Cuarenta y dos. // Supercapítulo

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Aquí les va un regalito a forma de disculpa por este abandono. Si yo lo sentí una eternidad, no me imagino cómo lo sintieron ustedes. Espero que les guste. 


Courtney vuelve a poner los ojos en blanco como por quinta vez, creo, pero debería ser yo quien los ponga, para ser honesta. Pero como soy la persona más paciente y dejada del planeta, según sus palabras, aquí la estresada de las dos es ella. Pero probablemente tiene sus razones. Yo también debería tenerlas.

Es la quinta vez, en menos de una semana, que Shawn llega tarde a una de nuestras salidas.

Y no son retrasos de quince o veinte minutos. Ya lleva una hora de retraso, por lo menos hoy. Ayer nos canceló la salida a cine mientras lo estábamos esperando. ¿Lo peor? Que cuando sí sale con nosotros se trae a Camila consigo, usando la excusa de que ella "quiere conocernos más" y "quiere conocer la ciudad".

—Esto es una falta de respeto —gruñe Courtney, cruzando los brazos debajo de sus pechos mientras niega con la cabeza.

—Courtney, hay que entender que es un chico con una agenda ocupada, es famoso, y es normal —le respondo. Mentalmente me pregunto si de verdad se lo estoy diciendo a ella o es que quiero convencerme a mí misma, también.

—Bueno, es nuestro amigo, y si dijo que saldría con nosotros hoy es porque hizo un maldito hueco en su maldita agenda. Si no, entonces se hubiese callado la maldita boca y no hubiésemos hecho ningún maldito plan, así no estaríamos en estas malditas sillas, esperándolo... —Sonrío de lado al escucharla pero no digo nada, porque sé que no ha terminado—. Maldita sea.

—Creo que ya maldijiste como para toda esta semana, Court —vuelvo a comentar, para aligerar el ambiente. Courtney es fácil de estresar, parece un fósforo.

—Esto ha sido muy grosero de su parte, Gabriela. Abre los ojos, tú eres su novia.

Niego con la cabeza y suelto un suspiro cansado. Me levanto de la banca y comienzo a caminar por el parque donde estamos esperando. Escucho a Courtney levantarse detrás de mí, sin decir nada. Saco mi celular del bolsillo y entro a Twitter, por simple aburrimiento, mientras escucho a Courtney decir que vayamos por un helado las dos, ya que Shawn no vino.

Asiento con la cabeza sin prestarle mucha atención y caminamos hasta la heladería más cercana, una donde el helado va en forma de bolitas pequeñas congeladas y puedes combinar los sabores. Mientras mi mejor amiga pide los helados, me quedo junto a ella en la fila, deslizando el dedo en la pantalla de mi celular. No es hasta que me encuentro una foto que me deja sin aliento.

No puedo ceerlo.

—Entonces... no, dame mejor uno de mora y de yogurt —le dice al chico de la caja—. Tengo que cambiar mi alimentación, ayer subí por las escaleras y me fatigué.

—No puedo creerlo —me digo a mí misma, riéndome sin una pizca de humor, haciéndole zoom a la fotografía.

—Ya sé, ya sé. Pero en mi defensa, ya había subido cuatro pisos, así que tenía razón para estar fatigada —Courtney sigue hablándome, pero mi mente queda en blanco.

—No, Courtney —la llamo. Ella deja de ver al chico de la caja y me mira confundida—, mira esto.

Le paso mi teléfono y ella, después de tomarlo, abre los ojos como platos, viendo la foto.

— ¿Qué es esta mier...?

—Sus helados.

El chico nos extiende los dos vasos con los helados. Courtney sigue con mi teléfono, indignada, así que soy yo quien le recibe al chico. Pago y luego tomo a mi mejor amiga del brazo para cruzar la calle y luego sentarnos en una de las bancas del parque. Cuando estamos ya sentadas, le arrebato mi celular.

Pruébalo ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora