Chino a domicilio.

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Capítulo doce

-Ya era hora. Menos mal que era solo un segundo. Te estanas poniendo guapa para mí, eh.-dice mientras se acerca a darme dos besos.

-No te ilusiones. Solo que me has pillado en la ducha.- respondo de manera sarcástica mientras le señalo el salón para que entre.

-¿Te veré algun día de gala o me vas a recibir siempre de sport?-comenta.

-Cuando la ocasión lo merezca.-contesto rechistando.- ¿Quieres algo de tomar?- cambiando de tema.

-Claro, ¿qué tienes?- me contesta.

-Pues pensándolo mejor...Nada. la nevera no está ni funcionando. -contesto graciosa.

-Si me lo hubieras dicho antes hubiera pasado a por algo para tomar. ¿Has cenado?-pregunta preocupado.

-La verdad es que no, no como nada desde esta tarde en la cafetería. -confieso.

-Pues tendrás hambre. ¿Te gusta la comida china?-pregunta mientras coje el móvil con la mano.

-Claro. - contesto enseguida.

Empezó a buscar el contacto del restaurante chino.

-¿Hola? Si, buenas. Quería pedir dos menús completos...Sí....Calle Gran Vía, piso 25...Vale, gracias. -y colgó el teléfono. - Ya está, en 45 minutos está aquí.

-Chico de recursos, ¿eh?. -contesté.

-No, esque no quiero que me mates de hambre. -comentó gracioso.

-De hambre no ibas a morir. Tengo la mitad de un sandwich de gasolinera en el bolso. Por cierto, lo tengo que sacar. Qué asco. - respondí.

Soltó una carcajada y echó una mirada a la casa. -Pedazo casa para tí sola, ¿no?- dijo para sacar tema de conversación.

-Es un regalo de mi padre para mi cumpleaños. - respondí.

-Con que tu cumpleaños, ¿eh?- preguntó curioso.

-El 24 del mes que viene.- dije con satisfacción.

Hablamos durante los 45 minutos que tardó en llegar la comida.

*¡Ding dong!*
Me levanté para ir a abrir la puerta, pero John me cogió del brazo y me volvió a sentar en el sofá.

-Ya voy yo. -dijo amablemente mientras se levantaba dirigiéndose a la puerta.

Entró con la comida, ya sostuvo en la mano mientras yo pude hacer un hueco en la mesa del salón.

-Vaya, spaguettis...- dijo con poco entusiasmo.

-¿No te gustan?- pregunté.

-Si. Pero me parece que va a ser difícil de comer en este trozo de cartón y con estos palos. Misión imposible.- dijo con una carcajada.

Intentó comerlos con los palillos, pero era inútil, no podía. Y empezó a absorber el spaguetti. No pude sostenerme la risa y enpecé a reírme a carcajadas.

-Espero que no estés riéndote de mí. Vas a tener un gran problema. -dijo con sarcasmo.

-No me río de tí John...Me río contigo.- contesté riéndome más aún.

-Vaya vaya, tenemos aquí a una gran cómica. -dijo con sonrisa pícara.

-Y tanto.- dije tirándole las galletas de la suerte que venían con el menú.

-Uhh...La está cagando señorita Vázquez. -dijo mientras dejaba los spaguettis encima de la mesa.

Empecé a reír a carcajadas. Cuando quise darme cuenta, me habia cogido las manos y estaba tumbado encima de mí, para que no pudiera tirarle más cosas.
Reinó el silencio en la casa.
-¿Qué haces, John? ¿Qué haces Anne? ¡¡No puede ser!! -pensé.

¿El gran amor de mi vida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora