CAPÍTULO 19

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CAPÍTULO 19

Vuelvo a la realidad, consciente de que me llevan de la mano. Al observar, veo que Connor es el que me guía. Dirijo una mirada a mi espalda y con lágrimas en los ojos descubro a mi madre agachada ante mi padre, cuyo pecho no para de sangrar y está clavado por una espada. Me retuerzo. Connor me agarra con fuerza pero finalmente consigo soltarme con fiereza para reunirme con mis padres. Cuando estoy con ellos, sostengo la mano de mi padre, que me mira con tristeza.

Todo a nuestro alrededor es ruido, movimiento, sangre y muerte. Connor está a mi lado.

- Tenemos que salir de aquí majestades.- dice intentando coger a mi padre.

El Rey William hace muecas de dolor intenso y finalmente solo puede moverlo hasta un rincón algo apartado del peligro.

- Id. Tenéis que salvaros. – dice William, mirando intensamente a mi madre.

- No. – susurra ella, llorando.

- No tenemos mucho tiempo. – me susurra Connor al oído.

No puedo parar de mirar a mi padre, su sangre, su rostro, su dolor. Él me mira. Hace un movimiento con la mano que no sostengo hacia mí y de repente mi cabeza estalla de dolor.

En mi mente aparecen imágenes.

Yo en brazos de mi padre, recién nacida; todos los rincones del palacio; Ignis guiando a una niña de año y medio perdida por su propio jardín; una niña de ojos de diferente color de la mano de su querido y amado padre recorriendo el palacio y observando de soslayo a un elfo de mirada centrada, pelo rubio platino y ojos verdes y brillantes; un niño parecido a mí, jugando conmigo, ayudándome cuando me caigo y llevándome ante mis padres para que me curen las heridas.

Las imágenes cesan y vuelvo a ver a mi padre, ya casi sin fuerzas.

- Qué...¿Qué ha pasado? – pregunto mirándole.

- Ese es mi regalo para toda la vida. – dice con dificultad. – Recuerdos. Aquellos que tuvimos que quitarte para ponerte a salvo. Aquellos que yo ansiaba devolverte. Mi hija...mi pequeña...siempre he estado a tu lado y siempre seguiré estándolo.

Le miro sin comprender.

- Papá...yo... - digo antes de que mi madre interrumpa.

- ¡No hables como si fueses a morir! – grita ella llorando de angustia.

- Gelina...- cada vez le cuesta más pronunciar simples palabras.

- No...¡No! Queda mucho de tu vida. No puedes dejarme así...no ahora ... Vamos Connor, ayúdame, tenemos que salir de aquí. Irnos lejos y no volver. Te curarás y te podrás bien...

- Gelina...amor mío. – coge la cara de mi madre con la mano que no sostengo yo misma. – Un buen Rey nunca abandona a su pueblo.

- Y una enamorada nunca abandona a su amado. Y tampoco quiero hacerlo. Prefiero morir contigo, a abandonarte aquí.

Mi padre me dirige una mirada de soslayo, y acto seguido acerca la cara de mi madre a la suya y la besa en los labios.

- Ya no estarás sola...No...olvides...protegerla ... - ya no puede hablar sin jadear. – Io ti petprio Gelina Winslet.

Con esas últimas palabras, incomprensibles para mí, el Rey William Sweeney suelta su último susupiro, y cierra los ojos para descansar eternamente

- Io ti petprio...¡No! – comienza a gritar mi madre desesperada.

Observo la escena con la mano de mi padre aún entre las mías. Totalmente paralizada y con lágrimas en los ojos. Mi madre intenta moverle con mucho esfuerzo, gritando de angustia. En el último esfuerzo, cae rendida, hundiendo su rostro húmedo en el pecho de mi padre, llorando su pérdida desconsoladamente.

IGNIS; El Fénix de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora