Día del partido.

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Natsu.

Lissana Strauus; la menor de los Strauus estaba frente a mi con su semblante demasiado arrugado por la rabia. Ella era la hermana menor de mi jefa Mirajane y lo más probable era que trajera mi despedida junto con ella. 

—¡Después que yo le mentí a mi hermana para respaldar que saliste en tu horario de trabajo y que todavía no fueras ayer, me sales con esta estupidez por aquella rubia tonta! —gritó Lissana y captó más miradas curiosas por el pasillo. Primero mi supuesta homosexualidad, después mi noviazgo y ahora esto. Creo que debería empezar a cobrar por ser el espectáculo en el instituto. 

—De verdad siento que estés pasando por esto, —dije sin saber el porqué de su enojo—Pero entiéndeme. —pedí—. Tuve un pequeño problema con mi hermano. —terminé. Todos los estudiantes del instituto que conocían a Zeref creían que era mi hermano, excepto Gray y Erza, ellos sabían la verdad.

—¡¿Y eso qué tiene que ver con la rubia?! —gritó. ¿Acaso estos eran los famosos celos de los que Gray hablaba? Cabe decir que Lissana siempre fue muy apegada a mi. No era estúpido, sabía que estaba enamorada de mi, pero de mi parte no había nada más allá de la amistad. 

—Ella es mi novia. —le dije y sonó más como si tratara de convencerme a mi mismo de que así era. Ante mi acción, Lissana levantó una ceja. Estaba dudando mis palabras. 

—Natsu, yo creo que deberí... —iba a seguir cuestionándome cuando la chicharra que exigía la entrada gobernó y yo dejé a la albina donde estaba para apresurarme a tomar mi primera clase.

Hoy a primera hora nos tocaba ciencias con el profesor Ichiya, lo que en pocas palabras querría decir: no trabajar. Si bien, era un buen profesor, pero se la pasaba contándonos sus anécdotas sobre como casi creaba el perfume perfecto, desde entonces no había parado tratando de crearlo. 

Cuando llegué al aula me senté en mi butaca que estaba hasta el final de la fila pegada a la pared y esperé pacientemente a que Gray llegara pidiendo permiso para entrar. Era una costumbre que se le había hecho vital, siempre se tomaba los primeros minutos de clase en el cuarto del conserje con alguna chica que conoció en la mañana. 

—Maestro, —se asomó el mencionado por la puerta y negué internamente—. ¿Puedo pasar? —preguntó al fin y sonreí ante lo puntual que era para aparecer diez minutos después tocando la puerta para entrar.

—Que raro, —ironizó el profesor—. Adelante joven Gray. —dijo y Gray caminó hacia la butaca a mi lado con una sonrisa que se extendida sin vergüenza por todo su rostro. Ya imaginaba lo que se avecinaba. 

—Adivina qué. —ronroneó sabiendo que odiaba las adivinanzas. 

—¿Qué?

—Hoy no cogí, —admitió—. Le hablé a la vecina del tres G y quedamos para salir a comer ya que salga de aquí. —terminó y juró que todo el salón oyó mi "joder". ¿Esto era una broma? Porque sino debería ser alabado por siempre.

—Mínimo sabes cuál es su nombre. —le pregunté y él sólo borró su sonrisa. Ya decía que era muy inusual de Gray el "hablar" con una chica sin motivos que no sean otros más que coger.

—Juvia Loxar. —contestó al fin con voz neutral—. ¿Qué creías? —cambió su voz a una más arrogante—. ¿Qué no sabría como se llama? ¡Por dios! Estás hablando con Gray, yo no olvido ni lo que desayune la semana pasada.

—¿Te sientes bien? —pregunté totalmente sorprendido.

—Claro que sí, no seas idiota. —me contestó seguido de un golpe, después ambos reímos bajo la mirada de casi toda la clase. Al final, prestamos atención sobre las cualidades que debería tener el perfume perfecto y de como pronunciar: men con precisión. 

Un Papá Con...16? [NaLu]. Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora