Bendita hora de tutoría.

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Capítulo cinco

Después de aquellos tres minutos hablando, aproximadamente, conseguí la valentía para poder seguir hablando con él, aunque fueran estupideces.

Era la hora de tutoría. Y los sitios que nos asignaban no eran fijos. Yo como siempre me sentaba en primera fila, pero aquel día la clase se había puesto en mi contra.
Todos estaban sentados desde la primera hasta la cuarta fila, sin dejar ni un solo sitio libre.

-¡¡Mierda!! - pensé al ver que el único sitio libre era en la última fila y...Adivinad al lado de quién, John.

Iba muriéndome de vergüenza mediante avanzaba hasta el final de la clase.

-¿Está ocupado? - pregunté con la voz rota.

-No, estoy soltero - dijo de forma graciosa.

Solté una sonrisa y varias carcajadas.

-Me refiero al sitio, estúpido. - contesté aún con una sonrisa en la cara.

-No, no está ocupada, siéntate si quieres. - dijo amablemente.

Volteé mi mochila hasta dejarla al lado de mi silla. Iba a sacar mis libros cuando el profesor entró por la puerta y dijo:
-Chicos, hoy toca peli.

¡De puta madre, una hora menos! -dijo muy contento.

Sonreí y pensé que a lo mejor, aquella hora libre me valía para poder conversar un poco con él...O más bien...Conversar algo.

-A ver que peli nos ponen ahora. La última que puso fue Hulk, así que imagínate... -dije con un tono sarcástico.

-Oye, que yo soy fan número uno de Hulk y esos temas. De los superhéroes en general. De echo tengo un tatuaje de Spiderman en el omóplato. -dijo un poco molesto.

-Vaya puntería tienes, Anne. ¡¡No intentes ser graciosa y cállate!! -me dije a mi misma. Ups, lo siento. No lo sabía...

Soltó una fuerte carcajada, seguida de siete u ocho más.
Estaba flipando y muy avergonzada cuando escucho...

-¡Que no, tonta! Soy más de fórmula 1. ¿Enserio me ves cara de friki? - sonrió amablemente y me guiñó un ojo.

-Me esperaría cualquier cosa viniendo de tí, John. -dije con tono pícaro.

-No se si tomarme eso a bien o a mal. Pero me lo tomaré de buena manera...Mejor. -me dijo.

Así estuvimos hablando durante una hora. Deseando que todas las horas del día fueran así. Pero, sonó el timbre. Ese que tanto me gusta porque es el que finaliza las clases...Ese día lo odié con todas mis fuerzas.
Recogí mi mochila del suelo y acomodé la silla. John salió después de mi. Y, para mi sorpresa...Apoyó su mano en mi hombro.

-Mañana nos vemos Anne Vázquez. -y me adelantó, saliendo por la puerta del aula.

Mi corazón se puso a diez mil por hora. No sabía si reír, llorar de alegría o desmayarme ahí mismo.
Opté por sonreír y asentir con la cabeza. Lo otro hubiera quedado demasiado ridículo.

¿El gran amor de mi vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora