¿El gran amor de mi vida?

Sexto día.

Capítulo treinta y dos

Abrí los ojos y vi a John mirándome fijamente con una pequeña sonrisa en su rostro.

-¿Por qué será que siempre te despiertas antes que yo? ¿Es que pones alguna alarma? -digo bromeando.

-No. No duermo en toda la noche por tus ronquidos. ¿Recuerdas?

-¡¡¡John!!! Yo no ronco. -digo furiosa.

-Es broma. Eres preciosa cuando duermes.

Nos arreglamos y bajamos al hall donde estarían los chicos esperándonos para irnos.
Cogimos el autobus antes de la hora planeada y pusimos rumbo a Disney.

Llegamos. Sólo la entrada ya era precioso. Era como...volver a ser una niña.
Nos recorrimos todo el parque de atracciones y montamos en alguna que otra atracción.

Llegamos al hotel a las 20:54.

Había sido el mejor día de mi vida.
Quedamos para cenar algo esa noche y después ir a uns de las discotecas más populares de Francia: "Queen".

Me puse un vestido blanco de encaje con la espalda al aire y unos tacones altos rojos que me había dejado Paula.

John se puso una camisa con estampado color azul marina, que hacían juego con sus ojos. Y unos piratas blancos con unos mocasines azules oscuros.

Pusimos camino al bar donde íbamos a picar algo antes de ir de fiesta.

-Por más viajes así a vuestro lado, chicos. -dije levantando la copa para brindar. -Quiero daros las gracias por haber hecho esta semana increíble. Os quiero. -terminé chocando las copas.

-Gracias a tí. Por estar cuando todos te hemos necesitado y por aguantarnos el día a día. No hay mucha gente como tú, Anne. Tr queremos. -dijo Alex en nombre de todos.

Agradecí un montón aquellas palabras. Después de haber perdido la amistad con Cristina, no me venía nada mal escuchar todo eso.

Hablando de Cristina...Había preguntado a Alex por Cristina durante estos días, pero sólo me decía que disfrutara mi viaje, que ya hablaríamos después del tema. Lo que me ponía aún más nerviosa. Eso quería decir que no habían buenas noticias.

Fuimos dando un paseo hasta la discoteca. Cuando llegamos, compramos las entradas en taquilla, que un portero enorme nos iba a pedir al entrar. Nos dieron unas pulseras fluorescentes más adelante para poder entrar y salir si lo necesitábamos.

Aquella discoteca era totalmente distina a las de Madrid.
El local era enorme, y estaba dividido en dos partes.
La primera eran mesas con camareros haciendo numeritos con cócteles.
Y en la segunda estaba la zona donde todo el mundo bailaba. Había una pantalla enorme con música en directo. Tenía bastante ambiente.

Después de una hora y media, la noche no podía ir peor...