yo sin entender.

Sus ojos.

NO.

Eran

Azules.

Mierda.

-Son lentes de contacto ¿Verdad?- Le pregunté entre exasperada y divertida.

-Sip, sí lo son.... Bueno, dejemos de boludear, tenes que llegar a tu casa conectarte a facebook y aceptar a Nicolas Barroca.

-¿No podes decir solamente que te acepte?- Le dije sonriéndole mientras avanzábamos.

Cada vez más cerca.

El nido de cucarachas lleno de mierda estaba a 4 cuadras y Nicolas comenzaba una pequeña charla.

Antes de llegar a la entrada del cerco le dije que me disculpara, que no podía hacerle pasar pero que la próxima sería.

Nos despedimos y al rato comenzamos a chatear.

Nicolas me llevaba unos años y me comento que uno de sus padres había muerto, no me conto más y no lo presione a más.

Creo que aquí empieza algo... ¿O no?


El pasado...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora