Cafetería.

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Capítulo quince

Suena el despertador de las 9:30. Lo apago y me siento en la cama. Miro fijamente la puerta de la habitación, donde se ve un poco de salón. Puedo ver el montón de cajas acumuladas que hay y me tumbo en la cama otra vez.

-¡Levántate y empieza a hacer cosas! -me digo a mi misma.

Consigo enderezarme y volver a sentarme en la cama. Alcanzo las chanclas con los dedos de los pies y voy a la caja del baño para buscar mi cepillo de dientes.
Mientras me enjuago la boca recuerdo lo que sucedió anoche. Y tras eso, me acuerdo también de que no le contesté a Cristina. Así que desconecto el móvil y abro el WhatsApp.

-Joder, 57 mensajes de 5 conversaciones. -murmuro en voz alta.

De todas las conversaciones me llama más la atención la de papá.

-Hija, ¿todo bien? No quiero agobiarte, si necesitas ayuda con la mudanza o algo de reformas me avisas y voy. Si quieres hacerlo todo sola, como siempre, iré cuando hayas acabado todo. Besos. Te quiero.

-Gracias papi, ayer terminamos tan tarde de traer las cosas que apenas he podido empezar a abrir cajas. Ya estoy en ello. Gracias por todo. Te adoro. -y envié el mensaje.

Doy al botón de retroceso y la segunda conversación es de Cristina, contándome las cosas que se había comprado allí. No sé por qué pero hoy veo las cosas de una manera más positiva. Ya no me siento tan sumamente culpable.
Miro las demás conversacion y compruebo que no hay nada nuevo. Son de los grupos de la Uni.

Bajo a la cafetería a por algo para comer y subo a empezar a hacer cosas.
Pongo a Ed Sheeran en YouTube y empiezo con el trabajo.
De repente la música se para, y empieza a sonar el "ring ring" que suena cada vez que te llaman. Con las prisas no leo ni quién es.

-¿Si?-digo.

-Tenemos que hablar. -dice alguien con voz seria.

-¿John? -pregunto con la voz rota.

-¿Con cuántos tienes que habla, chica? -dice algo simpático. ¿Te viene bien a medio día en la cafetería de ayer? -pregunta con interés.

Por alguna extraña razón, Cris no se me pasó por la cabeza esta vez.

-¿A la 14:30? -pregunté.

-Perfecto. Allí nos vemos. -y colgó.

Volvió a sonar el teléfono a los cinco segundos de colgar. Era él otra vez.

-¿Hola?- digo confusa.

-Ponte guapa, nada de sport esta vez. Ya no te quedan excusas. -y volvió a colgar.

Se me dibujó una sonrisa de oreja a oreja. Impresionante.
Tenía que dejar de hacer el tonto y centrarme un poco en la mudanza durante las próximas horas antes de la comida.

-Bien, ya tengo el salón y la cocina lista. -murmuré señalando cada una de las habitaciones. -A ver en qué hora vivo...Joder, 14:00, voy justa de tiempo para variar. -pensé.

Me di una ducha rápida y fuí a la habitación a buscar algo bonito para ponerme.

-Esto con esto y...Esto. -dije poniendo encima de la cama una camisa blanca de encaje con unos shorts negros. Y por último, unas converse blancas.

Cogí las llaves y el móvil, y lo puse dentro de un bolso negro.

Allá voy. -pensé mientras caminaba hacia la cafetería.

¿El gran amor de mi vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora