Capítulo 3: De Mal en Peor

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No sabía qué hacer, solo con mirar a esos caníbales se me ponían los pelos de punta, es muy diferente verlos en películas que verlos en frente tuyo. Debía pensar algo rápido y recordé ver un antiguo desagüe que conducía hacia el centro de la ciudad en la cafetería, no tenía mucho tiempo antes de que los zombis entraran así que me puse en acción y rompí la ventana del patio trasero para entrar y fui directo hacia el desagüe claro que en el camino tuve que eliminar alguna de esas cosas pero logre entrar sano y salvo... El lugar estaba lleno de telarañas, polvo y moho por todos lados, lo que hacía difícil el acceso. Había pequeñas ventilaciones cada metro por lo que había un poco de claridad pero de todas forma usaba mi linterna en algunas ocasiones.

Al fin había llegado al final del camino donde se encontraban unas escaleras de cómo de 40 metros de altura, y me di cuenta de que eso no era un desagüe pero no le di importancia y salí afuera. Jamás me sentí tan bien por inhalar aire fresco, pero cuando mire a mi alrededor me di cuenta de que nuevamente estaba en la cafetería, solo di una vuelta en círculos. Maldita ironía, el final era donde partí. Esta vez eran más zombis lo que estaban a mi alrededor pero no estaban adentro de la casa solo la rodeaban y eso me dio tiempo de idear un plan muy arriesgado: Mi motocicleta seguía con gasolina pero no mucha, calculaba que a la motocicleta se le acabaría la gasolina en 6 o 7 minutos así que abrí la puerta de la cafetería para que algunos zombis me vean y entren para de despejar un poco el lugar y luego subí al techo a disparar a algunos, con eso había despejado el camino pero aún quedaban como mil zombis afuera pero no podía arriesgarme a estar más tiempo y salte a mi motocicleta a la cual erre y me torcí el tobillo con la caída pero logre subir a la moto y marchar.

Irónicamente se me había acabo la gasolina cerca de un colegio y no estaba solo, sino todos los alumnos del colegio estaban ahí, todos eran zombis, de los maestros a los alumnos más chicos y todos venían hacia mí y solo me quedaban 12 balas calibre .45 para la Colt y no podría matar a todos con 12 balas, sin mencionar que tarda bastante en recargarse, y para colmo tampoco podía correr, todo gracias a mi error de brincar y caer mal. Eso no fue lo peor, cuando intente moverme golpeé a la motocicleta y se cayó sobre mi pecho, ahora ni si quiera podía moverme. Al menos sería una muerte digna, y dolorosa.

Ya me había despedido de este mundo cuando escuche el ruido de una llanta frenando seguido de muchas balas, yo solo cerré mis ojos, empecé cuenta atrás restando 7 a mil hasta que llegué al 951 escuche una voz fina y delicada:

-¿Vienes? Esa pregunta fue la que tanto esperaba.

-¿Quién es usted? Pregunte abriendo mis ojos. Ella tenía pelo castaño, lindo cuerpo y ojos, voz sutil, etc. Parecía no tener ningún defecto...

-Una chica, luego me lo agradeces. Me respondió quitándome la moto de encima.

-Trata de subirte a mi camioneta, yo te ayudo, está a solo 3m de aquí. Ah por cierto, soy Yahira.

Subí sin problemas a su camioneta y me vendó el pie lastimado. Ella me hizo preguntas todo el camino pero yo les habré respondido 2 como máximo, es que en ese momento no le tenía mucha confianza y por otro lado estaba cansado.

-¡Mierda! Gritó ella golpeando su cabeza contra el volante.

-¿Qué pasa? Le pregunte mirándola fijamente a esos bellos ojos que tenia.

-Zombis, nos tienen rodeados. Respondió.

Miré por la ventanilla y había como mil zombis alrededor del auto a una distancia próxima a la de 10 metros.

-¡Acelere!... Le grité.

-De nada servirá, son muchos. Me respondió poniendo un gesto de tristeza en su rostro.

Intente consolarla, pero en menos de lo que parpadea flash el auto se movía de un lado para el otro por causa de esos zombis. Yahira intentó sacar su mano para matar a algunos pero por poco un zombi le arranca la mano de una mordida.

-No hay escapatoria. Dije yo con un tono tranquilo y gesto relajado.

-¿Por qué tan tranquilo? Preguntó sorprendida.

-Me fui insensibilizando en el trayecto, mi familia está muerta para mí, ver a mi mejor amiga y abuela muertas, hizo que el trauma se fuera por completo, por suerte ya no tengo nadie que llore sobre mi tumba.

-Todos perdemos a alguien, lo siento tanto. Me respondió mientras luchaba por acelerar.

Ella peleó bastante hasta poder agarrar control de la camioneta y acelerar. Cuando logró salir de esa multitud de zombis hambrientos se salió la rueda trasera de la camioneta, exponiéndonos otra vez a esa multitud de zombis. Que puta vida la que nos toco vivir .

Memorias De Un Sobreviviente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora