Lucy.
Los brazos de Natsu eran tan cómodos que te podías dormir en ellos sin problema alguno, podías sentirte protegida de todo por un tiempo ¿pero el tiempo es limitado? Claro que sí, porque el mismo Natsu fue quien paró nuestro contacto.
—Lucy, —me llamó—. Zeref no tarda en salir de su kinder. —susurró en mi oído y mentalmente me abofeteé. ¿Cómo pude olvidar a mi hijo?
—Claro, —me limité a decir y por si no era suficiente agregué—: Debemos irnos. —terminé y me alejé de Natsu, lo suficiente como para mantener la compostura.
—Cámbiate a mi lugar, yo manejo. —dijo Natsu y salió cerrando la puerta detrás de él. Hasta rodear el auto y quedar a lado de mi, detrás de la ventanilla—. Yo manejo. —volvió a decir cuándo abrió la puerta del piloto y fue donde yo reaccioné. Pasé mis pies hacia el otro lado del asiento y me acomodé en el lado del copiloto—. ¿Te sientes mejor? —preguntó Natsu, yo solo asentí y recargue la cabeza en el cristal. Sería un recorrido largo—. No, no te sientes mejor. —pronunció Natsu negando repetidas veces con la cabeza para después colocar su mano sobre mi pierna, cerca de mi rodilla. Tal vez no fuera igual que un abrazo, pero me sentía igual que hace unos momentos; cálida y segura. Tal vez no sería lo más cómodo del mundo para otras personas, pero yo apostaba lo que fuera a que no desearía que la quitara de mi.
—¿Qué te hace pensar eso? —pregunté como siempre; a la defensiva, sin dejar de mirar el camino que corría por el vidrio del carro.
—Sólo... —dejó las palabras al aire—. Lo siento, no debí decir todas esas cosas sin saber cual era la realidad. —confesó Natsu al fin y eso hizo que dejara de ver las casas pasar, para verlo a él.
—Yo también hubiera pensado lo mismo que tú de una persona que abandono a su hijo. Al menos en eso estoy de acuerdo contigo. —le dije y Natsu volteó a penetrarme con sus jades ojos unos segundos para después dirigir la mirada a el camino.
—Eso no quita el hecho de que lo dije. —me contestó y yo sólo me dediqué a seguir mirándolo. Natsu era un chico demasiado guapo; poseía unas facciones sobresalientes y refinadas, su cabello estaba en el punto perfecto sobre su frente dándole un aspecto demasiado sexy para su edad, debajo de la chaqueta de la escuela se veían sus tonificados músculos y las casi escasas pecas que abundaban en sus mejillas eran el toque final. Natsu era un ser hecho por los dioses que sin duda alguna era aclamado por todos ¿cómo es que no tenía novia?
—No te sientas mal... —cambié el tema e inmediatamente el ambiente se volvió más tenso—. Pero quiero decirle a Zeref toda la verdad cuánto antes. —dije y eso hizo que Natsu volteara a verme de nuevo, pero esta vez unos cuantos segundos más que la vez anterior.
—Debes hacerlo, —resopló al fin—. Después de todo eres su madre. —fue lo único que dijo y después volvió a su tarea de conducir.
—Él cree que su madre murió. —dije y él sólo pareció pensarlo. ¿Qué debía pensar?
—Hay que decirle toda la verdad. —contestó Natsu después de unos minutos y luego dio unos suaves masajes con su mano alrededor de mi rodilla, como diciendo: todo va a salir bien. Ojalá fuera así de fácil.
—¿También qué tú no eres su padre? —pregunté—. ¿Qué él es el resultado de una violación? ¿Qué lo abandoné? ¿Qué...
—Que quieres regresar con él. —me interrumpió él y se giró a verme con una radiante sonrisa, como si eso comprobara que todo saldría a la perfección. Y valla que así lo estaba creyendo.
—Pero si le digo que yo soy su madre y él piensa que tu eres su padre, entonces...
—Entonces le diremos la verdad, —volvió a interrumpirme y prosiguió—: Tú eres su madre y yo soy su padre adoptivo. Zeref no entiende muchas cosas y probablemente lo supere, para cuando pase el tiempo nos llevaremos todos bien. —contestó Natsu y sólo atiné a asentir no muy convencida, pero imaginando el posible resultado. Zeref siendo criado por Natsu y por mi ¿qué tan raro podría ser?
—¿Entonces supones que debo llevarme bien con Zeref?
—Claro, —contestó—. Así cuando se entere, no se sentirá mal por el abandono.
—¿Domingo a las tres? —pregunté recordando la salida al cine que ayer había programado con Zeref a costa de Natsu.
—Domingo a las tres. —confirmó Natsu con una sonrisa y eso hizo que yo riera—. Por cierto, —me llamó—. También tendremos un partido en unos días por si quieres ir. —volvió a deslumbrarme y a pesar de que ya había sido invitada por un chico del equipo, que Natsu me invitara ya era un avance a lo que fuera que intentáramos.
—Claro, después de todo ya soy una estudiante de Fairy Tail. —dije y cuando menos lo pensé, ya estábamos frente a el kinder de Zeref ¿tanto tiempo estuvimos discutiendo?
—Espérame aquí, voy a ir por Zeref. —contestó Natsu y salió del auto, yo también imité su acción sólo que yo permanecí sentada en el capote del auto esperando a mi hijo.
Al cabo de los minutos empecé a aburrirme. Natsu llevaba al menos unos quince minutos dentro del pequeño edificio rosa pastel que para el sofocante calor que hacía aquí afuera se intensificaban hasta parecerme eternos. Si tardaba unos cinco minutos más iba a deshidratarme.
—¡Lucy! —esa voz hizo que yo levantara la mirada perdida de mi celular hacia un hermoso niño que venia corriendo hacía mi. Parecía un alma libre corriendo por la pradera.
—Hola ¿cómo estás? —le pregunté y lo cargué en mis brazos.
—¡Súper! —respondió y se abrazó a mi—. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó tratando de mantener el equilibrio que perdida gracias a que sus pequeñas manos hacían cosquillas en mi cuello.
—Quería acompañar a Natsu para recogerte. —le contesté con simpleza y Natsu sólo giró los ojos como contradiciéndome.
—Lucy, —me llamó con su suave voz—. No sé si te moleste, pero como eres la novia de Natsu, me gustaría llamarte... Mamá. —dijo y esa simple palabra ocasionó que dejara de pensar y de razonar. Ante la sorpresa y la vulnerabilidad de hace unos minutos sólo atiné a llorar y Zeref algo asustado agregó—: Claro, si tu quieres. —se separó un poco de mi cuerpo y Natsu llegó después para cargarlo con su brazo izquierdo, para al final tomar mi mentón con su brazo libre y alzarlo hasta su jade mirada que me miraba curiosa.
—Yo sé que a Lucy le encantaría. —contestó Natsu por mi, viéndome fijamente y a pesar de que las lágrimas que mis ojos soltaban me impedían ver con totalidad, apostaba que Natsu mantenía una mirada de poder sobre mi, como si tuviera que obligarme para aceptar tal privilegio.
—Por supuesto que me encantaría. —pronuncié con la voz quebrada debido a las lágrimas. Zeref ante mi acción me miró preocupado y Natsu lo notó porque pasó su brazo derecho; con el que me había obligado a verlo, por mis hombros y nos unió en un hermoso abrazo grupal. Simple y sencillamente la escena era conmovedora.
—A mi también me encantaría. —pronunció la dulce voz de Zeref en medio del abrazo y eso hizo que dejara de llorar para sonreír ante lo bien que se sentía ser llamada mamá por el hijo al que tanto tiempo añoré.
Por fin se arreglaron, pero más adelante les traigo más problemas, el verdadero problema.
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Un Papá Con...16? [NaLu]. Editando.
Fanfiction[En edición]. "Hola, mi nombre es Zeref Dragneel, mi padre se llama Natsu Dragneel y tiene... 16?" La razón por la cuál un adolescente de tan sólo dieciséis años debe cargar con la responsabilidad de ser padre es secreta para el mundo, o para el mun...