Veintitrés.

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NO ME MATEN POR FAVOR JAJAJA



— ¿Estás nerviosa? —Pregunta Courtney al otro lado de la línea. No me ha dejado en paz desde que se enteró que Shawn me dio pases al backstage para su concierto. Ya van tres llamadas en menos de seis horas; enserio comienza a exasperarme.

—Te dije que no —le respondo en un suspiro—. De todas formas, debo estar allí como en cuarenta minutos.

— ¿Cómo vas vestida? ¿Llevas escote? —Ríe—. ¿Se te ven las tetas?

— ¡Courtney!

—Como sea, estoy aquí desde hace dos horas. Hasta pude saludarlo antes de ocupar mi asiento. Esto es un sueño realidad.

—Genial, Court.

—Cuando lo veas dile que gracias otra vez.

—Está bien, lo haré —suspiro en medio de una sonrisa. Creo que le ha agradecido unas mil veces hoy.

—Y por favor, por lo que más quieras, bésalo. Ese chico debe estar sufriendo por dentro por no besarte. Cúmplele el deseo, por favor.

Me río mentalmente por la cara que debe estar haciendo ahora mismo. Pero me lo pienso, y mi mente recuerda la última vez que hablé con Shawn personalmente. Quería que yo lo besara, en el baño, como un adelanto a la cita que vamos a tener hoy. Me lo dijo de frente y me puse tan nerviosa que lo que hice fue nada más y nada menos que resbalarme de tanto mover el pie. Sí, me caí y sin culpa Shawn cayó encima de mí.

Sólo imagínense la escena. A eso, súmenle que nosotros dos no podíamos de la risa.

—Me lo pensaré —es lo único que le digo antes de colgar por fin.



La imagen del teatro delante de mí me intimida. Hay tanta gente que me dan ganas de correr a través de todo el mundo y... Dios, son los nervios. Sólo estoy nerviosa.

Camino despacio, diciéndome mentalmente que todo va a estar bien, que estoy bien vestida y que todo va a terminar perfectamente. Como no sé a dónde ir, voy donde un señor de seguridad que a simple vista de ve intimidante. Trago saliva cuando él se da cuenta de que voy hacia él.

—Buenas noches... um... Yo...

— ¿Te sientes bien?

—Sí, yo sólo... —saco el pase que Shawn me dio días atrás y se lo muestro—. No sé a dónde ir. Fui a la entrada principal, pero...

—Oh, no, nena. No puedes entrar por la entrada principal —se ríe. Bueno, ahora no se ve tan intimidante como antes—. Ven conmigo, y ten esto, por tu pase ahí y cuélgatelo al cuello.

De su bolsillo trasero saca una escarapela vacía y me la entrega. Hago lo que me pidió y lo sigo por quién sabe dónde, porque yo aquí sólo he venido una sola vez. Me lleva por una puerta grande por un lado del teatro que dice "sólo personal autorizado" y cuando estoy dentro, me deja allí: entra a una habitación y antes de que yo le siga, me cierra la puerta en la cara.

Me Quedo ahí, sola, mirando a todo el mundo. Parezco un cordero abandonado. No sé a dónde ir, ni siquiera sé en dónde estoy. No hay ninguna señalización aquí dentro para por lo menos poderme ubicar. La gente va de un lado a otro sin descanso y puedo escuchar música desde algún lugar.

Pruébalo ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora