Treinta y uno.

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Nunca me había sentido tan mal en un concierto en toda mi vida.

Courtney no ha soltado mi mano en todo el recorrido que hemos hecho desde la fila afuera del estadio hasta nuestros lugares. Cuando estoy en la segunda fila me siento en el asiento, recostando mi cabeza en el hombro de Courtney. La decisión más difícil la tomé cuando estaba en el hospital, hace un par de horas, tomando de la mano a Kenny, eligiendo mentalmente si venir o no.

—Está todo bien, Gaby. Vamos, ¡Es Jacob de quien estamos hablando! —Me dice, haciéndome sonreír—. Eso es.

—Lo siento, es sólo que... no creo poder estar aquí sin saber nada de Kenny. Me está matando.

—Él está bien, y lo estará después, no te preocupes. Cuando acabe el concierto te prometo que vamos a ir a verlo —me dice, pero yo niego con la cabeza.

—Las visitas son hasta las ocho. Iremos mañana.

—Está bien.

Esperamos en silencio mientras que el teatro se llena casi por completo. Cuando la oscuridad comienza a hacerse presente no puedo evitar emocionarme. Sí, puede que en este momento mi prioridad deba ser Kenny, pero definitivamente soy partidaria de que tengo que despejarme por un momento. Los últimos tres días me los he pasado en el hospital, excepto en los momentos de escuela, desde el sábado. Me niego a abandonarlo: cuando salgo del instituto voy directamente al hospital, hago lo que sea que tenga que hacer y cuando se acaba la hora de visita voy hasta mi casa. Las ventajas de que tus padres trabajen en el hospital.

De pronto las luces se apagan por completo y cuando me doy la vuelta veo un montón de flashes alumbrando hacia el escenario, como si fueran pequeñas luciérnagas. Sonrío ante la imagen que tengo delante de mí y vuelvo mi vista hacia la tarima. Segundos después Jacob sale de un lado con su guitarra colgada al cuello y una sonrisa gigante pegada a su rostro. Mi corazón late demasiado rápido y las mejillas comienzan a dolerme de lo mucho que estoy sonriendo.

Pasan un par de canciones y yo ya me encuentro entre lágrimas. No pienso en nada más, sólo en él y la forma en la que sonríe, en la que ve a todo el mundo como si estuviera maravillado, como si no pudiera creérselo. Cuando comienza el intro de Billboard yo grito, atrayendo unas miradas divertidas de unas chicas cerca de mí, y la mirada de Jacob. Este último me sonríe y asiente con la cabeza, reconociéndome. Quiero gritar de la emoción, así que me desquito cantando mi canción favorita a todo pulmón. Termina la última frase de la canción y me seco las lágrimas con las mangas de mi suéter.

Entonces pasa lo que nunca creí que iba a pasar. Justo en ese momento, cuando todas se quedan en silencio y él comienza una nueva canción, escucho el intro acústico de Stitches. Mis ojos se abren con sorpresa mientras que siento que el corazón va a salirse de mi pecho. La multitud grita enloquecida, emocionada por escuchar la canción de Shawn cantada por Jacob. Y lo único que hago yo en ese momento es llorar.


Llorar porque la voz de Jacob cantando esa canción es como estar en el paraíso, lloro porque a mi mente viene Shawn, porque lo extraño y porque estos días sin él me he sentido como una completa mierda. Lloro porque Kenny no está conmigo, porque está en coma y porque siento que todo es mi culpa. Porque desde que Shawn no está en mi vida la suerte conspira en mi contra y me hace la vida imposible.

Escucho la canción mientras lloro en silencio. Siento que Courtney me mira, pero no hace nada para evitar mi llanto, y lo prefiero así. Entonces cuando viene el coro, siento que voy a morir: la gente grita más de lo normal y veo a Courtney saltar en su lugar, extendiendo su mano hacia el frente. Miro hacia el escenario y siento que mis piernas tiemblan al ver a Shawn salir con si guitarra de un lado del escenario. Es él. Shawn está ahí y no me lo estoy imaginando.

Pruébalo ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora