Capítulo 2: Un Abismo de Miedo

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Ya estaba demasiado asustado para continuar pero no podía parar ya se estaba anocheciendo y el camino seguía y seguía, todavía no había encontrado un lugar seguro y ya tenía en mente que eran difuntos que han vuelto a la vida los que deambulaban por ahí.

Unas 3 horas después el camino termino junto con la gasolina de la moto y el camino que había tomado solo conducía a un cementerio, para aumentar la mala suerte la noche ya empezaba a reinar. Encontré una pequeña caseta del guardia del cementerio, afortunadamente estaba sola, así que entre y me encerré.

03:45 am, a esa hora empecé a escuchar ruidos tenebrosos, empecé a sospechar que era uno de esos difuntos, quería ver que era pero si prendía la linterna tal vez atraía más zombis así que no me atreví a prenderla.

Amaneció y yo estaba exhausto, no dormí en toda la noche, estuve alerta todo el tiempo y no me olvide que estaba alado de un cementerio donde había miles de muertos enterrados, supuse que la infección solo afecta a los vivos porque los muertos ya no responden a nada, seguían enterrados pero eso no quiere decir que no pudiera haber algunos de ellos deambulando por ahí. No sabía qué hacer, si irme y exponerme a los zombis o quedarme a salvo por unas horas o minutos más, lo pensé un rato pero luego entre en razón y salí a buscar un lugar más seguro que una carretera que se encuentra a 50 metros de un cementerio tan grande como los senos de mi hermano, no me equivoco al escribir "senos de mi hermano", desgraciadamente no.

Salí en busca de un lugar seguro y como la motocicleta no tenia gasolina la lleve a mi costado, tenía en mente ir a una estación de servicio que vi a 2 km de donde había parado, cuando cruce en frente de ella por primera vez la estación se veía desierta pero no me engañaba, estaba consciente de que podría a ver algunos zombis en ese lugar. Al llegar a la estación de servicio pude llegar a oír uno llanto en el baño de mujeres:

-¿Quien anda ahí? Pregunte.

-¡Auxilio por favor! Grito "ella", era una mujer. No tuve tiempo para responderle, entonces agarre una maza de metro y medio que encontré en el suelo y rompí la puerta que por cierto estaba abierta.

-¿Señora se encuentra bien? Pregunte viendo a la señora morena de color y de edad similar a la de 60 años tirada en el suelo.

-¿Se encuentra bien? Pregunte nuevamente.

-No, no mire mi hombro. Respondió.

-¡O por Dios! ¿Qué le paso? Le pregunte.

-Una de esas cosas me mordió, quería comerme, por suerte encontré la maza que usted tiene y le di en la cabeza, lo decapite pero no murió. Respondió desesperada y poniéndose más pálida de lo normal.

Fue ahí cuando todo se ordeno en mi mente, era claro que son Zombis, y como en las películas una mordida y te haces uno de ellos. Dejé sola a la señora, ya no había nada que hacer por ella, cargué la moto y empecé a buscar personas vivas y sanas.

24 de diciembre del 2012.

Pase la noche en una cafetería de 2 pisos que tenía rejas muy altas y resistentes que me servirían de barrera por unos días, suficiente para que ideara algo para escapar de aquí e ir a un lugar seguro.

Unos minutos después de que desperté, Salí a fuera a vigilar un poco y a tomar aire fresco pero cuando salí me encontré con una sorpresa, gran parte del portón estaba roto y había como 5 o 6 zombis en el patio por suerte entre a la cafetería antes de que lograran verme, agarre la motocicleta junto con las armas, salí afuera y me fui a la parte trasera de la cafetería llevando la motocicleta a mi costado. Mi idea era salir a toda velocidad por la parte rota del portón e irme a otra parte donde pueda descansar pero cuando salí de la parte trasera de la cafetería me esperaron unas docenas de zombis a fuera del patio, no tenía escapatoria y para colmo todos venían padeciendo sed de sangre hacia mí.

Memorias De Un Sobreviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora