Catorce

7.2K 417 72
                                    

*LEER LA NOTA AL FINAL, PLS, PLS, PLS

Tal vez tirarme del puente de San Francisco solucione todos mis problemas. Quizá, sólo quizá, si me caigo accidentalmente en la avenida principal un carro pase y me arrolle. No, eso dolería mucho, mejor me tiro en la vía para las bicicletas; sólo tendría marcas de ruedas de bicicleta y ya, y uno que otro hueso roto, pero... No, esperen, tampoco tengo que exagerar, ¿o sí?

Es que soy una estúpida, soy una idiota por tratar de convencerme a mi misma al principio de que la salida que Shawn y yo teníamos era una simple salida de amigos y no una maldita cita. ¿Y qué fue lo que pasó? Bueno, se me regaron los esparkies, se me corrió el champú y se me cayeron las tejas cuando le dije a Kenny que tenía que continuar con mi cita; con mi cita con Shawn.

Qué bonito, ¿cierto? Inserte sarcasmo aquí.

Bueno, ese no es el problema. El problema sí es que ahora que Kenny se ha ido y nosotros seguimos camino a mi casa, ninguno de los dos ha hablado. Se ha formado un silencio incómodo entre los dos que antes no estaba y que ahora mismo quiero que se vaya. No quiero silencios incómodos entre nosotros, porque los silencios incómodos se interpretan de mala manera, y él y yo somos amigos. O por lo menos estamos tratando de serlo, claro, porque a penas lo conozco de hace una semana, casi, así que...

-¿Quieres ir por un helado antes de que el día acabe? -Mis ojos se abren y miro a Shawn con una sonrisa. Por fin me ha hablado y al parecer no me tiene ningún rencor. Ni siquiera sé por qué pienso que podría tenerme rencor, simplemente lo hago-. Sólo si quieres -se apresura a decir, nervioso. Le doy un intento de sonrisa mientras asiento con la cabeza.

-Claro, me encantaría.

Damos media vuelta y caminamos hasta la heladería del vecindario. Pido uno de mandarina para mí y él pide uno de chicle y ésta vez dejo que él pague ambos helados. Nos sentamos en unas mesitas de la heladería y volvemos a quedarnos en silencio. Sí, otra vez ese silencio incómodo. Bueno, creo que este es mi turno de hablar, ¿cierto?

-Oye, siento mucho lo que pasó hace rato con Kenny -le digo. Él posa sus ojos en mí y quiero golpearme mentalmente por pensar que tiene ojos hermosos-. Hablo de que... bueno, quizá fue un momento bastante... ¿incómodo para ti...? No es de mi incumbencia, pero sé que ustedes son amigos y Kenny y yo... bueno...

-No necesitas explicarme nada -para mi sorpresa, él me sonríe. ¿Acaso no se cansa de ser tan tierno?-. Sé cómo te sientes... bueno, no, en realidad no lo hago, pero me imagino cómo sería -ambos nos reímos-. Está bien.

- Gracias -le sonrío de vuelta-, oye, sobre lo que le dije que tenía que continuar con la cita -hago una mueca graciosa, demostrando arrepentimiento, a lo que él se ríe-. De verdad lo lamento, no sé por qué lo dije, esto no es una cita, pero estaba muy enojada con él y sin querer se me ha salido. Lo lamento.

Se queda mirándome a los ojos mientras sigue sonriendo y cruza los brazos por encima de la mesa, inclinándose hacia mí, provocando que los músculos de sus brazos se tiensen.

JESÚS BENDITO. El aire, a dónde se fue el airE, EN DÓNDE ESTÁ EL AIRE.

- Está bien, Gaby, no tienes por qué disculparte, enserio -ensancha su sonrisa y yo quiero morirme ahora mismo. Courtney estaría orgullosa-. Ahora termina ese helado, se va a hacer tarde.



- ¿Y qué pasó después?

Suspiro, rodando por la cama de nuevo. Dejo el teléfono sobre la cama y coloco el altavoz. Mis padres, milagrosamente, has llegado temprano y están en su habitación. Llegué hace más de media hora a casa y Courtney, como si me estuviese vigilando, me llamó a penas pisé la cocina.

Pruébalo ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora