Quince

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CAPÍTULO #KABY  (Kenny + Gaby) 

*Leer con la canción en multimedia. Si a algunas no le aparece la canción, entonces pueden buscarla en youtube como "Saturn" de Sleeping At Last. Es mucho mejor leer el capítulo con la canción de fondo:).*




Mi pie golpea el suelo repetitivamente. Estoy sentada en una de las tantas bancas del famoso parque que está cerca del vecindario. Hace casi una hora le envié un mensaje a Kenny especificándole el lugar y la hora en dónde nos encontraríamos. Y ahora estoy aquí, sola, esperándolo. Pensé que yo iba tarde, porque habíamos acordado encontrarnos a las ocho de la tarde y yo había llegado quince minutos después, debatiéndome entre si ir o no; pero cuando llegué aquí él tampoco estaba.

Suspiro, metiendo mis manos en los bolsillos de mi sudadera blanca. Está haciendo frío, a pesar de que casi va a comenzar el verano. Levanto mi cabeza y miro hacia el cielo; los colores naranja y azul se mezclan de una manera tan increíble que por un momento quiero sacar mi teléfono y tomar una foto. Pero cuando veo a Kenny caminar hacia mí con las manos en la espalda y la cabeza baja, me contengo. 

Me levanto y quedo de pie, esperando hasta que él está finalmente enfrente de mí. Me da una sonrisa que por un momento no logro interpretar, pero luego caigo en cuenta de que parece una sonrisa de arrepentimiento; como si se estuviese disculpando por todo lo que me ha dicho durante los últimos días, y al mismo tiempo como si estuviese agradecido de que yo estuviese aquí y no lo dejara plantado. 

—Pensé que no vendrías —me dice, confirmando mi pensamiento—. Lamento la tardanza.

—Bueno... Llegué hace un momento también así que creo que no hay problema —sonrío, y él hace lo mismo.

—Gaby... Yo... —se detiene abruptamente. Toma una bocanada de aire. Luce como si no tuviese la fuerza de voluntad necesaria para hablarme, para decir lo que tiene que decirme. Su respiración se entre-corta, y hasta me da pena y tristeza verlo de esa manera—. Lo lamento, esto... esto es difícil...

— Mira... yo no voy a decir nada, ¿está bien? —lo miro, acomodando el gorro de lana que tengo sobre mi cabeza—. Me quedaré callada y tú me dirás todo lo que tú quieras. Cuando termines, entonces sigo yo. Nada de interrupciones entre ambos, sólo escuchar; ya luego miraremos qué hacer —le doy un intento de sonrisa y parece que su sonrisa se hace más ancha, ocasionando que unas arruguitas se formen al rededor de la comisura de sus labios. 

— Está bien —asiente con la cabeza y vuelve a suspirar, mirando el suelo y luego mirando hacia arriba.

— Cuando tú quieras.

Y cuando pienso que no es capaz de decir nada, él suspira por última vez y comienza a hablar despacio.


—Yo te quiero —comienza—. Te quise desde que nos conocimos, aunque suene estúpido. Estar contigo era la mejor cosa que podía tener. Escucharte reír, escucharte hablar, incluso hasta escucharte respirar hacía mis días más luminosos —sonríe de manera melancólicamente, como si en su cabeza se reprodujeran las imágenes y las estuviera recordando—. Nunca tuve el valor de decirte que fueras mi novia porque yo sólo quería seguir tu ritmo. No quería apresurarme a nada, porque de verdad quería que lo de nosotros funcionara. Y parecía que todo estaba bien hasta que... hasta que metí la pata —suspira, negando con la cabeza y deja de mirarme a mí para mirar al suelo.

De repente el hecho de que él está diciéndome todas esas cosas, que el clima esté frío, y que ya casi se hace de noche, no ayuda para nada. Dentro de mí nacen las ganas de llorar; porque yo también lo quiero; porque yo también quería que todo lo que teníamos funcionara.

Pruébalo ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora