Siempre me han dicho que cuando se cierra una puerta se abre una ventana. Mi puerta ha estado cerrada desde un principio. Pero es una puerta de cristal. Es una puerta por la que en un primer momento crei que podría pasar. Se olvidaron de decirme que el cristal era blindado. Que necesitaba una llave. Una que yo no tengo. Una que es de otra. Seguí un tiempo empeñada en que conseguiría pasar por esa puerta. Que nada me dentendría. Que siempre hay una forma. Pero todos tenían razón. La puerta esta cerrada. Poco a poco he conseguido limpiar cada vez más el cristal. He insistido en abrirla pero ni siquiera he conseguido agrietarla. Quizás si apartase la vista de esa puerta por la que estaba empeñada en pasar hubiese visto la ventana. O quizás nunca hubo ventana. Quizás era un zulo del que no podria salir. O a lo mejor hay una ventana. Pero esta cubierta con cortinas. Cortinas negras de terciopelo de las que cuesta quitar. Quizas en algún lugar esté esa ventana para mi. Pero no estoy segura de querer cruzarla. Ni siquiera estoy segura de que haya ventana. Mientras, me dedico a decorar mi preciosa puerta de cristal. Le he puesto vinilos para recordar que sigue estando ahí y no volver a darme de bruces contra ella. Le he pintado un nombre para recordarme que la propietaria de la llave no soy yo, que la tiene otra y que nunca seré capaz de hacerme con ella. Le he colgado luces alrededor para saber que incluso en los días más oscuros, es la luz que me ilumina. En una de las esquinas he dibujado una sonrisa, para que me recuerde que pase lo que pase es mi razón para sonreir. Mi puerta es preciosa. Cada vez me gusta más. A traves de ella puedo ver un jardín. Muy verde. Con flores de colores. Es un paisaje maravilloso. Es el paisaje que todos queremos tener. Es mi jardín de las delicias. Esa puerta es la razón para levantarme cada mañana. Me recuerda que hay un mundo fuera de mi zulo. Me recuerda que hay razones por las que sonreir. Me recuerda a ti, porque tu eres la puerta que da a mi jardin de las delicias. Porque tu eres mi razón para sonreir cada mañana. Porque eres mi oxigeno, ese que necesito cada dia. Te quiero. Te quiero mucho.
O2
