Demasiado curiosa.

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Si alguien me hubiera dicho que lo que iba a ver estaba más allá de lo que podría soportar, no se lo hubiera creído. Al seguir viendo as fotografías, aparecían cada vez más imágenes de ellos dos juntos, abrazados, besándose... pero esas no fueron las peores. Una fotografía en especial hizo que estuviera a punto de llorar. En esa imagen se veía a los dos en una cama, una foto que ella había tomado, de seguro, se le veía la mitad de la cara y el torso; estaba cubierta con una sábana y detrás se veía a GD durmiendo sin polera. Estaba claro, todo tan claro.

Como toda buena fan, mi corazón se rompió en miles de pequeñísimos trozos, explotando en todas direcciones. No importaba lo que iba a pasar, sentía que jamás se iba a volver a unir.

Casi llorando dejé el celular de nuevo en la mesita y con las pocas energías que me quedaban, arrastré los pies a mi habitación y me acurruqué en mi cama, tapándome hasta la cabeza a pesar de del calor que hacía.

A la mañana siguiente me desperté con el sonido del celular. Corrí a contestar:

- ¿Aló? - dije.

- Hey, soy yo, con quien hablaste anoche. Espero que puedas venir a dejar el celular ahora...

- Está bien...

- No me gustaría que vinieras acá, pero no me puedo despegar de GD en estos momentos, así que ¿puedes venir al hospital? Anota por favor.

- ¿Eh? Claro...

Después de anotar la dirección corté. Respiré hondo ¿por qué GD y Seungri estaban en el hospital? ¿Qué había pasado? Ahora no estaba segura si quería tener las respuestas, después de lo que había visto la noche anterior, ese celular, era prácticamente las puertas del infierno. Mi maldita curiosidad, esa curiosidad que me había dado tantos problemas, ahora me daría más.

Una ducha rápida y ropa cómoda. No quería llamar la atención, ni siquiera me maquillé. Metí el infernal celular a mi bolsa y al salir tomé el taxi al hospital. Seungri me había dicho que lo esperara abajo, pero al llegar no había nadie, esperé como 10 minutos y comencé a ponerme más nerviosa cada segundo. Seguía pasando el tiempo y nadie aparecía. Así que decidí entrar, con las manos en los bolsillos le pregunté a la recepcionista que me miró con cara de pocos amigos y me dijo que no podía darme esa información, a pesar que le insistí que tenía algo importante que entregarle. Ella me pidió que me retirara y miró al guardia. Antes que lo llamara salí del lugar. Estuve otro rato esperando afuera y en un momento que se distrajo ayudando a una señora de edad, me escurrí adentro, escondiéndome atrás de unos pilares, del guardia y de la recepcionista; y como pude tome el ascensor. Pero ¿dónde buscar? Me decidí ir a las habitaciones privadas y no me equivoqué.

Miré dentro de un par de habitaciones hasta que lo vi. Estaba de espaldas a la puerta, pero cualquier fan lo podría reconocer, sus orejas, los aretes en ellas, el corte de cabello, el ancho de su espalda, las venas en su brazo. Era él, GD. Cerré un poco la puerta y lo miré por el espacio. Lentamente se acercó a la persona que estaba en la cama, le tomó la mano y se la besó. Estaba llorando, era innegable. Luego se le acercó a su rostro y la besó cerca de los labios, ella estaba entubada, conectada a muchos cabes, tenía vendas en la mitad de su rostro y parecía estar dormida. Aún así pude reconocerla... era Kiko.

-¡¿Qué diablos haces aquí?! - Seungri gritó a mi espalda.

- ¡¡¡¡AHHH!!!! - grité.

- Eres la chica del celular ¿no? - frunció el ceño - ¿Acaso no te dije que me esperarás abajo'

- ¡Lo siento! Te esperé pero no aparecía... y solo quería entregarlo.

- Eso no te justifica ¿estás segura que no hiciste nada con ese celular?

MátameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora