CAPÍTULO 20
"Tranquila princesa, todo saldrá bien"
Abro los ojos despertándome de golpe. Los susurros de Thomas en mis oídos. Su respiración en mi cuello, su piel suave, su tacto en mi cintura. Bajo la mirada para comprobar lo que me temo. Un brazo me rodea el cuerpo. Thomas. Mi Thomas. Me giro, con cuidado de no despertarle, para estar cara a cara con él...y mi mente salta a la realidad. Aún está todo oscuro. Es de noche. Estamos todos en la sala del Gran Fénix. Cierro los ojos, escuchando el sonido del agua caer en la pequeña cascada, de la fuente de Ignis, y vuelvo a abrirlos, comprobando que la persona que se encuentra delante de mí rodeando mi cintura, no es otro que Connor. "No es Thomas", tengo que repetirme mentalmente. "Es Connor. Sigue siendo Connor". Le observo con cautela. Durmiendo parece más vulnerable, menos duro.
"- ¿Entrabas en mi habitación?
- Siempre me ha gustado verte dormir"
Entiendo la paz proporciona ver dormir a alguien a quien quieres. Sientes que está a salvo. Que puedes hacer cualquier cosa por protegerlo. Le entiendo.
Su pelo blanquecino le cae en la cara y sin pensarlo dos veces, se lo aparto con cuidado. Parece un ángel. Mi ángel de la guarda. Sonrío sin darme cuenta. No podrá cuidarme siempre. Cierro los ojos con dolor. ¿Qué haré? ¿Qué me espera después de todo esto?
Le acaricio el rostro con cariño. Con amor. Me acerco, y le doy un beso en la frente, antes de volver a quedarme dormida, de frente a él.
Vuelvo a despertarme, esta vez debido a la luminosidad de la estancia. Es tarde, lo noto. Connor ya no está a mi lado. De hecho, no hay nadie en la sala. Me incorporo para sentarme en el colchón en el que he tenido que dormir esta noche y me fijo en que sigo teniendo puesto el vestido dorado de la fiesta de mi decimo séptimo cumpleaños. Me echo a un lado mi pelo despeinado y el simple sonido del agua me tranquiliza entre tanto silencio. Me levanto descalza y paseo por la sala redonda. Ignis no está en su nido, y el agujero de la cúpula en lo alto está abierto.
Me siento en el bordillo de la fuente y miro mi rostro reflejado en el agua. Me veo destrozada, los acontecimientos de las últimas semanas me han hecho madurar, pero también me han afectado emocional y físicamente. Hago un movimiento de mano, y congelo toda la fuente con mi rabia. Escondo la cabeza entre mis rodillas, agotada. Pero no lloro.
Me tranquilizo y vuelvo a escuchar el sonido del agua caer, ya descongelada.
Veo ropa al lado de mi colchón y rápido, antes de que venga nadie, me cambio el vestido por un cómodo pantalón marrón y una camiseta oscura. Me pongo unas botas altas de color negro, y salgo de la sala, dispuesta a encontrar a alguien que me dé respuestas sobre hoy.
Pero antes de doblar la primera esquina, choco con Connor.
- Hola. – digo avergonzada, cayendo en la cuenta de que hemos dormido abrazados esta noche.
- Hola, princesa. –dice, también enrojecido, pero aparentando normalidad.
- ¿De verdad después de todo vas a seguir llamándome...? – intento preguntar antes de que él me interrumpa.
- Debes ver a tu madre, Alysa. - dice preocupado.
No digo nada, y me dejo guiar por los pasillos en los que me crié los primeros dos años de mi vida.
Llegamos a la sala del trono. Está destrozada. Mi madre se encuentra arrodillada ante el trono ya casi inexistente del Rey William, totalmente congelado. No espero a que Connor diga nada para correr al encuentro de la Reina. La abrazo, consolando su lloro por mi padre, y cierro los ojos, absorbiendo su dolor.
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IGNIS; El Fénix de Fuego.
FantastikHace miles de años, cuando los humanos convivían con los seres mágicos, un humano y una Fénix crearon una nueva raza, fruto del amor. Los Luxhom (humanos de luz). Magnam Silvam es un bosque lleno de secretos en el que pocas personas que han entrado...