Cap. 4 (a)

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- Chicas ya es la hora de trabajar. *Les dije a mis dos amigas*

- Es la hora, que pronto llega la hora de trabajar. *Bufo Sara*

- Bueno me ducho y me vestiré para abrir la cafeteria. *Dijo Rosa*

- Sí, mira en mí armario lo que quieras amiga, y tu igual Sara.

- Gracias Dayra. *Digieron a unísono*

Rosa fue corriendo al baño, con mis pantalones rosas, y mi básica blanca, y sus zapatos. Y mientras Rosa se fue a duchar, Sara cogió un jean de cintura alta, y un chaleco ajustado naranja, de tirantas, y sus zapatos. Finalmente me puse yo a mirar mi closet, hoy iría con unas mallas verdes con unas flores pequeñas en la cintura, esas flores son rojas y blancas, así que el chaleco sería uno blanco de tirantes finos con una rosa roja en el pecho y hoy me pondría mí tennis blancos lisos.
Luego de que Rosa se fuera y al rato saliera corrindo Sara, la cual se relajó demasiado en el baño, me meti yo a ducharme, era la primera vez que entraba en la ducha y no me relajaba, solo pensaba en Félix y su amenaza.
Cuando salí del baño y estaba ya lista, me eché un zumo de piña, en el momento que fui a beber de el, el timbre sonó, yo me sobre salté y fui a mirar por la mirilla, para mi alivió eran los amigos de Jhair.

- Buenas *Dijo Fermín nada mas abrir yo la puerta*

- Hola chicos. *Les salude amablemente*

- Buenos días, toma las llaves *Dijo Dario estirando la mano con las llaves*

- Perfecto. * Dije agarrandolas* Buen viaje chicos.

- Gracias. *Ambos agradecieron a la vez, con una sonrisa* Nos vamos. * Ambos se miraron y rieron por eso*

- Adiós, ya los veremos en otra ocasión.

Ambos asistieron y se marcharon, yo cerre la puerta rápidamente y me tomé el zumo de un solo tragó, cogí mis cosas y corrí hacía el coche, eso si me aseguré de cerrar mi puerta de casa muy bien. Me subí al auto, lo puse en marcha, y mi destinó era la tienda de deporte, ya que era lunes y por norma general los lunes había mas gente que nunca, así que no podría tomar un batido de fresa y un pastelito de mermelada de fresa y frambuesa, con el hambre que arrastraba hoy, por la dichosa pijamada.
Llegue a mi trabajo y me puse a revisar con mi compañera y mi compañero la tienda, para ver si estaba todo en orden. Entró una chica y parecía algo pérdida, así que me dirigí a ella.

- Buenos días ¿Puedo ayudarla?

- Buenos días, sí puedes. ¿Dónde ésta la ropa de tennis?

- Venga conmigo. *Ella asintió y me siguió* Aquí está. *Le mostré*

- Gracias.

- De nada, cualquier cosa me dices.

Ella sonrió, y yo volví a mi zona, miraba haber si alguien necesitaba algo.

- Perdona. ¿Sabes donde esta las equipaciones?

- Hola, pues la verdad chico que para tener una equipación debes ir a mi compañero que esta ahí * Señale a mi compañero* y el te dirá, por que ese tema es por encargó.

- Gracias hermosa.

- De nada, un gusto ayudarle. *Le dije amable al chaval*

Estaba algo cansada y hambrienta, cuando mi compañera que estaba en la caja me llamó con la mano.

- ¿Que pasa? *Le pregunte*

- Ve si quieres a comer algo ya, y cuando vengas te pones a cobrar tú, y cuando regrese yo te quedas y voy yo al probador y cogo los pedidos si es necesario, luego ya volvemos cada uno a nuestro puesto.

Enamorame... Si es que puedes... ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora