Capítulo 22: Hora de morir

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Todo iba perfecto, estaba en el mejor momento dentro de todo el asunto de los zombis pero todos sabíamos que el momento de alegría terminaría pronto.

Todavía me sentía culpable por abandonar a Nicholas y al otro pero debía hacerlo o sino probablemente sería el quién me mataría.

Habíamos parado en un colegio, donde había agua y algo de comida. El único problema era que habían muchos infectados ahí, por suerte en la camioneta Marcos tenía armas: 1 escopeta calibre 12, muy común, un fusil M4A1, una Uzi y 2 revólveres magnum .45, de los cuales uno no tenía balas. Marcos consiguió todas esas armas robando una tienda de armas un mes después del trágico incidente de los zombis.

Nos instalamos en la planta baja del colegio porque si había un ataque zombi o cualquier otro problema, teóricamente salir se nos haría más fácil.

Luego de 2 días sin problemas en el colegio, una fuerte tormenta nos azoto con un viento muy fuerte y una lluvia imparable, parecía como si el colegio se venía abajo, daba tanto miedo con los zombis; y hablando de ellos, poco a poco fueron apareciendo. La tormenta había tumbado algunas puertas y ventanas por lo cual los zombis entraban sin problema.

Intentábamos salir a correr pero la tormenta era muy fuerte y hacía que los zombis se enfurecieran. Además no se veía nada, solo agua y más agua... y más agua. Pero a un corriendo un gran riesgo, decidimos abandonar el colegio lo antes posible. Intentamos despertar al inservible drogadicto, pero ya era tarde, murió por causa de la mismísima droga... Pobre infeliz. Al menos murió haciendo lo que le gusta y no sufrió.

Fuimos a parar con la desconocida a una tienda cálida, seca y según parecía también era segura.

La mañana siguiente nos encontramos con un hermoso día, la lluvia había cesado y nos trajo como recompensa del daño que hizo ese lindo pero fatal día. Para comenzar la neblina o "gas" ya se veía, supongo que estaba a 150 o 200 metros de distancia de nosotros, pero se calculaba que en menos de una hora toda la ciudad estaría cubierta de ella. Debíamos darnos prisa para poder ir con el Dr. y salir de la ciudad y de repente vimos a un autobús cruzar frente a nosotros, lleno de gente. Hicimos señas y gritábamos pero el autobús no paro. Luego vimos cruzar a otro, este si paro. Nos subimos y nos acomodamos. La desconocida iba muy incómoda, me había contado que cuando viajaba con mucha gente a su alrededor, o cuando se amontonaba con personas, se descomponía y le agarraban ganas de vomitar. Definitivamente no necesitaba saber eso.

Todo iba bien, desafortunadamente toda "Iba" bien. Todos en el autobús dormían y de golpe el autobús paro tirándonos a todos al suelo: Nuevamente los zombis eran el problema y no solo ellos, sino que una capa de gas blanco los iba cubriendo por sus espaldas. El otro autobús fue automáticamente cubierto por la inmensa capa de gas que se acercaba, el conductor del autobús donde íbamos nosotros, logro dar vuelta el vehículo a tiempo y tratar de escapar del gas.

Había un religioso en medio de todos, empezó a hablar de Jesús y a rezar. Rápidamente todos empezaron a hacer lo mismo. De pronto se escucho un tiro, gritos y llantos. Un hombre se pego un balazo en la sien y no fue el único, 4 personas más se suicidaron, entre ellas, Marcos.

Mierda, es tanta la presión que esta sobre mí. Soporte tantas cosas, viví tantas experiencias horribles, aún tenía que llegar al Dr. casi me volví loco y ni siquiera había decidido quitarme la vida. No es mi culpa que tomé esta decisión: Tengo a mí disposición las armas que anteriormente me dieron (Y si fuera poco, mí amada Casull, aunque sin balas nunca la dejaré) pero también tengo una navaja que acabo de quitar al cadáver de un tipo, no tengo mucho tiempo antes de que todos moramos trágicamente.

El tipo quitó al conductor todo espantado y llorando, y me dijo que conduciría lo más rápido al hospital donde se encuentra el Dr.

Dio la vuelta y entre tantos baches y zombis arrancó y dijo que no estaba lejos. Arrancó lo más rápido que pudo, que creo fue mala idea porque había un zombi gordo, demasiado gordo diría yo, ¡parecía un zombi como de mil kilogramos! Yo grité que tuviera cuidado pero él pensó que podría derribarlo fácil... Lo cual no fue así.

Chocamos contra él, en eso nos tambaleamos, el camión se volteó y empezó a dar vueltas hasta parar. Entre esos titubeos no se me ocurrió nada más que abrazar a la niña para protegerla.

Despertamos y los zombis se acercaban, yo caí sobre mi espalda y me dolía mucho pero era tanta la adrenalina que lo ignoré. El tipo y yo ayudamos a la niña a salir, y corrimos, el tipo me dijo que lo siguiera, y como la niña corría muy lento la cargué incluso con el dolor en mi espalda, solo sentí como la niña me abrazaba con sus pequeños bracitos a lo largo de mi pecho y cuello, me sentí raro, nadie me había abrazado, y me sentí como cualquier hermano que haría lo que fuera necesario para proteger a su pequeña hermanita. Me llené de valor y corrí como nunca.

-Es aquí, rápido, vamos dentro. Gritó el tipo mientras abría la puerta y la atrancaba con las llaves y su escopeta por dentro.

Corrimos y empezamos a buscar al Dr. Hofstadter gritando su nombre, se escuchaba un eco inimaginable, estaba todo literalmente solo y destrozado, que no dudó en aparecer con su equipo de ayudantes y biólogos. Le resumimos lo que pasó, o al menos lo que dijo Paola.

-Tardaron mucho en llegar. Dijo el Dr.

-Como si eso fuese tan fácil de hacer. Repliqué.

-Ni tanto, véame, mi equipo y yo llegamos aquí sin un rasguño, y las paredes y ventanas están bien fortificadas. Nada puede entrar ni salir. Nos dijo.

En eso empezamos a decirle que qué es lo que podíamos hacer, y entonces él explicó que tal vez podía hacer algo. "Tal vez" es lo que no quería escuchar, bueno, da igual, estoy tan jodido y demacrado que me vale todo lo que pase ahora, me valía si moríamos o vivíamos, pero yo ya prefería morir.

Me explicó en pocas palabras lo que hacía con los demás virus y bacterias, que tenía que tomar su sangre, colocarla en una solución Bóffer la cual separaría los eritrocitos de los linfocitos y plaquetas. Él solo se quedaría con los puros linfocitos (Glóbulos blancos). Él haría dos soluciones, en una colocaría los eritrocitos que tengan el prión y las estudiaría para ver qué es lo que hacen las células para no morir, y en la otra los linfocitos, como son la línea de defensa contra el prión, ver cómo los elimina del organismo, con base a eso crear la cura. Pero había un pero. La niña tenía que morir...

Memorias De Un Sobreviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora