Cuarenta y tres.

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26 de Agosto, 2015.

Las cosas no pueden estar peor.

Luego de pasar unos de los mejores días de mi vida, parece que la balanza se ha inclinado hacia el lado negativo, y se ve como si no tuviera intenciones de salir de allí. Miro a Shawn al otro lado de la pantalla: no se ha dado cuenta de que he estado llorando todos estos días y que probablemente mi cara luzca de lo más terrible, porque no ha mencionado nada sobre el tema. Y ya van cuarenta minutos de nuestra video-llamada, de los cuales veinte de ellos ha estado hablando por teléfono en pequeños intervalos.

Miro hacia la puerta de mi habitación, escuchando a lo lejos cómo Shawn habla con alguien, no me importa quién. Suspiro, colocando varios mechones de mi cabello por detrás de las orejas. Me acomodo sobre la cama y me acuesto boca arriba, junto al computador.

Hace ya dos semanas que fue el cumpleaños de Shawn. En su concierto, antes de que Taylor saliera a escena, todos le cantaron el cumpleaños. Salimos de allí cuando Taylor terminó de cantar y luego de ir a comer, fuimos a bailar. Todo bien. Los siguientes días de descanso también fueron increíbles, por lo menos hasta que tuvo que ir a California por dos conciertos en Santa Clara y yo tuve que volver a casa. Entonces todo comenzó a ponerse extraño. Volvieron los silencios, volvió con mucha más fuerza ese vacío que sentía cada vez que no estaba conmigo. Y lo sentí diferente. Lo siento diferente.

Las llamadas disminuyeron, al igual que sus mensajes. Entendí por un tiempo que estaba ocupado. Lo sabía, tenía sus conciertos y sus ensayos, yo realmente entendía. Pero entonces ella apareció de nuevo y pareció tomar toda la atención. Cuando tuvo el concierto en Santa Clara, luego de que pasáramos su cumpleaños, Fifth Harmony fue invitada a uno de los dos conciertos de Taylor. Desde allí la prensa y las redes sociales se encargaron de notificarme que Camila hablaba mucho más con Shawn gracias a Taylor. Entonces yo tomé la decisión de dejar de insistir y a Shawn no pareció importarle; hasta hace ya tres días que me habló, reclamándome por mi ausencia. Mi ausencia.

—Lo lamento, Gaby, ese era el representante de Taylor —Shawn parece haber terminado su llamada, así que me levanto de la cama—. Quiere incluirme a las fechas de Signapur, en noviembre.

Asiento con la cabeza, mirando distraídamente la pantalla, la cual su rostro ocupa casi el 90%. Dios, lo extraño tanto, me hace tanta falta. No quiero esperar hasta noviembre.

—Le dije que no podía —me suelta, ladeando su cabeza—. No quiero estar tanto tiempo alejado de mi familia... ni de ti —suspiro con ganas. Sé que debería estar enojada, pero sus palabras todavía causan en mí ese efecto de idiotez que me hace querer sonreír como una estúpida—. Gaby... oye, mírame.

Hago lo que me pide. Sus ojos me ven como si buscara algo. Internamente me pregunto si acaso por fin se dio cuenta de que algo andaba mal conmigo, con nosotros. Pero nada.

—Te extraño —dice, por fin. Vuelvo a suspirar, por enésima vez en menos de una hora y trato de darle una sonrisa. Pero muy en el fondo quiero echarme a llorar. No me ha llamado "amor" desde la última vez que estuvimos juntos.

—Yo también te extraño, Shawn —asiento con la cabeza. Y sí se lo digo en serio. Él me sonríe de lado, cruzándose de brazos sobre lo que parece ser un escritorio. Últimamente se la pasa de hotel en hotel debido a los conciertos en tantas ciudades.

— ¿Cómo va tu vida por allí? ¿Todo bien con Courtney?

Asiento con la cabeza, volviéndole a sonreír.

—Sí, aunque su noviazgo con Bruce como que no le ha dejado tiempo para mí —hago una mueca—, pero siempre salgo con Fidel cuando no tiene que trabajar, así que estoy cubierta.

Pruébalo ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora