CAPÍTULO 18
Tras el baño, Sarah me ayuda a volver a ponerme el vestido y los tacones dorados. Puesto que no hay tiempo de volver a hacerme el recogido, Sarah acaba rizándome un poco más el pelo con una sustancia extraña en un bote transparente, que sorprendentemente huele a vainilla. El olor me sube la moral, y con los tirabuzones que se forman en mi pelo, bajándome por la espalda, me veo mejor que nunca. Si Enna me viera.
Están a punto de abrir las puertas para que entren los invitados, o eso es lo que escucho de los guardias por los pasillos mientras me dirijo a la sala del trono, donde me esperan los Reyes.
Salimos de la sala del trono y acabamos en un pasillo adornado con alfombras rojas, frente a unas grandes puertas decoradas con notas musicales y claves de sol.
- Estás espléndida, hija mía – me alaga mi madre.
- ¿Preparada? – pregunta mi padre.
No pienso en Thomas, ni en Enna, ni en el dolor ni en el sufrimiento. Todo eso se me va de la cabeza al recordar la sensación de montar a Medianoche junto a Connor.
- Preparada. – afirmo con una sonrisa radiante.
Las puertas se abren y se extiende ante mí una sala enorme, en la que hay alrededor de quinientas personas, bien vestidas, con trajes que parecen medievales; que interrumpen su charla cuando nos adentramos en el cuarto.
En silencio, nos dirigimos a unos tronos más pequeños que los oficiales, a un extremo de la sala. El Rey, en vez de sentarse como mi madre y yo, queda de pie frente a todas aquellas personas.
- Hoy, es un día especial. Hoy celebramos más de una cosa. En primer lugar, celebramos la vuelta de la Princesa y heredera legítima de Ignis. – hace una pequeña pausa. – celebramos que esta familia, seguirá reinando cuando la Reina Gelina, mi esposa; y yo, William, el Rey, faltemos un día.
Hay gritos de júbilo y vitoreo, pero el Rey pronto los acalla.
- Pero hoy estamos aquí por una razón mucho más importante y especial. Mi hija, la Princesa Alysa Sweeney, cumple diecisiete preciosos años hoy. Y tenemos grandes regalos para ella. Puede entrar el primero.
Yo, sorprendida, observo la escena. Por las grandes puertas aparece Connor, más elegante que nunca, vestido con el color dorado del reino. En sus manos lleva una tiara dorada con zafiros y rubíes, sobre un cojín de terciopelo.
Mi padre me indica que me levante, y tras hacerlo, éste coge con delicadeza la tiara y me la pone sobre la cabeza. Tras esto, deja que todos me vean bien, y noto el silencio. Un silencio que significa respeto y admiración. Orgullo y alivio. Unos segundos después, Connor grita:
- ¡VIVA LA PRINCESA ALYSA!
- VIVA – le sigue el resto de invitados, junto a los Reyes.
Sonrío, y una sensación de satisfacción me recorre todo el cuerpo. Siempre he sido el bicho raro, la chica de los ojos extraños.
Aquí soy la Princesa Alysa Sweeney, heredera legítima de Ignis. Respetada y querida por todos. Y cumpliré mis obligaciones. Porque con esto, me doy cuenta de que mi futuro no solo es mío, sino también de toda esta gente y sus descendientes.
Después de que el Rey indique que seguirá habiendo sorpresas a lo largo de la velada, cada uno vuelve a lo suyo. La gente sigue charlando, riendo. Unos minutos más tarde, Connor aparece frente a mí y me pide que le acompañe, tras dirigir una breve mirada de permiso a mis padres y que éstos me respondan con otra de aprobación, me levanto y cojo a Connor del brazo para que me guíe entre la multitud.
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IGNIS; El Fénix de Fuego.
FantasyHace miles de años, cuando los humanos convivían con los seres mágicos, un humano y una Fénix crearon una nueva raza, fruto del amor. Los Luxhom (humanos de luz). Magnam Silvam es un bosque lleno de secretos en el que pocas personas que han entrado...