Un mes después de toda esa revolución entre la tía, los padres, mi trabajo, todo parecía normalizarse, hasta que Miriam, su tía, me llamó.
Miriam me había dado permiso de visitar a su sobrina, no parecía una mala mujer pero tenía su carácter y con los días comprendí que está mujer realmente apreciaba a su sobrina, dijo que nunca tuvo problemas con ella pero que Adriana y las otras eran un desastre con los adolescentes. Me contó de que ella en realidad no era la hermana de Fabian (el padre de Ange) que ella solo era la cuñada pero como se habían separado y aun seguía teniendo una buena relación todos por respeto le llamaban "tía".
Me contó de que no se enteró antes sobre lo que ocurrió con los Monsalvo, porque ella estaba en pleno tratamiento de fertilización y con los tramites de aquí para allá le era algo complicado tener una buena comunicación por el momento.
Miriam necesitaba compañía, se le notaba cuando la misma tarde que pedí para ver a Angela ella se dispuso a contarme todo lo que te cuento y más.
Angela cuando me veía sonreía y yo tenía curiosidad de si me recordaba pero en realidad no era eso, era que ella sí me recordaba pero del hospital, no de antes.
La noticia que me dio Miriam fue la que alegro este aburrido y soleado domingo.
Angela estaba en casa, le habían dado de alta.
Cuando le dije a mamá ella se alegro al igual que yo, es que mamá ya le había tomado cariño, había comprendido porque la elegí a ella y no a otra, porque ella era especial.
Mientras me apuraba para ir a mi lugar sagrado casi me olvidaba el celular.
-Que apurado andas eh- Me dijo mamá.
-Bueno... Es que... Me gusta ir por allá y recostarme a escribir.
Ella sonrío y solo me dejo el paso libre para que me fuera.
Hacía un tiempo que había comenzado a escribir, todo porque encontré el diario de Ange y cuando lo leí, cuando comprendí algunas cosas sobre ella no me quedo más que devolverle un poco de lo que ella me había obsequiado: paz.
Me recosté sobre ese enorme sauce llorón y comencé a observar, miré a mi alrededor y noté algo raro de esta plaza.
No había niños.
En las plazas siempre se escuchan las risas de chiquitos corriendo, siempre se oyen madres enojadas con sus hijos por haberse ido tan lejos... Siempre hay más vida cuando las risas de los nenes comienzan a brotar de algo tan simple como unas cosquillas o unas morisquetas.
A Angela le gustaban las plazas con muchos niños. Recuerdo que una tarde fresca ella decidió ir al parque cerca de mi casa y llevar muchos cuentos infantiles y nesquick en dos termos.
Ella contenta comenzó a leerles y a repartirles una taza de nesquick a cada chiquito que se acercaba, algunos padres se acercaron a oírla contar ese cuento, ese de una princesa que dormía eternamente por culpa de una bruja mala y la princesa esperaba a su valiente príncipe que la salvará de ese sueño eterno.
Angela no era mala, Angela era una persona buena pero era incomprendida, nadie se molestaba en entenderla y ahora, ahora no existía más que una Angela de hace dos años atrás con el amor por un abuelo que ya no está y con la emoción de una niña esperando a que llegue su hermano mayor, ese que en el extranjero acabo degollado.
-¿Nico?-Oí que un hombre me llamaba.
¿Un hombre?
-Emm.. ¿Sí?- Le dije parándome incómodo de que me haya tomado justo en mi reflexión sobre ella.
-Dah, boludo, ¿Otra vez acá?- Me dijo Nahuel.
Yo solo asentí y comenzamos a andar alejándonos del sauce, alejándome de mis pensamientos, alejándome de Angela...
*-*-*-*
-¿Por qué todos los benditos domingos te venís a esa horrible plaza? Es algo que sigo sin comprender- Me dijo Nahuel mientras me pasaba un mate.
-No es horrible...
Él me sonrió y asintió.
-Okey, es una plaza desierta, podrías ir los sábados, ahí sí hay niños a los cuales observar y mientras masturbarte pensando en ellos- Me dijo levantando las cejas
-Por Dios, no soy un maldito pedofilo... Solo voy ahí los domingos porque era dónde leía con Angela.
-Hermano, ya sé que no sos un pedofilo solo... Solo que no podes tratar de vivir de un recuerdo.
-Nahu, ella... Ella sigue viva, su memoria esta adormecida, pero esta viva.
-Como quieras pero ¿Le has hablado? O solo soñas con ella desde la lejanía...
Yo solo me quedé pensando si la había llamado desde que le habían dado el alta y no, no lo había hecho.
-No lo hice.
-¿Al qué?
-El llamarla...
-Ah, no me estabas escuchando, que lindo de tu parte, voy a sacarte de ese maldito lugar y enmede agradecer mis consejos o siquiera oírme solo te colgas.
Yo me levanté y lo abracé con tal fuerza que lo alcé y él me la devolvió.
Ese si que era un amigo, aconsejarme, bancarme aunque mi mente este en otro planeta, él siempre ha estado conmigo y creo que es a uno de los pocos que le pude confesar que ese sauce y esa plaza se había convertido en algo más, en mi refugio.
*-*-*-*
El lunes llamé a Miriam para ver cómo andaba Ange, me dijo que algo le faltaba pero que no recordaba qué.
Yo sentí una punzada sabiendo que de seguro sería su diario pero como lo había comenzado hacía un año le debe de resultar difícil recordar qué es exactamente.
Cuando fui a visitarlas Miriam me recibió tan alegre y me comento sobre la mamá de Angela, sobre lo mal que la vio ayer y lo mucho que le hacía falta esa cordura que llevaba consigo antes de la desgracia.
Me comento que Fabian no se apareció hasta después de dos horas después de que ya había cerrado la empresa.
Me dijo que ella había empezado a controlarlo porque quería estar segura de que sus sospechas sean realidad.
Y yo sin pensarlo le dije que sí, que lo era, que ese hombre no era feliz con la señora madre de Angela y por ello jugaba con otras mujeres, o con ESA mujer que solo él y alguno que otro sabrá.
-Tía... ¡TÍA!- Le grito Angela desde el asiento luego de percatarse que estaba yo sentado frente a Miriam.
-Sí nena, ¿Qué pasa?
-¿Por qué está él acá?- Dijo mirándome con sus hermosos ojos entrecerrados como si le haría daño a alguna de las dos.
-Vino a tomar mates y a charlar Angela, ¿No te agrada?
-Sí... Es que... ¿Cómo te llamas?- Me dijo mirándome más con miedo que con odio.
-Nicolas, me llamo Nicolas, un gusto Angela- Dije extendiéndole la mano.
-¿Me conocía de antes?- Le dijo mirando a Miriam.
La tía sonrío y le dijo que me preguntará a mí.
Yo le respondí de que sí, que hacía casi 8 meses de que la conocía.
Ella solo asintió y se retiró a algún lugar de la casa alejados de la sala y la cocina.
-Así que me decías... ¿Qué "refugio" es ese?-Me dijo Miriam
-La plaza, la plaza es mi refugio...
Y ahí retomamos nuestra retorcida charla aunque yo no dejé de pensar en dónde se habría ido Angela.
ESTÁS LEYENDO
El pasado...
Teen FictionAlgo que nos enloquece es la perdida de un ser querido, algo que nos entristece es un amor fallido, algo que nos enfurece es la traición. A veces no pensamos en que el amor puede surgir en las peores situaciones pero si ahí es cuando decide florece...