Mátame

Soportar

Después  nos despedimos de GD y Tae. Seungri se fue en el auto de su mánager y yo use la Van. Llegué casa como a la 1 am, de nuevo como es mi costumbre, me tiré sobre la cama a dormir. Me desperté un par de horas después ya que me dolía la cabeza. ¿Cómo haría para llevar a cabo este trabajo? Nunca en mi vida imaginé que GD y yo fuéramos tan distintos, ahora me daba cuenta de como demonios podía idolatrar a las personas, que al fin y al cabo, son solo personas. Entonces me propuse en verlo solo así, como una persona más del trabajo. Tal vez así esto saldría adelante, y a cabo de 6 meses podría buscar otro trabajo, sin duda haber trabajado para la YG me ayudaría mucho. Me tomé una aspirina y me volví a dormir.

Temprano en la mañana, me di una ducha fría para quitarme la pereza y partí a la empresa. Al llegar me dieron una oficina y al rato de haber estado ordenando el papeleo, llegó el director Yang.

- ¿Cómo te llevaste con Ji Yong?

- Uhm... no muy bien...

- Lo sé, Young Bae me lo contó - acotó - solo quería saber si eras honesta.

- Lo soy y a veces demasiado - dije apenada.

- Tienes que darle tiempo, sabes que está en un mal momento, generalmente no es así - frunció los labios - Creo que él sabe que no puede desquitarse con sus amigos y familia, y ahí estás tú, la nueva. Una persona que no conoce y que no le importa demasiado dañar... pero si le haces entender que estás de su lado, de seguro que será amable contigo - sonrió - esa es su naturaleza.

- Entiendo - asentí - soportaré lo más que pueda, pero no aseguro nada. Detesto cuando la gente me trata mal; pero aún así me comportaré.

- Me agradas ¿sabes? - sonrió - Es difícil encontrar gente tan sincera. Bueno, tienes que ir a verlo a las 3; Young Bae tiene una entrevista y no lo podemos dejar solo.

- ¿Me quedaré con él? ¡¿A solas?! - abrí los ojos como platillos.

- Sí, estarás bien.

- Eso espero...

Y tal como me lo había pedido, llegué unos 5 minutos antes. Young Bae me recibió con una sonrisa afligida. No vi a Ji Yong para nada

- Está en su habitación, llamó al hospital y le dijeron que hoy no podría visitarla ya que ella sufrió una baja de presión y tuvieron que estabilizarla toda la mañana. Desde eso, está encerrado ahí y no quiere comer nada. Traté con todo lo que pude, pero no hubo caso - murmuró.

- Oh, entiendo... veré que puedo hacer.

- Volveré en un par de horas, traeré la cena - sonrió.

- Genial, nos vemos entonces - le devolví la sonrisa.

Después que se fue me quedé en el comedor ordenando algunas cosas y un poco la casa. El lugar era como ya lo dije, espacioso y muy bien ordenado pero desolado. Los cuadros tenían un estilo moderno al igual que los muebles. Estábamos en el 8vo piso - creo que se toma demasiado a pecho ese número -. La vista desde la terraza era preciosa y se veía las luces de la ciudad tan brillante y románticas, esto hizo que me perdiera en ese espectacular paisaje.

- ¿Qué haces acá? - me preguntaron a mis espaldas.

Me giré y lo vi más demacrado que nunca. Sus ojos estaba hinchados al igual que su rostro. Su ropa estaba arrugada y su pelo despeinado.

- El señor Yang  me pidió que viniera - respondí.

- Uhm... pues puedes decirle que viniste, ahora vete.

- No puedo hacer eso.

- ¿Por qué no? - arqueó la ceja.

- Porque yo no soy así...