¿Qué harías si encontraras algo importante?
Y ¿si por curiosidad descubres algo que no tenías que saber?
Por no controlar su curiosidad, Eve, quedará envuelta en situaciones inesperadas junto a una persona que admiraba, G-Dragon.
Al comienzo...
- No entiendo porqué mis cosas están en tu departamento.
- Es una señal de que debes quedarte conmigo - la abracé - el departamento es grande.
- No lo creo, iré a mi antiguo departamento así que no te molestes en arreglar la habitación - tomó algunas de sus maletas y estaba yendo a la salida.
- ¿Por qué no? No hay nada de malo, eres mi esposa... Estamos casados y no habría nada de malo en vivir juntos - sonreí.
- Claro que si, que dirá la gente...Nadie sabe lo nuestro, no quiero ni imaginar la reacción del director - murmuró preocupada.
Aigo, aún no entiende que la opinión del director sobre mi vida personal no me importa en lo más mínimo.
- Cuando lo nuestro sea pública, podremos...
- la interrumpí - Tú misma dijiste que las costumbres coreanas son algo que no va contigo ni tu familia, y ahora me dices que te importa el que dirán.
- No se trata de eso... Kwon Ji Yong, aunque estemos casados aún nuestra situación no es la más normal...
- Eve, nuestra situación nunca será normal... Lo sabes muy bien - hablé seriamente - No espero que a la gente le agrade o no mi vida... ES MI VIDA.
- ¿Crees que esta situación también me agrada? - sonrió - Estoy arriesgando muchas cosas por nuestra relación, perdí mi trabajo por eso... No eres el único que tiene derecho de quejarse.
Salió de mi departamento, me quedé inmóvil con lo que dijo... Tengo la culpa de que ella pase por estas cosas... Que a causa mía perdió un gran trabajo. Y ¿yo que perdí?... Realmente soy un completo idiota, Eve ha arriesgado más que yo, y aunque el echo de hacer pública mi relación con ella pueda hacerme perder mucas cosas... No me arrepentiría.
Salí a buscarla; el clima es tan incierto que apenas hace unos pocos minutos estaba el cielo despejado y ahora llovía, corrí y miraba a todos lados tratando de encontrarla.
- Lo siento - tomé su rostro para mirarla a los ojos... esos hermosos ojos azules. Su ropa estaba completamente mojado al igual que ella, estaba empapada... Y ahora yo también. Estaba con los ojos rojos por las lágrimas que se deslizaban por su mejilla y se confundían con la lluvia - En verdad lo siento... fui un egoísta amor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Solo me miraba, haciendo un raro pero gracioso puchero... No sabía que decir, era como si no pudiera emitir palabra alguna para calmarla y ella lo notó...
- No lo hagas... - se alejó - deseo estar sola.
Y seguía sin poder hablar frente a ella...
- Adiós...
***
- No debí dejarla ir así - refunfuñé.
- Wooow, su primera pelea marital - sonrió - no es tan grave como para ser la primera vez.