¿El gran amor de mi vida?

Las despedidas de John.

Capítulo diecisiete

Aquellas palabras quedaron grabadas en mi mente. "Anne, tu me gustas. Y me gustas de verdad".
¿Acaso sabría este chico lo que era gustar? ¿Sería una más de las trescientas mujeres con las que había estado? No sé. El caso es que me lo dijo. Me lo soltó en la cara. Y yo no pude contestar de otra forma que dándole un sorbo a mi cerveza.

-Vamos, Anne. No necesito que me digas que me amas, que me adoras ni nada. Porque ya lo se. Se te nota en la mirada, y eso es algo inevitable. -me dijo seguro de aquellas palabras.

Otro sorbo a la cerveza.

Por suerte llegó el camarero con la cuenta para interrumpir aquél incómodo momento.

-Invito yo. -me dijo poniendo 20€ sobre la mesa. -Quédese con el cambio.- le dijo al camarero.

Vaya...¿el chico más macarra durante toda su vida acaba de invitarme a una comida, y encima, dejando propina? ¿Hola?

Salimos de la cafetería para despedirnos. Yo tenía que seguir con la mudanza. A ver si con suerte algún día la acabaría.

-Bueno, me voy. Tengo mucho lío en casa.- dije nerviosa.

-¿No necesitas ayuda hoy, verdad? -dijo travieso.

-Fuiste de tanta ayuda ayer... -dije sarcásticamente.

-Hombre, faltaría más...No hace falta que me des las gracias. -contestó.

-Anda que vaya uno estás hecho amigo. -dije con ánimo de despedirme.

-Te dejo que sigas con tu súper mudanza, chica sport. -dijo.

-Gracias chico macarra. -contesté acercándome para darle dos besos.

-No hay de que, aquí tienes mi ayuda. -me devolvió los dos besos.

Me di media vuelta para irme a casa cuando John me cogió del brazo, me giró, y me besó.

SÍ, ME BESÓ.