Capítulo 8: Absurdamente vivos

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Pasaron 2 días de agonía hasta que a Yahira se le ocurrió una idea, yo esperaba que fuera besarnos pero no, ella nunca perdió de la vista a un viejo pozo por el cual podríamos encontrar una salida pero eran muchos metros de caída y no estábamos seguro si podríamos escapar de ahí o no. El pozo no era tan ancho pero entrabamos los 2, deberíamos saltar a él y si caíamos mal podríamos morir.

-¡Ahora! Grito Yahira.

Primero salte yo para asegurarme que no haya nada que la lastime, y entre sano y salvo pero la caída fue dolorosa, en total fueron 5 metros de caída desde árbol al "pozo". Cuando Yahira salto cayó mal y se lastimó la muñeca, por suerte no morimos ya que el pozo estaba lleno de animales muertos y en descomposición quienes amortiguaron nuestra caída, con un olor espantoso en ese lugar.

-¡Mira! Hay como un pequeño túnel ahí. Me dijo sonriendo.

-Entremos, no tenemos nada que perder. Le dije.

Cuando Yahira entró, detrás de mí empezaron a caer zombis como si fuera una lluvia de ellos, recuerdo haberle gritado que saltemos, dimos un salto al túnel y en ese momento corrimos como nunca. Por el camino íbamos bebiendo de la humedad. El lugar se me hacía muy familiar luego de recorrer como unos 100 o 200 metros a pie pero no podía recordar si ya estuve en ese lugar o no.

-¿Y si descansamos? Sugirió Yahira.

-Está bien. Le respondí y nos desplomamos en el suelo.

A las 2 horas de descanso el lugar ya se estaba poniendo oscuro y vimos pasar a 2 zombis a 1 metro de distancia de nosotros y no nos hicieron nada, no lo entendí, la verdad es que hasta ahora no entiendo como no nos hicieron nada. Yahira y yo empezamos a correr después de que nos cruzaron los zombis y la pared estaba grabada con los números 666 en aerosol rojo, sabíamos que seguíamos en el bosque y que era prácticamente imposible encontrar una salida.

16 de febrero de 2013:

Estuvimos buscando la salida hasta ese día y solo encontramos una de emergencia o tal vez solo era un agujero que subía hasta la superficie. Logramos salir sanos y salvos, tan solo con algunas raspaduras. Al mirar a Yahira notaba que estaba muy perturbada, quería preguntarle que le pasaba pero, ya saben cómo son las mujeres.

Buscamos y pudimos encontrar un auto sin puertas y asientos rotos al lograr salir. El auto tenía algo de combustible pero no mucho, el indicador de combustible estaba a 1 cm de la E y eso no era nada bueno en ese momento. No podíamos creer que estábamos vivos pero por alguna maldita razón lo estábamos.

-¿Qué te pasa? Le pregunte a Yahira.

-Me duele la muñeca, me duele mucho. Respondió.

En ese momento el silencio se adueñó de ella y yo sospechaba sobre su muñeca, estaba vendada desde hace días y no era que se quebró muy mal al tirarse del árbol.

Luego de unos minutos caminando Yahira pregunto.

-¿Que es lo que está por allá?

-¡Es una cabaña, vamos! Respondí feliz de encontrar un lugar donde descansar sin correr riesgos altos.

Llegamos a la cabaña y vimos mucha sangre derramada en el suelo y no teníamos las armas, las habíamos perdido en el camino o al brincar, no recuerdo muy bien lo que paso.

-Hola. ¿Hay alguien aquí? Grite para verificar el lugar.

Nadie respondió y Yahira tenía mucho miedo.

-Entremos. Dije.

Al entrar vimos a un anciano al lado de una ventana, no le dijimos nada y fuimos hacia el sigilosamente. El estaba dormido y parecía estar indefenso en ese momento, digo en ese momento porque todavía no habíamos visto su hacha de 1.30 metros. El anciano loco despertó 10 minutos después de que llegamos y cuando nos vio le agarro como un ataque de pánico y fue ahí cuando agarro su hacha e intento degollarnos de sorpresa. Yahira lo vio y me advirtió gritando que él estaba atrás mío con un hacha, rápidamente me salte hacia mi derecha pero el igual pudo lograr insertarme su hacha 5 cm en el borde de mi espalda y luego la saco de ahí para intentar matar a Yahira creyendo que yo ya estaba muerto. Ella intento tirarle un cuchillo en la cabeza pero tenía pésima puntería, por desgracia el anciano no. Logro clavarle el hacha en el brazo dejándola clavada contra la pared, luego fue lentamente hacia ella con una mirada de maniático y diciendo que nos comería, Yahira gritaba auxilio y suplicaba piedad pero al anciano no le importaba nada solo quería comernos. Mientras Yahira gritaba yo agarre el cuchillo que ella tiró y sabía que tenía solo una oportunidad para matar al viejo así que rápida pero silenciosamente me pare sosteniéndome de los objetos que encontraba, camine sigilosamente unos 5 pasos, levante mi mano teniendo el cuchillo apretado en mi mano de forma horizontal dejando la punta abajo y cuando el anciano saco el hacha del brazo de Yahira para degollarla, yo le calve el cuchillo exactamente en el centro de su cabeza. Yahira quedo muy agradecida conmigo pero de todas formas quería quitarme el cuchillo para suicidarse y yo la empujaba diciéndola que estaba loca y que se calme pero no entendía y tuve que recorrer a algo que no quería hacer: la abofetee tan fuerte que se desmayo. No estoy orgulloso de hacer eso pero tampoco estoy arrepentido.

Al día siguiente Yahira despertó con el brazo infectado pero solo por la herida, no por la infección. Se podía ver cómo salía el pus y la carne que estaba totalmente podrida, me dieron ganas de vomitar al verlo, era totalmente asqueroso y sabía que le dolía mucho y también que tenía suerte por no tener gran parte de mi espalda infectada. No teníamos ni el más mínimo sentido de estar vivos pero desgraciadamente lo estábamos y teníamos confianza en que en minutos ya no lo estaríamos porque se escuchaban a muchos zombis detrás de la cabaña, eso nos emociono y no era raro porque obviamente ya queríamos morir.

Memorias De Un Sobreviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora